Relación entre cine y política en EE.UU. tras el 11-S

por Alfredo E. Sáez Pérez de la Lastra

 

Hollywood siempre ha servido para explicar el ideario político del gobierno y el pueblo estadounidense al mundo. En momentos de paz, para recordarnos las bondades de su american way of life y, en épocas más difíciles, para vender y justificar sus actos. Muchas cosas cambiaron después del 11 de Septiembre de 2001, pero ésta no fue una de ellas. La máquina de la propaganda funcionó a pleno rendimiento en las postrimerías del fatídico atentado. Al menos hasta que la degradación de la imagen del gobierno de George W. Bush alcanzó tal punto que asistimos a un movimiento interesante: el resurgir del cine crítico, especialmente del género documental, que se habría paso desde las sombras hacia la comercialidad. Comenzaban a aparecer cintas con un contenido político cada vez más atrevido. Una evolución que continuó hasta la llegada de Barack Obama a la presidencia. Con una nueva imagen limpia y llena de esperanza al frente de la nación, Hollywood ya podía volver a servir sin recelos a la ideología del gobierno. Se cerraba el círculo.

 

Propaganda en el cine post 11-S

Tras el atentado de las torres gemelas el pueblo norteamericano se entregó a la unidad, al heroísmo patriótico para afrontar el trauma de ver herido a ese otrora gigante invulnerable. Unidad contra un enemigo externo y conocido al que se debía derrotar aunque para ello hubiese que sacrificar algunas cosas. Los cines se inundaban con películas que promovían más que nunca el patriotismo, el heroísmo y la justificación de la guerra en la que el país se embarcaba. Toda una tradición. Por ejemplo, en su época el clásico Casablanca (1492) buscaba convencer a la sociedad americana de la necesidad de ayudar a las potencias europeas en la lucha contra el nazismo. Para ello nos presentaba a un protagonista que decide dejar de actuar egoístamente, renunciando a su amor, para tomar partido y ayudar a la resistencia. En el camino entablará una nueva amistad con un policía francés que escenificaba perfectamente la alianza entre la oposición francesa al nazismo y los EE.UU.

La presencia del anteriormente citado mensaje recurrente en las producciones norteamericanas de principios de siglo tiene su principal origen en el encuentro entre Karl Rove, consejero del entonces presidente Bush, con un numeroso grupo de altos cargos de la industria del cine[i]. Según el propio Rove durante la reunión se habló de fomentar el apoyo a las tropas y a sus familiares y sobre la necesidad de mostrar que la guerra en Afganistán no es contra el islam sino contra el terrorismo. El portavoz de la Casa Blanca recalcó que no pretendían influir en las películas e indicó que “La Casa Blanca comparte con la industria del entretenimiento los temas que se están transmitiendo aquí y en el extranjero: tolerancia, coraje y patriotismo.”

En los meses posteriores al atentado se estrenan varias películas que sirven de ejemplo perfecto a lo expuesto. Quizás uno de los casos más obvios sea el film Cuándo éramos soldados (We Were Soldiers, 2002) en el que podemos observar una representación optimista de la guerra de Vietnam, centrándose en la victoria estadounidense en la batalla del valle de Ia Drang. Varios pasajes de la película son especialmente reveladores, como la última frase de uno de los soldados: “Estoy orgulloso de morir por mi país” o la conversación entre el protagonista, interpretado por Mel Gibson, y su hija donde el padre le explica que la guerra es necesaria y debe ir a luchar. Pero en la película no solo aparecen mensajes patrióticos y pro-bélicos, otro aspecto destacable es que la obra arranque con una voz en off donde el narrador afirma: “esta historia es un homenaje a los jóvenes norteamericanos… y también un tributo a los jóvenes del ejército popular de Vietnam que murieron a nuestras manos en aquel lugar” en un claro intento de corrección política, pues ese “respeto” hacia el enemigo era una de las claves del mensaje del gobierno para no dar una imagen demasiado negativa. Es fácil relacionar estos fragmentos con los temas que se trataron en aquella reunión entre ejecutivos de cine y miembros del gobierno. Otras películas de corte bélico de la época como Windtalkers (2002) o El último samurai (The Last Samurai, 2003) incurren en ideas similares aunque de forma menos burda. Un caso peculiar es la serie 24 (2001-2010) en la que se narran las aventuras de un agente de la Unidad Antiterrorista de Los Ángeles. Conviene destacar que se estrenó en noviembre de 2001, por lo que gran parte de las tramas y planteamientos iniciales debieron escribirse sin influencia del 11 de septiembre. De todas formas es resaltable que el protagonista, Jack Bauer, se nos muestre como un héroe capaz de realizar actos moralmente cuestionables, como el empleo de la fuerza para obtener información terrorista, por el bien de la nación.

Spiderman (2002) fue una de las cintas más afectadas por el 11-S. Durante 2011 la película se promocionó con un tráiler donde el héroe detenía a los atracadores de un banco al tejer una telaraña entre las dos torres. Además de retirar el teaser y varios carteles promocionales, tras el atentado se tuvieron que eliminar digitalmente la presencia de las torres gemelas[ii] y rodar algunas escenas nuevas[iii]. Se sabe que al menos dos escenas de marcado corte propagandístico no se encontraban en el primer guion[iv]. En la primera el villano está apunto de asestar un golpe mortal al protagonista cuando un grupo de ciudadanos comienzan a lanzarle objetos. “Si te metes con él te metes con todos nosotros” dice uno de ellos. Un mensaje de unidad que es aún más interesante si nos damos cuenta de la presencia de hombres de varias razas que se unen contra un enemigo común: un terrorista que pretende atacar en la ciudad de Nueva York. La otra es la última secuencia donde el arácnido se posa sobre una enorme bandera americana antes de que aparezcan los títulos de crédito. Dos fragmentos de la película que buscaban apelar al patriotismo y elevar la moral de los ciudadanos en unos momentos difíciles.

Sin embargo, lo más llamativo de la reacción de la industria del cine a los movimientos políticos producidos tras el atentado del World Trade Center aún está por llegar. En pocos meses Hollywood pasó de ser el gran aliado de la administración Bush a ser su mayor azote.

 

Cine de oposición

Dos eventos claves provocaron la agitación de la industria audiovisual norteamericana: el recorte en las libertades y derechos individuales en pos de la seguridad (mediante la promulgación de la USA Patriot Act) y la invasión de Irak a principios de 2003. Estos sucesos espolearon al ala más liberal de Hollywood provocando la aparición de numerosas películas con un claro contenido crítico.

Fahrenheit 9/11

Sin lugar a duda el ejemplo más representativo del cine de oposición durante la administración del gobierno norteamericano es Michael Moore. Su película Fahrenheit 9/11 (2004) se convirtió rápidamente en la punta de lanza del renacer del documental con vocación crítica. Al amparo de su éxito han aparecido films como Loose Change 9/11 (2005) o Zeitgeist (2007) con una temática similar aunque en clave más conspiratoria.

El estreno de Fahrenheit 9/11 en EE.UU. no estuvo exento de polémica. Después de que la productora de Mel Gibson se echara atrás por presiones políticas y renunciara a financiar la película, la producción y distribución corrió a cargo del mayor magnate de la industria, Harvey Weinstein,  a través de su productora Miramax, división de cine indie de Disney. Es interesante resaltar que Weinstein es un reconocido simpatizante del partido demócrata, para el que ha llegado a organizar cenas de recaudación de fondos entre famosos a las que acuden los más altos cargos del partido[v]. Al conocer la existencia de la cinta los ejecutivos de Disney presionaron al estudio y bloquearon su estreno alegando que podía ser contraproducente para la imagen de la compañía[vi]. La película ve finalmente la luz tras meses paralizada cuando Disney vende los derechos. Aunque esta no fue la única traba a la que el film tuvo que hacer frente. Recibió una clasificación por edades R, que impide a los menores verla si no van acompañados por un adulto.

La obra es un claro ejercicio de propaganda en contra del entonces presidente de los EE.UU. George W. Bush, producida para estrenarse en fechas cercanas a la campaña electoral de 2004. El propio autor destaca esta característica en numerosas entrevistas: “Sólo espero que ese embaucador y fraudulento presidente sea expulsado de la Casa Blanca… Hago estas películas para dar información y potenciar la democracia. Quiero que mis conciudadanos vean, reflexionen y tengan sus propias ideas. Y luego voten en conciencia.”[vii]

La primera parte del documental es una breve pieza dedicada a comentar las polémicas elecciones de 2000 en las que George W. Bush alcanzó la presidencia entre acusaciones de irregularidades en el conteo de votos. Al margen de entrar en el debate sobre la veracidad o falsedad de estos hechos, los datos que el Sr. Moore maneja para refutar la versión oficial de la historia son realmente interesantes porque ejemplifican la endogamia de los círculos de poder. Después de que el resto de cadenas anunciaran la victoria demócrata en Florida, el canal Fox fue el primero en afirmar que el partido republicano había ganado en ese estado. Lo interesante es que el hombre al mando de la cadena era el primo de Bush. Además el gobernador de Florida era su hermano y la directora de su campaña electoral fue quien contrató a la empresa encargada del recuento de votos y la gestión del censo electoral. La película se centra en las supuesta modificación del censo que impidió a numerosos afroamericanos votar en el estado clave de Florida y muestra imágenes en las que varios representantes negros pedían la impugnación de los resultados durante la sesión que debía confirmar la nueva presidencia.

Menos de un año después de la victoria electoral se produce el mayor ataque terrorista de la historia del país. Al contrario que en la mayoría de los documentales similares, en Fahrenheit 9/11 no se hace responsable directo del 11-S a la clase dirigente norteamericana; más bien se achaca a la inoperancia y pereza de la administración: Moore denuncia que Bush estuvo de vacaciones el 42% del tiempo entre su ascenso al poder y el atentado contra las torres gemelas y que no mantuvo ninguna reunión con los responsables de seguridad nacional en ese tiempo a pesar de que se le llegó a indicar que Bin Laden pretendía atacarles secuestrando aviones. Lo que sí da a entender Moore, a través del encargado de la oficina antiterrorista de la época Richard Clarke, es que fue este desgraciado incidente la oportunidad que el entorno del presidente estaba esperando: “-Usted llega el 12 de Septiembre dispuesto a preparar la respuesta, ¿qué le dijo el presiente ese día? -Nos dio a mi equipo y a mí indicaciones muy claras de que quería que volviéramos con la conclusión de que detrás del 11-S había una mano iraquí, porque habían estado planeando hacer algo con Irak antes de acceder al poder” Durante esta segunda parte del documental se centra en explicar las relaciones comerciales entre los Bush y la familia real de Arabia Saudí. Basándose en estos datos especula con que desviar el centro de atención a Irak era fundamental para evitar una investigación que pudiera poner en tela de juicio al presidente y su familia. Pero los norteamericanos no hubieran comprendido que primero se atacara a Sadam, cuando la relación entre Al Qaeda era más obvia con otros países. Entonces se aborda la guerra de Afganistán, y las antiguas relaciones entre la empresa petrolera Unocal, los Bush y los talibanes y cómo su derrocamiento permitió la ansiada construcción de un gasoducto. En todo esto se observa cómo los dirigentes del país se preocupan constantemente por sus intereses por encima de todo, llegando a organizar guerras que cuestan cientos de vidas con tal de asegurar su posición dominante.

“Acabada la guerra de Afganistán y olvidado Bin Laden, el presidente de la guerra tenía un nuevo objetivo: el pueblo estadounidense” dice el director. Utilizar el miedo para gobernar es una estrategia que se ha usado en muchas ocasiones: mediante un clima de amenaza constante un gobierno puede conseguir que los ciudadanos le entreguen más poder para protegerlos. El Sistema de Advertencia de la Seguridad Nacional de Estados Unidos se encontraba constantemente en niveles amarillo o naranja, provocando la sensación de que podrían ser atacados en cualquier momento. En esta situación el gobierno promulga, con la aprobación del partido demócrata, la USA Patriot Act que aumenta los poderes del estado y permite al gobierno, entre otras cosas, vigilar las comunicaciones de todos los ciudadanos. Sirviéndose de lo ocurrido la administración de Bush actuó hábilmente para poder controlar con mayor facilidad al pueblo; simplemente fue la oportunidad perfecta para aumentar su poder sin que la gente protestara. Con relación a este asunto el documental habla con varios congresistas sobre la aprobación de esa ley: “No leemos la mayoría de los proyectos de ley. ¿Tienes idea de lo que supondría que leyéramos todas las leyes que aprobamos?” Esta curiosa declaración muestra la situación del modelo político actual en la que los miembros de un partido firman prácticamente cualquier cosa que le digan sus dirigentes.

El último tramo del film presta especial atención a cómo afectan estas guerras a los ciudadanos. Mientras que prácticamente ningún político tiene familiares en Irak, Moore observa que la mayoría de los soldados son de zonas marginales. Ante la dificultad de ganarse la vida de otra forma, muchos jóvenes optaron por alistarse en el ejército, poniéndose al servicio de los dirigentes en sus guerras particulares, en las que lo único que buscan es salvaguardar sus propios intereses y los negocios de su familia. La película acaba con una reveladora cita de 1984 de George Orwell:

“No se trata de si la guerra es real o no, la victoria no es posible. No se trata de ganar la guerra, sino de que ésta sea constante. Una sociedad jerarquizada solo es posible si se basa en la pobreza y en la ignorancia. En principio, el fin de la guerra es mantener a la sociedad al borde de la hambruna. La guerra la hace el grupo dirigente contra sus propios sujetos y su objetivo no es la victoria, sino mantener la propia estructura social intacta.”

V de Vendetta

En los años posteriores la imagen del gobierno se va degradando. Llega un momento en el que el cine más comercial pierde el miedo a albergar opiniones críticas con la administración del país, buscando así contactar con el cada vez mayor número de ciudadanos contrarios a su labor. El estudio Time Warner, uno de las mayores compañías de cine desde hace décadas, estrenaba en todo el mundo V de Vendetta (V for Vendetta, 2006). La cinta es una adaptación del cómic homónimo publicado entre 1982 y 1988. Mientras que la obra original es un alegato en favor de la anarquía y una crítica al gobierno conservador de Margaret Thatcher la película modifica dicho mensaje para adaptarlo a la situación del mundo posterior al 11-S.

La película nos presenta un futuro ucrónico en el que Inglaterra se encuentra bajo un régimen dictatorial ultraconservador, estableciendo similitudes entre dicho gobierno y algunas actitudes de la administración norteamericana de la época. En esa nación el miedo es una herramienta empleada para someter a la sociedad hasta que el terrorista revolucionario conocido solo como V, ataviado con una máscara de Guy Fawkes, entra en acción. Tras volar el Old Bailey, el Tribunal Penal Central inglés, nuestro protagonista se cuela en una cadena de televisión para hablar al pueblo y pedirles que piensen en su situación, en cómo el gobierno les controla y decidan si quieren seguir así. Termina pidiéndoles que dentro de un año, coincidiendo con el 5 de Noviembre, aquellos que quieran cambiar la  situación se reúnan con él a las puertas del parlamento. A lo largo del siguiente año V asesina a varios miembros del partido relacionados con el campo de concentración Larkhill en el que él estuvo retenido. Mientras tanto, dos investigadores del régimen intentan capturar a V pero descubren por el camino la verdad detrás del ascenso al poder del partido fascista: hace años propagaron un virus que mató a miles de personas. Gracias a la alarma generada ganaron las elecciones prometiendo seguridad a cambio de sumisión y haciéndose ricos por el camino. El 5 de Noviembre V culmina su obra matando al líder y volando el parlamento, frente al que se congregó una multitud dispuesta a ver nacer un nuevo mundo.

En la primera escena presenciamos la captura y ejecución del conspirador católico Guy Fawkes, quien pretendía volar el parlamento. La conspiración de la pólvora, como fue conocida, buscaba derrocar al Rey protestante Jacobo I y sustituirle por un monarca afín a Roma, debido al malestar de los católicos por las continuas persecuciones que sufrieron durante su reinado. El protagonista emplea una máscara con el rostro de Fawkes para representar un ideal antigubernamental, pero también de integridad y en contra del absolutismo y la intolerancia. Además el aire teatral que ésta le confiere ayuda a provocar un efecto comentado en la propia película: la supremacía de los ideales por encima de las personas, transformando a V en un icono en el que cualquiera se puede convertir.

La crítica a la administración Bush es el tema central de la película, ya sea directamente o mediante detalles que pueden pasar desapercibidos. Por ejemplo, el lema del régimen es “Fuerza a través de la Unidad, Unidad a través de la Fe” siendo la unidad contra el enemigo común el motivo esgrimido para la promulgación de la USA Patriot Act o un elemento empleado para atacar a quienes no compartían las acciones del gobierno.  De hecho, en una ocasión el líder llega a afirmar: “La duda lleva al caos” para arremeter contra los que le cuestionan. Conviene aclarar que en el cómic original el eslogan hacía referencia al término “Pureza” en vez de a “Unidad”. Cuando la coprotagonista, Evey, sale a la calle observamos que hay un toque de queda “de color amarillo”, una curiosa referencia al Sistema de Advertencia de la Seguridad Nacional de Estados Unidos que se ha apuntado antes en el comentario de Fahrenheit 9/11. Varios policías la encuentran e intentan abusar de ella cuando V hace aparición citando a Hamlet: “… ¿Cuántas veces, con el semblante de la devoción y la apariencia de acciones piadosas, engañamos al diablo mismo?” Una frase no colocada a la ligera, pues veremos en el posterior desarrollo de la película cómo el partido fascista Fuego Nórdico alcanzó el poder engañando a los ciudadanos de Inglaterra mediante el terror y haciéndoles creer que todo se hacía por ellos. Otro detalle interesante es que, como respuesta a los primeros ataques de V, un miembro del partido comente que han decidido aumentar los controles aleatorios y las escuchas, dos de las acciones que el gobierno realizaba legal y rutinariamente gracias a la USA Patriot Act. Posteriormente, Evey habla a V de su infancia y de sus padres. En los flashback vemos imágenes de una manifestación contra el partido fascista que se corresponden con escenas reales de manifestaciones de 2003 en las que se protestaba por la guerra de Irak.

Como se ha comentado antes, el paralelismo entre el gobierno de esa Inglaterra distópica y el de EE.UU. es el mecanismo escogido para criticar las actuaciones del ejecutivo. Hacia el final de la película descubrimos toda la historia de voz del protagonista: “Esta historia comienza con un joven político del partido conservador que no respeta las reglas del juego… Al final su partido presenta un proyecto especial en nombre de la seguridad nacional…” son claras referencias a la noche de las elecciones del año 2000 y a la USA Patriot Act, las primeras piezas de un engranaje que llevarán a un objetivo mayor. La película se apunta a la teoría conspiratoria al afirmar: “Un virus empleado para atacar al propio país, un virus que puede matar a media población y dejar sus riquezas intactas… Al principio creían que buscaban armas biológicas a cualquier precio, pero el objetivo era el poder, la dominación… Si el gobierno fuera el responsable, ¿de verdad querrías saberlo?” Estos fragmentos recuerdan poderosamente al comentado final de Fahrenheit 9/11. Además algunos miembros del partido se hacen ricos con el virus, pues también son los desarrolladores del antídoto, de forma similar a cómo las guerras de Irak y Afganistán sirven a los intereses de la familia Bush. Una vez más observamos el mensaje de que unos tienen poder porque se aprovechan de los demás y la única forma de que eso siga así es mantener una sociedad jerarquizada. 

“Alimentados por la prensa el miedo y el pánico se expandieron rápidamente… Pero la auténtica genialidad del plan era el miedo”. La idea de infundir terror para subyugar a los ciudadanos está muy presente durante toda la obra. Cuando el régimen ve que la confianza del pueblo decae opta por infundir miedo a través de los medios: las televisiones se llenan de guerras en otros países, hambre, nuevas amenazas… para vender que su gobierno es lo único que los aleja del caos. No es difícil relacionar estos fragmentos con cómo se empleó la posibilidad de un ataque terrorista para justificar numerosas afrentas contra los derechos civiles.

Cuando V habla por televisión le dice a los ciudadanos “Teníais miedo: guerras, terror, enfermedades, había una plaga de problemas que conspiraron para sorberos el sentido común. El temor pudo con vosotros y presas del pánico acudisteis al actual líder. Os prometió orden, os prometió paz y todo cuanto os pidió a cambio fue vuestra silenciosa y obediente sumisión… Si no abrís los ojos, si seguís ajenos a los crímenes de este gobierno…” Se trata de una crítica que también va dirigida al pueblo norteamericano, quien se entregó al ejecutivo sin querer cuestionarse muchas de sus acciones.

Pero el gobierno de EE.UU. no es lo único mal valorado en esta película, podemos observar una crítica en general a todos los miembros de la estructura de poder de cualquier país. Nos encontramos con políticos corruptos que intentan acallar la investigación sobre el pasado del partido mediante el chantaje y acusaciones de traición, algo no muy diferente a lo que podemos ver hoy en día en España. Observamos una parodia de la hipocresía de algunos responsables religiosos y vemos cómo el máximo accionista de una empresa farmacéutica se enriquece gracias a sus contactos políticos y a jugar con la vida de miles de personas. Es más, la obra tiene un marcado carácter antigubernamental, contrario a cualquier tipo de poder, gobierno o clase social dominante; algo que no es de extrañar si recordamos que la historia original trataba sobre anarquía y fascismo. Quizás en la película el anarquismo queda reducido para ofrecer un mensaje político que pueda tener mayor aceptación, más cercano a la ideología de la izquierda actual. Es por eso por lo que se aprecia un incremento del componente social, como en las escenas donde un grupo de ciudadanos ataca a un policía o la multitudinaria manifestación final frente al parlamento.

La importancia de los medios de comunicación y cómo sirven para controlar a los ciudadanos es uno de los temas que más se tratarán durante toda la obra. En las televisiones de V y de la coprotagonista, Evey, un presentador envía el mensaje del gobierno: “EE.UU. lo tenía todo, pero lo han perdido por ausencia de fe, ¿creéis que Él no está ahí arriba juzgando?… Nosotros hicimos lo correcto: inmigrantes, musulmanes, homosexuales… tenían que desaparecer”. Estas frases son una perfecta parodia de los ideales del neoconservadurismo americano que continuará durante todo el film convirtiéndolo en un enfrentamiento entre las dos posturas ideológicas predominantes del país. La mayor parte de las referencias al tema enunciado se producen en los minutos posteriores al primer acto terrorista de V. La respuesta del gobierno consiste en manipular a la televisión para que den una muy poco creíble versión de lo ocurrido: la demolición del edificio estaba prevista y todo va perfectamente. Hasta hacen que varios expertos lo corroboren. “-¿Crees que la gente se lo tragará? -¿Por qué no? Nuestro trabajo consiste en informar, no en inventar. Eso corresponde al gobierno”. Esta conversación entre Evey y un compañero periodista es muy reveladora: la película critica abiertamente la relación entre poder y medios de comunicación. Siguiendo con la analogía si el partido fascista simboliza al gobierno norteamericano, ¿representa la cadena de televisión BTN a Fox y News Corporation? “Sí. Pero no solo la Fox. Todos son cómplices en este tipo de cosas.” afirma el director. A lo largo del film nos encontramos una imagen recurrente: familias y amigos sentados frente a la televisión en casa o en un bar, escuchando atentamente y absorbiendo la información que les hacen llegar. Primero creyéndose todo lo que oyen y poco a poco desarrollando un sentido crítico que les obliga a cuestionarse el mensaje recibido. Es irónico que el método escogido por V para pedir al pueblo que cuestione el orden establecido sea precisamente la televisión, convirtiendo de esta forma al elemento controlador por excelencia en un vehículo para el cambio. Algo similar ocurre cuando el jefe de la cadena decida saltarse la censura y emitir un sketch en el que se critica y parodia al líder. Es probable que los hermanos Wachowski, responsables del guion, quisieran concienciar a las personas detrás de los medios de comunicación y mostrarles que deben emplear el poder que tienen para denunciar a la clase dominante y no postrarse ante ella, aunque se trate de un mensaje demasiado utópico. Al final de V de Vendetta observamos como el líder da un discurso a la nación, pero ya no hay nadie viéndolo. Esos hogares que han ido apareciendo durante la película repletos de atentos espectadores están ahora vacíos mientras que las calles están llenas de gente vestida como V que recorre su camino al parlamento sin miedo a la opresión del gobierno.

Un mensaje, el de V de Vendetta, más de actualidad que nunca, en una época donde la crisis económica ha desembocado en la aparición de un movimiento de indignación popular que se ha hecho fuerte a través de esas premisas: salir a la calle a defender un ideal y desconfiar de los verdaderos intereses del gobierno y de los medios de comunicación. Tal es la relación entre esta cinta y la situación política actual que la máscara de Guy Fawkes ha traspasado papel y celuloide para llegar a convertirse en todo un símbolo.

«Nuestra integridad vale tan poco, pero es todo cuanto realmente tenemos, es el último centímetro que nos queda de nosotros, si salvaguardamos ese centímetro


Fuentes consultadas:

 

Referencias:

[i] http://news.bbc.co.uk/2/hi/entertainment/1651173.stm

[vi] http://www.nytimes.com/2004/05/05/us/disney-is-blocking-distribution-of-film-that-criticizes-bush.html

[vi] http://www.elcultural.es/articulo_imp.aspx?id=9864

 

Filmografía:

Cuándo éramos soldados (We Were Soldiers, 2002)

Windtalkers (2002)

El último samurai (The Last Samurai, 2003)

Spiderman (2002)

Fahrenheit 9/11 (2004)

Loose Change 9/11 (2005)

Zeitgeist (2007)

V de Vendetta (V for Vendetta, 2006)

 

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¿EXISTE LA VERDADERA LIBERTAD? ANÁLISIS DE LA PELÍCULA: NUNCA ME ABANDONES

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Eva María Vergara López

 

¿Existe la verdadera libertad? Esa es una pregunta que nos podemos formular en algún momento de nuestra vida, pero sería un planteamiento “impreciso” ya que la gran pregunta que nos deberíamos hacer sería ¿Qué entendemos por libertad? Y lo que nos llevaría a preguntarnos ¿Somos realmente libres? ¿Nuestros actos son hechos porque realmente queremos hacerlos o estamos condicionados por otros factores ajenos a nosotros? ¿La estructura de la sociedad y su funcionamiento tiene algo que ver en la forma de comportarnos y nuestras propias limitaciones? ¿Podemos rebelarnos ante las situaciones o no nos han enseñado a poder sublevarnos, no sabemos hacerlo?

En el mundo en el que vivimos, un mundo globalizado, donde prima el sistema capitalista llevado a cabo y fomentado por Estados unidos al resto de países, la estructura social se destaca por unos grupos de poder invisibles pero que gobiernan todos los estratos de la sociedad de hoy en día. Estos grupos contienen el poder económico mundial, organizados en grandes corporaciones cuyos tentáculos están visibles en cada una de las partes en las que se divide la sociedad: económica, social y política.

Este sistema económico se basa principalmente en el consumismo desmedido por parte de la población, fomentado por todos los medios de comunicación posibles, la televisión, internet y el cine, el cual han contribuido principalmente a fomentar este tipo de vida en la población. El individuo es continuamente asediado por un mundo audiovisual que, desde que nacemos, nos han mostrado una forma de vida a seguir, en la que el gran valor de las cosas está en lo material, el valor de la persona se mide por las posesiones que tiene, en el que consumir se ve como forma de vida, de pasar el tiempo, de divertirse. Además de esto otra de las cosas que se ve es que la función de estos medios ha servido para adormecer a la población, reconducir su interés a ciertos temas, que no se planteen dudas para ciertas cosas, además de una gran fe en la verdad de los medios. Las llamadas “Era de la televisión” y en los últimos años la “Era de internet” ha supuesto el asentamiento de este sistema en los países y en el pensamiento del colectivo social.  

El ser humano es un ser educacional, puede ser reconducido hacia un fin a través de medios persuasivos, a través de medios psicológicos se puede conseguir un cambio de criterio o aptitud en la población o una necesidad aprendida como la necesidad de consumir, y también por tanto, se puede enseñar a las personas para no hacer ciertas cosas. Hay que añadir también que la naturaleza propia del ser humano también contribuye positivamente a esto, ya que de por sí el ser humano al ser social y colectivo, le gusta  compararse con su igual, igualarse e identificarse, así como rechazar al que no se identifica con el resto, el diferente. Esto ha sido primordial para la inculcación del sistema capitalista en el mundo del siglo XX, siendo el ser humano objetivo de interés máximo en esta disciplina, para poder beneficiarse a sí mismo, para que funcione en sí mismo, basándose en la idea de ver esta forma de vida como medio de cohesión social, de aceptación. Por ello nos plateamos una serie de cuestiones: ¿He decidido yo hacer esto o se trata de una necesidad que me han enseñado? ¿Aceptamos las cosas como son porque realmente queremos, o no está en nuestra naturaleza el plantearnos otras posibilidades  que puedan llevarse a cabo? ¿Podemos rebelarnos ante las cosas que no estamos de acuerdo o no nos han enseñado los medios necesarios para hacerlo? Y ante esto retomamos las preguntas del principio, ¿Somos realmente libres?

 

En este punto debo citar a un gran filósofo alemán, Erich Fromm, el cual en una parte de su obra El Miedo a la libertad nos plantea cuestiones muy similares a las que he relatado anteriormente. Su pensamiento se centra en la situación del hombre en el surgimiento de sociedad industrial y como va perdiendo su libertad a causa de las características de la sociedad actual, como puede ser el consumo o la estandarización cultural. La tesis principal de la obra nos hace cuestionarnos la existencia de la completa libertad, y hasta dónde alcanza ésta.

Estas ideas aparecen resumidas mayoritariamente en algunos capítulos del libro como el de «Los dos aspectos de la libertad para el hombre moderno», pero sobre todo en el último capítulo del libro “Libertad y Democracia” en el que Fromm expone el mecanismo de evasión característico de la sociedad capitalista, el llamado “corformismo”  creado por el sistema democrático.  Esto quiere decir que el individuo se cree libre por liberarse de ataduras externas y por poder expresar lo que él cree que son sus opiniones, que no es más que una síntesis de lo que opinan los demás. Por lo tanto, el hombre está «obligado» en cierto modo, a adquirir esas ideas ya que así se lo han enseñado. Fromm también expone que el modo de educar de nuestros días crea barreras a la libertad, ya que a los niños se les enseña siguiendo un modelo social consiguiendo de este modo una disminución de la capacidad crítica del niño. Esta es la causa de la inseguridad del hombre moderno y de que tome como propias las opiniones de los demás, es decir, que el hombre moderno se refugia entre las masas para no sentirse desplazado ni inseguro, con lo cual al final acepta cualquier ideología. Pensamos que nuestras creencias y opiniones son personales sin darnos cuenta de que realmente sólo son una síntesis de aquello que nos han inculcado tanto en la escuela, en casa, los medios de comunicación, etc.  

Estas ideas se asocian a las ideas expuestas anteriormente, añadiendo además que los grupos de poder se sirven de estos mecanismos enseñados en relación a la forma de actuar del ser humano, tanto que se instruye en ser colectivo, el cual tiende a este conformismo para identificarse con las ideas relevantes de su núcleo cercano y no desplazarse del grupo al que pertenecen. Además el capitalismo se ha desarrollado gracias, tanto al deseo de fama y éxito de los individuos, como a su tendencia compulsiva hacia el trabajo, pero ello no forma parte de ninguna constitución biológica ni instintiva, forma parte de ese proceso social conformado por ciertas fuerzas productivas y de poder económico. Todo esto se relaciona especialmente con el poder de estas multinacionales que para aumentar día a día su rendimiento económico necesitan que sus productos (que son producidos en masa gracias a los avances tecnológicos y al desgaste convulsivo de los recursos naturales) tengan salida, lo cual provoca la necesidad de creación de un consumidor ávido por consumir cualquier cosa, que no se plantee ninguna cuestión, que no sea crítico, que no se revele ante lo establecido, que no piense por sí mismo, y que pueda ser reconducido hasta el fin que se le ha propuesto, por supuesto con ayuda de los métodos persuasivos que se utilizan como pueden ser los medios de comunicación, el sistema político, etc.

 

 

NUNCA ME ABANDONES

 

Tras estas ideas generales vamos a comenzar con un análisis personal de la película Nunca me abandones, haciendo una comparación con los pensamientos que hemos explicado y  viendo las semejanzas con la película, centrándonos sobre todo en los aspectos de la estructura de la sociedad y su funcionamiento, los grupos de poder, los métodos de persuasión y si esta tiene algo que ver con la forma de comportarse del individuo.

Nunca me abandones es una película de 2010 dirigida por Mark Romanek y protagonizada por Carey Mulligan, Keira Knightley y Andrew Garfield. Está basada en la novela homónima del escritor japonés Kazuo Ishiguro. El argumento trata principalmente en la creación de unas escuelas donde se forman niños clonados que servirán exclusivamente para donar sus órganos en el futuro y salvar la vida de las personas.

La película está narrada en primera persona por la protagonista, Kathy H, que vive en un internado con otros niños iguales a ella. En un principio se presenta a Kathy ya en edad adulta, y a través de sus recuerdos, empieza a contar su vida desde que tiene consciencia hasta el momento actual. En ese primer momento Kathy ya revela su forma de pensar sobre la situación que ha vivido, está orgullosa de lo que hacen, lo ve como un objetivo de vida, ante el cual no puede rebelarse, sino que es su destino, su orgullo, es buena en su trabajo, el ser cuidadora para los que van a hacer las donaciones. Expresa que no son problemáticos, pero recalca que no son máquinas sino personas. El público se encuentra ignorante de la situación ya que no se dan indicios de lo que ocurre y tiene que ir descubriendo por sí mismo las claves de la historia.

El comienzo de la acción se sitúa en un internado llamado Haisham, en un lugar impreciso de Inglaterra en el año 1978, donde los niños viven y se educan bajo la supervisión de educadores estrictos, los cuales han establecido unas reglas que los niños no deben sobrepasar bajo ningún concepto. Estas reglas son asumidas sin posibilidad de sedición, inculcadas dentro un sistema educativo especial, que además de las asignaturas habituales se fomenta el talento artístico de los niños. Esta educación se centra en inculcar a los niños la sensación de ser especiales, de ser únicos, (se les dice continuamente “sois especiales”), cuya finalidad de existencia es un objetivo importante y en el que se centra su vida. Esta repetición constante sienta las bases de su comportamiento posterior y que se revela cuando los personajes crecen y se hacen adultos. Esto se refleja muy bien en la primera escena de los niños en la reunión del colegio, escena que recuerda a una escena similar de la película del Club de los poetas muertos. En ambas escenas, los niños se presentan en una reunión donde los profesores los convocan para darles las instrucciones que tienen que llevar a cabo, se les prohíbe fumar pero se les explica que lo tienen que hacer por su bien ya que son seres especiales, fomentando la superioridad de ellos frente a los demás grupos. Se trata de inculcarles ciertas normas que quieren que obedezcan mediante métodos persuasivos.

Una de las reglas más importantes que se asumen es la de que no deben salir del recinto. Esta regla es inculcada en ellos de forma eficaz a través del miedo. La escena en la que Tommy no va a por la pelota cuando están jugando al béisbol porque no se les permite salir del recinto lo refleja muy bien. Los niños tienen miedo de salir porque si salen les ocurrirán cosas muy malas. La profesora Lucy les pregunta por ello y si saben si es verdad, y un grupo de alumnas le contesta a la profesora  “claro que es verdad, que quien se inventaría algo tan horrible”. Los niños en ningún momento se preguntan o se cuestionan la veracidad de la información. Asumen que lo que les han contado es verdad porque tienen fe ciega en la fuente de información, y además no se les ha enseñado a pensar críticamente, a cuestionar lo establecido, se conforman con la información que les dan. En este caso también se ve como un reflejo de la forma de control que ejercen sobre ellos para que no se desvíen de lo que se les ha mandado.

Esta escena en concreto me recuerda al documental que hemos visionado en clase, Vender la guerra, que trata principalmente de la Guerra del Golfo y concretamente en el ataque liderado por Estados Unidos para la liberación de Kuwait, que había sido invadido por parte de las fuerzas iraquíes. La opinión pública de Estados Unidos no estaba totalmente de acuerdo en este ataque e invasión por parte de su país. Sin embargo, ocurrió un hecho concreto, una noticia sobre las “supuestas” atrocidades que estaba cometiendo los militares iraquíes contra la población civil. El testigo de la historia, una adolescente, relata ante la opinión pública mundial como los militares entraron en un hospital y asesinaron alrededor de 300 niños que estaban metidos en incubadoras. Este hecho, con una relevancia digna de admirar, provocó conmoción en la sociedad y la respuesta inmediata y apoyo sin límites a los gobiernos, dándole carta blanca para la entrada de la guerra. Esta noticia fue creada literalmente como propaganda política y llevada a cabo por una compañía publicitaria estadounidense llamada Hill & Knowlton creando, en su momento, tal impacto social que ocasionó un cambio de actitud radical en la sociedad. Sin embargo, la mayoría de la población se creyó totalmente la noticia, nadie se cuestionó la veracidad de los hechos, nadie puso en duda una información de procedía de los medios de comunicación, apoyado por sus gobiernos, nadie pensó en los intereses que había debajo de las acciones que se querían llevar a cabo, todo el mundo consumió la noticia sin más. Y esto nos lleva otra vez a la cuestión de si la población posee las características de una mente crítica, que se cuestione lo que le dicen o no tiene los instrumentos precisos para poder rebelarse ante lo que le dicen.

Resumiendo las ideas principales, hay que decir que en ningún caso se admite la contrariedad en cada una de las normas. Esta idea es clave para entender el objetivo de este análisis, el de que a la sociedad no se les enseña a rebelarse (no conviene que se pongan en contra del poder establecido), se les enseña a aceptar las cosas como se las impongan, a aceptar lo dicho, a no cuestionarse las cosas, a aceptar las cosas como verdaderas.

Desde las primeras escenas se empieza a esclarecer un sistema dentro del recinto cerrado. Se trata de una pequeña sociedad donde el grupo de poder está establecido de forma evidente (aunque no visible en ningún momento de la historia, el verdadero poder no se sabe quién es, quienes son los beneficiarios reales, se puede intuir que puede ser la sociedad misma o una sociedad privada que vende los órganos, etc). Por otra parte, están los profesores y educadores que conforman el grupo que transmite las reglas que deben ser acatadas, y por otro lado, están los alumnos, los cuales a través de la educación, llevan a cabo una vida orientada a unos finos establecidos previamente. Se trata de un grupo social donde los roles están diferenciados, y la mayoría de los que conforman el grupo se intentan identificar con él. También en el caso de Tommy que es rechazado por sus compañeros de clase, se reafirma la idea de cohesión social frente a la persona que no es igual que es rechazada por el grupo. Ellos intentan resaltar en todo lo que hacen para ganarse la aprobación del grupo de poder. Esto es parte de lo que Fromm llama “la conformidad automática”: Es aquel mecanismo de evasión que hace que el yo del individuo se diluya en la sociedad circundante adoptando el tipo de personalidad que le proporcionan las pautas culturales, es igual a todo el mundo, y se comporta tal y como se espera que se comporte. “Para superar el terror resultante de su pérdida de identidad se ve obligado a buscarla en el reconocimiento y aprobación por parte de los demás. Puesto que él no sabe quién es, por lo menos los demás individuos lo sabrán…”  Aparte de esto se dan las inevitables relaciones sociales que son inevitables entre las personas, y sobre todo entre los tres protagonistas, de amistad que se forman, los sentimientos humanos que surgen entre ellos, amor, pasión, envidia, etc.

Un punto clave de la historia es la llegada de una nueva profesora, la señorita Lucy, ya que es la persona que revela el origen y función de los niños. Se trata del punto de vista alternativo al oficial, al establecido, el punto de rebelión. Es la persona que se conforma como la persona crítica que siente la responsabilidad de esclarecer los pensamientos de los niños, de contarles la verdad, aunque esta no sirve para nada ya que la educación que han recibido no les permite sentir que esta revelación puede cambiar en algo sus vidas. En esa escena en concreto, la profesora les dice que le han contado la verdad pero sin contársela, la verdadera realidad de la situación, se lo han contado pero en verdad ninguno de ellos en realidad lo entiende, todo eso en un clima lluvioso, de tristeza absoluto, melancolía como un anticipo a la situación, una situación dada de antemano y de la que no pueden escapar. Cuando la profesora termina de contarles la verdad, todo los niños se quedan callados, y en un momento dado se caen unos papeles al suelo, Tommy se levanta obedientemente y los recoge volviendo luego a su pupitre, un reflejo de lo que sienten, no les preguntan ni lloran ni se rebelan de ninguna manera, sigue comportándose igual que antes, siempre acatando las normas.

Luego los niños son convocados de nuevo, y se les comunica que la señorita Lucy ha dejado de trabajar para ellos, se les dice que es una subversiva y que no entiende su gran misión, al no estar de acuerdo a su forma de pensar se le aparta a un lado, se tacha de ignorante a la persona que revela la verdad sobre la situación y que tiene un forma de pensar negativa frente a los hechos.

Otra de las curiosidades que también hay que resaltar es la escena donde aparece el mercadillo creado por las profesoras, donde los niños tienen monedas de mentira que utilizan para comprar regalos y otras adquisiciones. Se trata de un método de persuasión también, ya que hace que los niños se diviertan, crea un contra-clima a lo que habitualmente están acostumbrados, por lo que los niños se apartan un poco de lo habitual, los entretiene.

Una segunda parte de la historia se sitúa en The Cottages, en 1985, cuando ya son mayores y salen del colegio. Estas viviendas llamadas “los caseríos”, es donde tienen que pasar el tiempo hasta que empiecen las donaciones. Allí tienen cierta libertad, se les deja pasear, no tienen a personas físicas que les controle, excepto las pulseras que han llevado desde niños y que controlan los movimientos de salida y entrada, pero aunque existe ese control, ellos mismos no desafían la autoridad ya que no está en su naturaleza el cuestionarse si deben hacerlo o no, ellos pueden gustarle o no el destino que les aguarda pero en ningún momento se oponen a él, además tienen miedo de aventurarse más allá ya que para ellos todo lo que está fuera le es desconocido, desafía su capacidad de comprensión, no se identifican con las personas reales.

En algunas de las escenas siguientes, se plasma muy bien las ideas que hemos ido desarrollando. En un momento Kathy está hablando con su amiga Ruth, reprochándole ciertos comportamientos, que son copiados de la televisión. Eso es un ejemplo de lo que se hace, la televisión aparece como un elemento de conocimiento del mundo, por lo que se copia lo que aparece en él, hay un intento de interrelación con el mundo, de cohesión social entre los amigos. Además el contenido que aparece en los medios, además de servir como cohesión social y como una especie de pertenencia al grupo (se ve claramente cuando el grupo de amigos se empieza a reír viendo una escena, sobre todo porque lo hace la pareja que lleva más tiempo en la casa, ellos se ríen sin entender bien porque lo hacen) es vital como entretenimiento, como sutil relajación para no pensar en otras cosas más importantes. Cuando van a la cafetería tampoco saben interrelacionarse normalmente porque no se los han enseñado. Cuando la pareja de amigos les pregunta a quién tienen que acudir para retrasar la donación, ellos no lo saben, otro ejemplo más de que no se rebelan porque no saben hacerlo ni a quién tienen que acudir. También hay que destacar es que siempre están contando rumores, entre ellos mismos, y se ve claramente que ninguno sabe la verdad de las cosas, todos son rumores sin confirmar, ninguno sabe donde se puede buscar la verdad, donde se puede saber si lo que cuentan es cierto o no.  

 

La tercera parte llamada “Completar”, se desarrolla en el año 1994. Los protagonistas están separados, Kathy es cuidadora. Según sus mismas palabras “Vive como autómata esperando que llegue el momento de la donación”. Se ve que sigue utilizando la pulsera con chip que la controla en todo momento. Como he mencionado anteriormente, esto aparece durante toda la película, de niños y de adultos, por lo que se ve que ninguno se cuestiona si no utilizarlo y escaparse sino que lo llevan tan intrínseco en ellos que lo hacen sin darse cuenta. En este momento se refleja bien que están en el final del proceso, a la espera que llegue el momento, con un clima claro de resignación. En un momento clave, vuelve a reunirse tanto con Ruth como con Tommy, los cuales ya han realizado dos donaciones y están a la espera de la tercera. Deciden ir juntos a ver un barco y cuando están allí, Ruth les pide perdón por haberlos separado, y aclara que lo había hecho por no querer ser la que estuviera sola. Un claro ejemplo de la soledad que experimenta el individuo en la sociedad capitalista de hoy en día, del fomento de la socialización en detrimento de la soledad, no está bien visto el estar solo, sino que se fomenta el que las personas buscan la compañía entre unas y otras. Además les dice que deben pedir el aplazamiento para poder estar juntos por más tiempo.

Finalmente Kathy y Tommy van a hablar con madame para pedirle un retraso en las donaciones y en ese momento aparece también la gobernadora de su colegio. Ella les explica que aunque éticamente lo que hacen está mal, nadie se lo planteará porque la vida de las personas es mejor ahora que no hay enfermedades, que la gente no recurre a la ética ni quieren saber nada de ellos, lo que les pase o el tipo de vida que llevan, prefieren tener la  menos información posible, ya que mientras sigan con su vida adelante y con una vida mejor, no se preguntan el coste de ello. Esto me remite necesariamente al coste de vida que se da en los países ricos y desarrollados y su utilización descomunal de los recursos naturales y humanos. Este nivel de vida consumista, intrínseco del sistema económico capitalista en el que nos encontramos, es principalmente propiciado por las grandes empresas que fomentan esta forma de vida en el público, cuyo objetivo principal, como hemos explicado anteriormente, es poder dar salida a sus productos, creando la necesidad en nosotros para que se produzca el mercado que necesitan. Por ello, se propicia que las personas no se planteen si lo que hacen está bien o mal sino que si mejora su vida, es mejor por consiguiente. Pero volvemos a plantearnos la siguiente pregunta: ¿De verdad es mejor mi vida cuanto más consumo o así me lo hacen creer? ¿Me siento mejor, más feliz, por ello o me han enseñado que mi vida será mejor así? ¿Me han enseñado a mirar hacia un lado, a no cuestionarnos si lo que se hace está bien o mal, o si somos críticos nuestra opinión es tan insignificante que no vale la pena expresarla? ¿Hay opiniones y pensamientos opuestos a lo establecido, o hay un consenso “políticamente incorrecto” que es expresado por todos y que es propiciado precisamente por estas grandes empresas para disminuir la presión en las personas o la incomodidad que pueda surgir ante algunos temas en los que no estamos de acuerdo, pero siempre dentro de unos límites que nos los afectan en absoluto?

 

También nos debemos de preguntar quién está detrás del programa de donaciones en el que están inmersos los protagonistas. Se ha planteado durante la película otra cuestión subyacente y es que se ven también a estas personas como productos a vender, por eso en un principio se les plantea si tienen alma o no y luego, simplemente deja de tener sentido ya que al ser rentable no se cuestiona si son personas o no, se les asemeja a un objeto que puede ser intercambiado y por el cual se obtiene beneficios, ya sean económicos (no se sabe si se deben de pagar por los órganos) o beneficios humanos (mejor calidad de vida ya que se hipotéticamente se acabarían las enfermedades en la población). Este tema también está relacionado con lo anterior, y es una característica esencial del sistema capitalista, cualquier cosa puede ser vendida ya que lo que prima es la rentabilidad económica frente a la moral o la ética que conllevan ciertas acciones o procesos que se llevan a cabo. Por ello todo el proceso parte de no considerar a la persona como ente en sí misma sino por lo que pueda aportar, los beneficios que pueda ofrecer.

Finalmente Tommy muere tras su tercera donación y Kathy recibe la notificación para su donación. Aparece en la escena final un resumen de su pensamiento, su resignación ante lo inevitable, no puede cambiar las cosas ni se lo plantea, es superior a ella, pero también expresa su idea de que su vida no debe de ser muy diferente de las personas que salvan, todas tienen que cumplir al fin y al cabo, todo ello en un clima de desesperanza y soledad, de un atardecer que simula el final de un ciclo. 

En cuanto a la estética visual, hay que resaltar varios puntos que dan una visión de la historia que se asemeja al clima que se quiere crear en el espectador. La música es relajada, los colores son oscuros y grises, no hay cambios bruscos de cámara. El sentido general es relajado, hay varios juegos de iluminación donde se proyecta al personaje en oscuro en un primer plano y aparece una acción que se resalta con iluminación como en la primera escena de la película con Kathy en oscuro y su amigo que está en la camilla iluminado. Además aparecen numerosos símbolos durante la película, el reloj que marca el tiempo, las flores marchitas, el dominó sin terminar, el pájaro que vuela que simboliza la libertad, también muchos alineamientos, en el colegio, en los pupitres, durante las reuniones, todos los niños iguales y todos vestidos iguales, incluso las casas que se ven donde vive la madame son todas iguales. Da una visión de un sitio lúgubre, automatizado, triste, que refleja el control absoluto de los actos de los personajes, la desesperanza de ellos, la resignación también, e incluso se puede añadir, como el reflejo de los productos de consumo, que se fabrican en serie y en masa y, por lo tanto, son todos iguales.

Esta película se puede relacionar muy bien con “1984” de George Orwell y “Un mundo feliz” de Aldous Huxley, así como también con las película La isla y La ola. George Orwell en “1984” asemeja un mundo parecido al argumento de la película, un mundo gobernado por un denominado “Gran hermano”, un partido único, un único grupo de poder que controla todos los medios de comunicación, a través de los cuales pueden controlar los sentimientos de las personas para que estás depositan su amor incondicional a este “Gran hermano” y su odio a los adversarios o a otros países distintos. A través de métodos persuasivos como consignas o lemas que al ser coreadas por los individuos forman parte del proceso de aprendizaje, interiorizándolas y creando un “imaginario social” del que no pueden salir. También se asemeja en la constante vigilancia por parte de las tele-pantallas que controlan al individuo y su pensamiento. Este libro está muy relacionado con el argumento de la película ya que el aprendizaje de los niños en el colegio es muy parecido, al igual que el control de los chips en las pulseras que son parecidos a estos sistemas de vigilancia y también sobre todo, en el tema del poder del partido único, y el fin para el cual los individuos están destinados.

“Un mundo feliz” de Aldous Huxley, es un mundo donde los individuos son totalmente manipulados a través de métodos persuasivos y también por una droga llamada “soma” que introduce en la persona los sentimientos característicos de la naturaleza humana: dolor, amor, odio, rencor o envidia. El hombre es fabricado en serie como si fuera una máquina ya que su nacimiento y el proceso de aprendizaje de la persona está enfocado a lo que está persona será en el futuro, su aportación a este mundo feliz. Además hay que resaltar que hay un solo control por parte del estado que es el que ostenta el poder y resaltar que todos los individuos son felices ya que continuamente se les dice que cada uno de ellos es importante por su aportación a la sociedad, al grupo. Obviamente el argumento de este libro tiene muchas similitudes con la película analizada, sobre todo el pensamiento de que el nacimiento y el proceso de aprendizaje de la persona está enfocada a la aportación de ésta y, por tanto, el beneficio que ésta puede aportar a la sociedad. También en el grupo que ostenta el poder y que continuamente manipula a los individuos para que sean felices y no se desvíen del objetivo para lo que se les ha creado, para que no se rebelen a lo establecido, a su función.

La isla es una película de ciencia ficción del año 2005, dirigida por Michael Bay y protagonizada por Ewan McGregor y Scarlett Johansson. La película recrea un mundo cerrado donde viven los “supuestos” supervivientes de un desastre ecológico que asoló el mundo. Viven en un complejo cerrado y están a la espera de ser seleccionados para poder ir a “la isla”, el único lugar que no está contaminado. El mundo en el que viven está totalmente controlado, parecido a un campo de concentración, donde todo es vigilado por un grupo de poder que restringe todos sus movimientos. Pero pronto el protagonista se da cuenta de que lo que les están contando es mentira, que la isla no existe y que su existencia tendrá poca duración, ya que pronto morirán. El argumento es parecido también a Nunca me abandones, sobre todo en relación al recinto donde viven los protagonistas, un sitio cerrado, aislado, del cual no pueden salir y donde continuamente les están diciendo lo que tienen que hacer y siendo vigilados por los que controlan el lugar.

La ola es una película alemana de 2008 dirigida por Dennis Gansel y protagonizada por Jürgen Vogel y Max Riemelt. Se centra en el experimento de la Tercera ola. Un profesor de escuela está enseñando las autocracias como forma de gobierno, por lo que decide hacer un experimento. Basándose en el lema «fuerza mediante la disciplina, fuerza mediante la comunidad, fuerza a través de la acción, fuerza a través del orgullo», que los insta a acatar las normas y reglas que se les dice y finalmente formando un grupo el cual tendrá mucho éxito entre los alumnos de la escuela y el cual aumentará su poder de forma impredecible. Esta desvinculación del individuo como persona y la asociación de éste dentro de un grupo es semejante a la actuación de los niños, así como también los métodos de persuasión que utiliza el profesor, entre ellos la exaltación del orgullo, que también se asemeja a la exaltación que hace la gobernanta del internado cuando le expresa a los niños la importancia de su misión frente a las demás personas. Además se asemeja también en la cohesión e identificación del individuo en el grupo, y la importancia de la pertenencia a él.

 

Por todo ello sólo nos queda retomar a la idea principal ¿Existe la verdadera libertad? ¿Somos realmente libres? ¿Podemos ser realmente dueños de nuestras opiniones o de nuestros actos o estamos tan influenciados que no nos damos cuenta?

Extrayendo las ideas principales de Erich Fromm:

  • “reina una autoridad «invisible» o «anónima», enmascarada como opinión pública, sentido común, ciencia, salud síquica o normalidad, que se vale no ya de una presión evidente, sino de un blanda persuasión. Resulta posible afirmar que la autoridad anónima es más efectiva que una autoridad manifiesta, ya que se basa en la falta de sospecha de la persona sometida para cumplir sus órdenes”.
  •  “El mecanismo más importante en la sociedad contemporánea, ya que se trata de una actitud generalizada, es el abandono del propio yo en el individuo y la adopción de una personalidad conforme a unas pautas culturales. Es decir, la persona se transforma en aquellos que los demás esperan de él, se hace un ser exactamente igual a todo el mundo. De esta manera, la discrepancia entre el yo y el mundo desaparece y también el miedo consciente de la soledad e impotencia”, “los sentimientos, en los que se distinguen los genuinos, originados en nosotros mismos, de aquellos falsos (aunque los creamos propios). El hombre en la sociedad contemporánea está lleno de angustia y de necesidad de aprobación, por lo que suele actuar como considera que lo hace todo el mundo en determinada situación”
  •  “Es una gran ilusión el hecho de considerar que nuestras decisiones nos pertenecen y que si deseamos algo realmente es así. La mayor parte de las personas consideran que esto es de esa manera, mientras no exista una fuerza externa que obligue a otra cosa. Muy al contrario, gran parte de nuestras decisiones no son realmente nuestras, sino que nos las han sugerido desde fuera y hemos logrado persuadirnos a nosotros mismos de que son obra nuestra. La realidad es que nos limitamos a ajustarnos a la expectativa de los demás, debido al miedo al aislamiento y a otras amenazas más directas”

 

Por lo tanto asistimos a la revelación de que parte de lo que somos es el resultado de las influencias que hemos recibido desde el momento de nuestro nacimiento hasta  el día de hoy, que somos seres que hemos sido inducidos a pensar de cierta manera, a través de un consenso social, para un propósito, por el cual no nos debemos salir, por lo que, si contestamos a la pregunta inicial, nos creemos que somos libres pero realmente no lo somos, hemos sido bombardeados continuamente para que pensemos y actuemos según unos objetivos prefijados. Eso sí, el pensamiento crítico es algo que está a nuestro alcance, que podemos desarrollar, que el ser humano es capaz por sí mismo de pensar racionalmente y así poder ver más allá de lo que nos muestran, de buscar las razones que pueden estar detrás de los acontecimientos, sobre todo con un conocimiento claro de cómo funciona la sociedad y cómo está estructurado el poder, de los intereses de las personas que los ostentan, de cómo se sirven de nosotros para llegar a ellos.  Hay que ponerse en otro lugar, hay que pensar qué hay detrás de las acciones de nuestros gobiernos, que a la vez son unos servidores directos de los poderosos, hay que pensar si lo que estamos haciendo es ético y cómo podemos cambiarlo. Por último, propongo la visión de una exposición hecha por el profesor Sam Richards, de la Universidad de Pennsylvania, llamada “Un experimento radical en empatía” que nos hace ver una visión distinta de la actuación de los gobiernos, en concreto del gobierno de Estados Unidos, y cómo estos sirven para otras empresas que son las que realmente ostentan el poder y además da una buena visión de la sociedad capitalista de hoy en día, ya que expone claramente que detrás de la mayoría de los hechos están los intereses económicos de por medio.

 

BIBLIOGRAFÍA Y FILMOGRAFÍA

  • Nunca me abandones, de Mark Romanek, 2010
  • La isla, de Michael Bay, 2005
  • La ola, de Dennis Gansel, 2008
  • El club de los poetas muertos, de Peter Weir, 1989
  • Vender la guerra
  • 1984, George Orwell
  • Un mundo feliz, Aldous Huxley
  • El miedo a la libertad, Erich Fromm
  • www.filmaffinity.com
  • Wikipedia.com
  • Blogdecine.com
  • Un experimento radical en empatía, Sam Richards

(http://www.universalsubtitles.org/en/videos/aG9NaLcvOVrn/es/279128/)

 

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Detrás de la cara del Caballero Oscuro

Batman

Por: Luis Manuel Castellano García.

INTRODUCCIÓN

Desde tiempos inmemoriales, el ser humano ha sido golpeado por el dolor. Un sentimiento que proviene principalmente del conflicto existente entre el yo (consciente o subconsciente) y el ello (lo foráneo). Fue ésa, la razón principal, por la que el ser humano decidió crear dentro de su subconsciente colectivo  unos entes que carecieran de todas las penalidades que indudablemente provocaba el sufrimiento. Éstos han tenido muchos nombres. En el principio, fueron los dioses y héroes de la Antigüedad. En la Edad Media, fue Dios. Y finalmente, desde la Ilustración hasta nuestros días son los héroes o superhéroes.

Llámense como se quiera, lo cierto es que éstos han servido más a unos seres humanos que a otros. En este sentido, hemos de observar que el contacto con ellos ha sido reducido a un grupo selecto de personas. Los cuales, en su nombre han dictado todo aquello que estos seres sobrehumanos querían de los demás. Recuérdese el poder que poseía  la casta de los sacerdotes en el Antiguo Egipto. Mientras que por otro lado, estos seres han ido recibiendo para sí gran cantidad de elementos y características indudablemente humanas. Prueba de ello, es el Dios celoso del Antiguo Testamento o el Zeus lujurioso de la Antigua Grecia.

El notable acento de humanidad que en estos seres “superiores” se registra  no se debe a actos fortuitos de la casualidad. Como tampoco lo es que ambas afirmaciones anteriores se complementen. La exclusividad es un acto de poder y de hacer prevalecer a un grupo frente a otro. Por ello, la exclusividad del contacto con los dioses es el lujo de unos pocos frente a muchos. Así que para poder perpetuarse debe tener una justificación directa como ese exclusivo contacto con los superhombres. Pero, también necesitan otra forma más sugestiva y menos grave a los ojos del grupo excluido. Y esa manera no es otra que manifestar a los dioses con las características de aquéllos que forman parte del poder. Lo cual, dio lugar a que los dioses de la Antigüedad tuviesen actitudes muy propias de los poderosos de la época: actitudes lascivas, comportamientos totalitario y beligerante.

Así llegamos a la era donde se impuso el feudalismo. Época en la que los dioses paganos dejaron lugar al Dios esquizoide de los cristianos que a la vez de poseer dotes maternales dejaba entrever una actitud colérica y justiciera. De este modo, mientras  se pregonaba a la mayoría la necesidad de sufrir para obtener como recompensa el amor de Dios, una pequeña élite, adornada de grandilocuentes formas de seguir los dictados de éste, se hacía con el poder. Hasta que con la Edad Contemporánea se dio tanto un cambio en el  poder como de creencias. Asimismo, la burguesía sustituyó a la nobleza como clase dominante, y por tanto, el Dios cristiano fue suplantado por los ideales profanos de la propiedad, la justicia y la libertad. Unos valores supuestamente “desacralizados” que tenían su origen en las diferentes formas que componían el cristianismo. Lo que viene a justificar aquello que defiende la teoría lampedusiana, sólo se ha producido un cambio de poder. Y que así, el nuevo poder se ha valido de los mismos ideales que empleaba el anterior  para someter a la mayoría no adepta. Dios ya no existe porque no es algo material, pero sí existen valores incorruptibles muy parecidos a lo que tenía éste. El nuevo poder es el nuevo garante de esas características y los héroes políticos y militares que mueren por éstos aparecen por doquier.

No existen los dioses, sino los héroes. Seres íntegros como el Dios cristiano que defiende los ideales de la clase en el poder. Muchos han sido “reales” como Gandhi, Kennedy o Luther King. En estos casos, la realidad ha sido tergiversada para vender al mundo un ideal y una imagen de ese ideal. Claro está, que fuera de esa imagen icónica está la de una persona contradictoria o incluso carente de toda heroicidad. Todo sea por salvaguardar los ideales de una minoría en el poder. Y grande ha sido la labor de la sociedad industrial de masas en todo esto. Ya que como bien señalaba Adorno, ésta tiene como único cometido el de relegar el conocimiento a pequeñas dosis que conceder a los desposeídos.

Y no sólo de héroes vive el mundo, sino también de superhéroes. Desde finales de los años 30, la industria del cómic estadounidense nos ha bombardeado con una serie de historias que poblaban seres fuera de lo común. El primero de ellos fue El Fantasma creado en 1936 por Lee Falk para el King Features. Sin embargo, el más famoso de todos ellos fue y sigue siendo Superman. Un personaje nacido en un planeta lejano y que se viene a vivir a la Tierra, defendiéndola de todo mal. Así uno tras otro, desde Batman hasta Spiderman los superhéroes han entretenido y educado a los infantes y jóvenes de todas las edades. Pero, la pregunta es ¿en qué los han educado?

Los superhéroes llevan consigo numerosas connotaciones que no deben pasar desapercibidas. En primer lugar, está la división bicéfala del mundo en dos facciones contrapuestas: el bien y el mal. Dentro del universo de las historietas no existe un punto neutro que se dedique a cuestionar alguno de esos bandos. De este modo, el bien y el mal son compartimentos perfectos y sin fisuras. Una visión maniquea de entender los hechos donde los héroes son muy buenos y los villanos son pérfidos y malignos. En segundo lugar, se encontraría la dotación del héroe como un ser cuasiperfecto dotado de una ética intachable y de una fuerza más allá de lo humano. El héroe, por así decirlo, sería un ser magnánimo que está por encima de todos los demás y de las reglas que rigen el juego. Una virtud que viene cargada de una visión bastante misógina del mundo y a la vez de unos tintes fascistas bastante acentuados. El superhéroe viene a ser la representación de la perfección, del ideal a conseguir por cada una de las personas. Un creyente convencido, un luchador y por tanto un artífice de la perpetuación de unos valores que para nada tienen que ver con aquéllos que los reciben.

Muchos son los héroes o superhéroes que la viñeta ha creado y el cine ha elevado a los altares de ídolo. Sin embargo, es Batman uno de los más oscuros. Y no sólo por los traumas que arrastraba de infancia el héroe, algo muy alejado de la concepción juvenil que representaba Superman, sino también por las tramas en las que se ve envuelto el personaje. Algunas demasiado complejas y adultas como para entenderlas el infante, donde la violencia física y la muerte sí eran una opción tanto para el héroe como para el villano. Una razón de más para ser analizado y tratado con todo lo que arrastra tras de sí la figura de este vigilante nocturno.

OBJETIVOS

El objetivo principal de este trabajo se traduciría en una revisión crítica del más notable de los filmes protagonizados por este superhombre, El Caballero Oscuro. Una cinta dirigida por Christopher Nolan y estrenada en el año 2008. Una revisión crítica que nos podría hacer vislumbrar con exactitud las maneras de mantener discursos ya creados, a la vez, que se exponen ideas reaccionarias en torno a los personajes principales de la obra. De los que abría que destacar tres principales: el propio Batman, el Joker y Harvey Dent. Amén de ver la evolución de los mismos desde su creación en las viñetas hasta la plasmación en la gran pantalla. Lo que nos remitiría al creador del trío, Bob Kane y al personaje de cómic que puso la piedra angular para el proyecto, Superman.

Por otra parte, lo que se refiere al mantenimiento de un mensaje creado es preciso indicar que nos valdremos de otro filme con el que intentar demostrar dicha hipótesis. El filme seleccionado para ello es el documental de Michael Moore Fahrenheit 9/11. Una mirada crítica al mandato del presidente norteamericano, George W. Bush y a su intervención militar en Irak y Afganistán. Ya que deseamos demostrar que El Caballero Oscuro es uno de esos filmes destinados a ratificar los hechos ocurridos tras el ataque a las Torres Gemelas en Nueva York y la política ejercida por Washington desde entonces.

LOS PERSONAJES

Ya hemos mencionado a tres de los personajes que sin lugar a dudas son los verdaderos protagonistas de la cinta de Nolan. No sólo porque sobre ellos recae el peso dramático de la obra sino porque además  son los arquetipos de unos valores con que los se  identifica la clase dominante. Sin embargo, no todo es culpa de Chris Nolan, sino que todo aquello viene de antes. Todo o gran parte es consecuencia de Bob Kane, quien desde el nacimiento de Batman trasladó gran parte de su ideario al mismo.

Si nos atenemos al documental emitido en TCM Autor, Secret Origin: The Story of DC Comics (El Origen Secreto: La Historia de DC Cómics) encontraremos numerosas anécdotas personales que nos harían ver que Kane simpatizaba con los valores que más tarde legó a Batman. Bob Kahn era sólo un pobre dibujante de dieciocho años residente en el Bronx cuando creó al Caballero Oscuro. Sus colegas definían a Kahn como un tipo elegante hasta el extremo. Tal era el punto que cuidaba su imagen pública hasta el milímetro, lo que explicaría las anécdotas  de  operarse la nariz en cuanto tuvo dinero y  la de hacer alardes propios de una superestrella de Hollywood. Y tales eran sus delirios de grandeza que hasta cambió su apellido por otro más glamuroso, el de Kane.

Por supuesto, la implantación de dichos ideales en Kane no es obra de ninguna casualidad. Corrían los años treinta, la crisis del veintinueve estaba emergiendo y sacaba la verdadera cara de la sociedad de la época. Eran años de pobreza y de delitos. Algo que hizo más que posible que el pobre chico del Bronx deseara vivir como vivió la élite de su época, ajena a cualquier tipo de crisis. Y todos esos deseos los volcó en Batman. No obstante, la creación de su Batman no hubiese sido posible de no haber triunfado otro superhéroe, Superman.

“El Hombre de Acero” nació en los años treinta de la mano del escritor Jerry Sieger y el dibujante Joe Shuster. De origen extraterrestre, Kal-El (Superman) llegaba a la Tierra para formar parte de ella y guiar a los seres humanos hacia un mundo mejor, tal y como le pedía su padre Jor-El en la primera de las películas de las cinco películas que se han hecho sobre este superhéroe. Su éxito es importante en la formación de Batman, no sólo porque de éste surgiera la idea de fabricar más superhéroes en masa, sino porque sentó algunas de las bases para que las andanzas de Batman tuvieran lugar. Para empezar, destacamos el hecho de que Superman tiene una identidad secreta, Clark Kent, algo de lo que se apropia Kane para su Batman. Y en segundo lugar, la lucha contra el crimen y la defensa del modo de vida norteamericano de Superman también son una constante en el mundo de Batman. Sin embargo, lo que les diferencia, amén de la posesión de superpoderes del primero, son sus orígenes.

Clark Kent era el arquetipo del Sueño Americano. Un inmigrante, al igual que sus creadores, que pelea por conseguir sus sueños en una tierra de oportunidades como lo son los Estados Unidos de América. Y que no sólo lucha por conseguir sus sueños, sino que también defiende los valores que le transmite su nuevo hogar. Por otro lado, está  Bruce Wayne que es la contraparte de Kent. Es lo que puede ser Superman con su labor o la posición que heredan sus hijos en EE.UU: ser dueños del capital. Aunque, eso no quita a Wayne de su deber de protección de los valores que le han ayudado a ser lo que es. Dos orígenes, aunque complementarios.

Una vez que hemos echado un ojo a los padres verdaderos de Batman, vamos a centrarnos en él. Bruce Wayne, la identidad civil de Batman, es un luchador enmascarado que armado de todo tipo de armas busca impartir justicia sobre su corrupta ciudad, Gotham City. El porqué de su asalto a criminales está basado en un sentimiento: la venganza. Ni que decir queda que Batman es mucho más brutal y violento que Superman para imponer su vendetta a los criminales que asolan su ciudad natal. Una villanía, que si la seguimos bien, responde a varios estereotipos elitistas, muy a gusto de su creador: la corrupción y los criminales malvados que se nutren de ella.

De esta forma, el personaje de Batman se atiene al mantenimiento de un discurso ya creado y a motivaciones enfermizas que rozan el fascismo en cada una de sus acciones. Repasemos el porqué de su vendetta. Tanto en Batman de 1989 como en Batman Begins nos muestran a Bruce Wayne como el hijo de unos multimillonarios que son asesinados a sangre fría durante un robo en el que él está presente. No vamos a entrar en discusiones sobre sí tal acto es condenable o no. Pero, sí hay que valorar que tal acto marcó al joven hasta un punto enfermizo. Volviéndolo huraño, sin relaciones estables y totalmente dedicado a mantener el honor de su familia y su prestigio en Gotham City. Eso como civil. Como vigilante nocturno se hace incorruptible en sus formas y brutal en sus modos.

Si seguimos la variante que nos propone la saga Burton/Schumacher comenzada en 1989, el personaje realiza pocos cambios en sus formas respecto al cómic. No obstante, su variante de traumatizado fascista que cree estar por encima de cualquier ley va cambiando hacia el final de la saga cuando permite vivir a Mr. Freeze para salvar así a su fiel mayordomo, Alfred. Aunque, ninguna de las cuatro películas ofrece una visión objetiva de las entrañas de Gotham ni de las consecuencias de las acciones provocadas por el enmascarado en pos de erradicar el crimen.

En cambio, sí es más jugosa la saga de Nolan. Trilogía que vamos a analizar. Al igual que en la anterior saga, Batman Begins nos presenta el porqué de la existencia de Batman. Así pues, nos encontramos con la muerte de los padres de Batman en un robo; sin embargo, la cosa cambia en cuanto a la ejecución del mismo. En la película de 1989 el asesino de los padres de Wayne resultó ser la persona que acabaría siendo el Joker. En cambio, en la de 2005 el asesinato de Thomas y Martha Wayne es causado por un ladrón de poca monta llamado Joe Chill. Son dos maneras de justificar lo inevitable. En la versión burtoniana, el mal asesina a los padres de Wayne y le fuerza a ser Batman, mientras que en la versión de Nolan un hombre sin recursos asesina a sangre fría a dos multimillonarios. Las dos formas de contarlo son distintas, pero vienen a justificar la lucha de Batman contra el crimen sin importarle la situación económica de los implicados. Es más, siguiendo ambos precedentes, se podría incluso decir que Batman es un vengador cuya única misión es la de impedir que exista la lucha de clases.

Continuando con las películas de Nolan, hemos de indicar que la novedad principal de éstas no es sólo ofrecernos una visión realista del cómic sino la inserción de Batman en un clima democrático decadente. Y en esto tiene que ver mucho la influencia de Frank Miller y su obra, El regreso del Caballero Oscuro. En la cual, un Batman anciano se convierte en el “revolucionario” que acabe con la corrupción estatal y el crimen organizado que se ha formado en torna a ésta. Ése es el punto de partida en la obra de Nolan. La corrupción es lo que ha alimentado a esta nueva Gotham. Y está en todas partes. Todo está inundado de ella. La política, la justicia y la policía. Es por ello inevitable que la figura del vengador nocturno actúe en pos de acabar con todo eso. Es por así decirlo un mal necesario. Y para ello, se valdrá de métodos totalmente ajenos a la ley. Por supuesto, este nuevo Batman tiene un código de conducta más humano si cabe que sus antecesores ya que matar no es su principal objetivo.

Sin embargo, en El Caballero Oscuro de 2008, Batman parece no estar dispuesto a pasarse toda la vida capturando criminales, sino que espera que las autoridades sigan su ejemplo y su figura pase al anonimato. O lo que es lo mismo, desea la llegada al poder de un gobierno autoritario que siguiendo sus métodos puedan dar por fin el esplendor que Gotham se merece. Y la respuesta a sus plegarias viene dado por el nuevo fiscal del distrito, Harvey Dent.

Figura fundamental en los cómics de Batman, Harvey Dent es el fiscal del distrito de la ciudad de Gotham. En un principio, fue un aliado de Batman en la lucha de éste contra el crimen, aunque desde la legalidad. No obstante, se convirtió al bando del mal, tras haber sido atacado con ácido durante un juicio. Agresión que se saldó con la mitad izquierda de su rostro deformada, a la vez, que sufrió un desajuste emocional en su mente. Desde entonces, tomó el nombre de Dos Caras y dejando a la suerte sus acciones criminales.

Originalmente, el personaje sólo tuvo breves apariciones donde se enfrentaba a Batman como el villano en el que se había convertido y nada más. Sin embargo, Frank Miller y sobre todo Jeph Loeb y su Batman: El largo Halloween terminaron por dibujar el perfil psicológico  del personaje y la explicación a sus actos. En esta última obra, Batman, el Comisario Gordon y Harvey Dent luchaban por meter entre rejas al mafioso Carmine Falcone. Tras conseguirlo, la mafia asiste al juicio y ataca al fiscal con ácido sulfúrico que termina por desfigurarlo. Acto que además de provocarle heridas físicas, termina por dañar la mente de Dent. Quien al verse deformado decide ajustar cuentas con la mafia por su propia mano y con la violencia como bandera.

Otros cómics nos indican que esos daños ya estaban latentes en la personalidad de Dent. Por ejemplo, en El Ojo del Observador se cita el hecho de que Harvey sufrió maltratos por parte de su padre, lo que provocó que intentara evitar cualquier conducta violenta o antisocial en su persona. Lo que explicaría la razón por la que explotó con tal vehemencia tras su desfiguración en la obra de Loeb.

Eso en el mundo de las historietas. En el cine existen dos propuestas en su aproximación al personaje. La primera, la que nos ofrece la saga Burton/Schumacher, es la de un demente que actúa sin vislumbrar la gravedad de sus acciones. En Batman Forever, el personaje se mueve por su gusto por el azar y la maldad. Nuevamente, la simple dicotomía del bien y del mal envuelve el mundo de las historietas y por ende la del cine. La segunda es la que nos brinda Nolan en El Caballero Oscuro. En esta ocasión, Dent es el fiscal que ayuda a Batman y al Comisario Gordon a poner fin a las acciones de la mafia en Gotham. Obviando, que no es más que un abogado pretencioso que busca hacerse un nombre tras haber salido de asuntos internos. Sin embargo, Nolan nos presenta a Dent como una figura de esperanza que termina convirtiéndose en un villano al intentar matar a los culpables de la muerte de su novia, Rachel Dawes.

Como podemos observar, la figura de Dent es la imagen de una política sana y libre de corrupciones. Es, al fin de al cabo, vender la falsa idea del cambio. Es por ello, que la labor de Dent de ayudar a Batman no es ni mucho menos desinteresada. Sino que más bien obedece a una estratagema creada por las élites en su labor de “renovarse”; y por el propio Dent en su afán de llegar a formar parte de éstas. Y para hacerlo, no dudará en utilizar a Batman en su empeño y saltarse leyes para las maneras que se gasta el justiciero enmascarado. Sin embargo, la llegada en el filme del Joker hará que sus métodos se trastoquen hacia medidas aún más duras.

El Joker es un pintoresco asesino con forma de payaso que se ha enfrentado al Caballero Oscuro en numerosas ocasiones. Nacido de la mano de Bob Kane y sin un origen real conocido, el Joker viene a ser la gran contraparte de Batman y la respuesta a la violencia que ejerce este vengador. Sus métodos nada  tienen que envidiar a los del encapuchado, aunque eso sí discrepa en el fin de los mismos. Mientras que Batman representa la Justicia-Represión, el Joker el Caos-Liberación. Algo en lo que coincide Alan Moore al identificar a ambos como a dos imágenes especulares.

Y quedándonos con Moore, hemos de decir que ningún otro autor ha aportado tantas características al payaso psicópata. En su obra, La broma asesina, Moore le creó un posible origen: el de un triste comediante que se volvió loco al perderlo todo. No obstante, también le concedió otro don. Un don que no es otro que el de manejar sus acciones en pos del caos. Y es en esta obra, donde el Joker pretende demostrar que el mundo se rige por el caos y que tanto él como Batman son respuestas distintas a éste. Y aunque parezca del todo irreal, el caos al que se refiere el Joker existe en parte, mas no debe ser tomado por tal.

Si tomamos la visión global del Joker, hay que situarse a la altura de una persona de clase media-baja. Para esta persona, el total de los hechos que forman parte de su día a día está conformado por un caos ingobernable. Por un lado, se les insta a buscar su propio sustento, a expensas de que esa misma búsqueda ya la han iniciado otros de su misma condición. Por supuesto, esta búsqueda no está libre de sobresaltos debido a las continuas luchas que se dan en pos de lograrlo, sin que medie nadie en ellas. Y finalmente, la consecución de lo indispensable para vivir no es garantía de propiedad, ya que se deben enfrentar a leyes que nada tienen que ver con su condición. De tal modo, que el caos al que hace mención este personaje no es más que el sistema político y económico ahora vigente.

Otro de los acercamientos al estado de ánimo de este villano es el que Grant Morrison y Dave McKean crearon con su obra, Asilo Arkham: Una casa seria en una tierra seria. En ella, el Joker se hace con el control del Asilo Arkham, tomando como rehenes a los sanitarios del centro. Y desde allí lanza la amenaza de matarlos si Batman no pasa una noche entera en el asilo. En esta ocasión, el Joker es descrito como un ser diabólico y sin personalidad propia y que adopta otras de su entorno más cercano. Una perspectiva que no hace más que reincidir en que las formas y objetivos del payaso asesino no son más que maneras de reflejar el mal.

Y eso es algo con lo que cargaron sus apariciones en el cine. Por supuesto, salvando las distancias entre las dos películas que lo tuvieron en sus argumentos. Por un lado, la representación del Joker en la saga Burton/Schumacher vuelve a reincidir en la representación del mismo como la encarnación del mal. En esta ocasión, el Joker responde en un principio al nombre de Jack Napier, un capo de la mafia que años atrás mató a los padres de Wayne y que tras un accidente se convierte en el maníaco Joker. Un bufón de terrible sentido del humor dispuesto a conquistar  la ciudad de Gotham porque simplemente desea ser poderoso.

Mientras que por el otro, la saga Nolan (la que nos ocupa) vuelve a ser más interesante en este aspecto. En esta revisión, el Joker es un bandido, aparentemente, vulgar que roba a la mafia y que va disfrazado de payaso. Su carácter grotesco se hace más evidente por unos cambios de humor dignos de la obra de Morrison y por unas cicatrices que recorren de un lado a otro su boca a modo de sonrisa. Sin embargo, hasta ahí llega su vulgaridad. Ya que al igual que en La broma asesina, este Joker viene dispuesto a hacer ver a Batman y a Harvey Dent que sus métodos caóticos son los mismos que los suyos. Ni que decir queda que sus actos de caos, a diferencia de la obra de Moore, no son más que la representación de la maldad de un hombre que sólo quiere ver el mundo arder. Razón de más para que Batman le dé caza.

 DENTRO DEL CABALLERO OSCURO

Tras  haber visto las ambiciones y las numerosas caras de los tres personajes principales, vamos a centrarnos en la película en cuestión, El Caballero Oscuro. No obstante, antes de inmiscuirnos en los entresijos del filme es preciso señalar el contexto existente en el momento de su  producción y del lanzamiento al gran público.

Corría el año 2007 cuando la Warner Bros. anunció que se iniciaría el rodaje de la segunda parte de Batman Begins. El contexto en el que se movía el 2007 era el de una época de conflictos, las guerras contra el terrorismo inspiradas por la figura de George W. Bush presidente norteamericano por aquel entonces. Unas guerras centradas en la expansión del imperialismo económico norteamericano hacia Oriente Medio; pero que se vendieron a la opinión pública como una respuesta a la agresión terrorista del 11-S. Conflictos que aún continúan a pesar del asesinato del fundamentalista Osama Bin Laden, supuesto autor intelectual del ataque a las Torres Gemelas.

Si que decir queda que hasta la agresión, la política exterior norteamericana de esos años se la podría catalogar de neutra, aunque bien se sabe que esa palabra no sirve nunca para definir a los imperialismos. Sin embargo, este acometimiento, el mayor ataque a suelo norteamericano desde el bombardeo de Pearl Harbor, sirvió de excusa para desatar toda la maquinaria de guerra que poseían los EE.UU. Y enarbolando la idea de la defensa territorial, Bush invadió Afganistán en busca de Bin Laden, aunque sin los resultados esperados. Entonces, frustrado por ello atacó el decadente Irak de Saddam Husein, de quien se que dijo que podría poseer armas de destrucción masiva, a la vez de que se manipulaba al gran público sobre inexistentes alianzas entre Al-Qaeda y Husein. Con esa excusa, Bush invadió Irak en pos de impedir un posible ataque iraquí hacia los EE.UU. Y al final ni una cosa ni otra. Ni había armas de destrucción masiva, ni existían dichas conexiones con Al-Qaeda. Sólo fueron excusas.

No obstante, ambos conflictos cambiaron los EE.UU. Por una parte, condenaron a su población a sufrir los estragos de dos guerras brutales, mientras que por otro, dio lugar a una nueva caza de brujas al estilo McCarthy en torno a las personas de rasgos árabes. Eso sin contar, los campos de concentración existentes en Guantánamo. Todo en pos de la seguridad nacional. Pero, la élite que se encargó de moderar esas libertades en favor de sus intereses debía justificar todas estas acciones ante la población. Y que mejor forma que hacerlo desde los medios que tiene a su disposición, dentro de los cuales se encuentra el cine.

Fue en esta época, donde se gestó el proyecto de El Caballero Oscuro. Una historia de buenos y malos donde en cierta forma se narra las acciones que sucedieron tras el once de septiembre. Aunque, desde una perspectiva oscura y clasista. Es por ello, urgentemente necesario para realizar un análisis más que detallado de la misma obra narrar la historia que nos cuenta.  Todo comienza con el atraco a un banco donde una serie de personas disfrazadas de payaso se ayudan mutuamente para conseguir el botín. Sin embargo, la cosa no va bien, ya que cada vez que alguien cumple parte de su misión uno de sus compañeros lo mata. La razón de ello: pues que con menos miembros se tocará a más.

Poco a poco, los miembros de la banda van de más a menos hasta quedar sólo uno. Finalmente éste se descubre como el cerebro de la operación, el Joker. En ese mismo espacio de tiempo, Batman detiene al criminal conocido como El Espantapájaros. Acción en la que se cuestiona sus modos, debido a que aparecieron en medio de la operación varios imitadores, a los que salva de ser asesinados.

Mientras, Harvey Dent, el nuevo fiscal del distrito se encuentra en un juicio contra el capo de la mafia Maroni. Tras su fracaso de intentar meterlo entre rejas decide hacer equipo con Batman y el Comisario Gordon para hacer frente a la mafia. El plan resulta, ya que meten entre rejas, no sin saltarse las reglas democráticas, a gran parte de los mafiosos. A su vez, Batman sopesa cada vez más dejar el testigo a Dent, al que ve como el héroe que Gotham necesita. Sin embargo, todo cambia cuando el Joker decide pasar a un primer plano.

Durante una reunión de las familias, el Joker decide ofrecerse a matar a Batman. Las familias aceptan y el Joker da comienzo a su juego. En primer lugar, éste amenaza con asesinar a varias personas importantes, entre las que se encuentra Harvey Dent, si Batman no decide entregarse a las autoridades. Sus amenazas se cumplen y Batman parece finalmente ceder. No obstante, en un giro de los acontecimientos, Dent afirma ser Batman. Éste es llevado a la cárcel a la espera a que el Joker los ataque durante el trayecto. Hecho que provoca dos cosas: la encarcelación del Joker y la desaparición de Dent y su novia, Rachel Dawes.

El secuestro de ambos hace que la policía y Batman interroguen al Joker. Al no decirle nada al Comisario Gordon, Batman decide hacerlo a su manera. Nada más entrar, el vengador oscuro golpea al Joker, algo que no inquieta a éste. Y lo vuelve a hacer hasta que le sonsaca que ambos han sido secuestrados por la mafia. Sin embargo, le advierte que sólo podrá salvar a uno de los dos. Batman elige a Rachel, mientras que Gordon decide ir a por Dent. No obstante, las direcciones están cambiadas lo que provoca que Batman se dirija a salvar a Dent, mientras que Gordon y sus policías vayan hasta Dawes. Finalmente, Batman llega hasta donde está Harvey Dent, el cual está atado a una silla rodeada de bidones de gasolina. La zona arde en llamas provocando daños en la cara del fiscal. El otro equipo de rescate no tiene tanta suerte. El zulo donde estaba la chica explota antes de que Gordon llegue. Y para colmo de males, el Joker aprovecha sus ausencias para escaparse.

La muerte de la joven trastorna tanto a Dent como a Batman. Pese a ello, el Joker continúa su escalada de violencia. Tras haber cumplido parte del trato con la mafia, decide quedarse con algunos componentes de las familias. Por otro lado, en la televisión se anuncia que un empresario de Industrias Wayne conoce la verdadera identidad de Batman. Y justo antes de que éste la revele, el Joker anuncia que si no muere esta persona, volará un hospital de Gotham. A partir de entonces, el caos se desata en la ciudad donde varias personas asustadas intentan matar al trabajador.

Por su parte, el Joker decide hacerle una visita a un derrumbado Harvey Dent. Allí le insta a creer que el caos es la única justicia existente. De este modo, Harvey Dent pasa a ser Dos Caras. El cual inicia su peculiar venganza sobre los supuestos culpables de la muerte de su novia. En otro orden de cosas, el Joker se dedica a aterrorizar la ciudad con una propuesta sombría. Les hace partícipes a los ciudadanos de lo que él llama un “experimento social”. El cual consiste colocar en dos barcos dos bombas. En uno de ellos se encuentran los ciudadanos despavoridos que huyen de su régimen de terror, mientras que en otro están los criminales de Gotham. A su vez, les pide a ambos bandos, que uno de los dos cruceros haga volar por los aires al otro ante la advertencia de que morirán todos sino lo hacen. Todos quedan pensativos ante la propuesta.

A su vez, Gordon y Batman buscan el escondite del Joker hasta que lo encuentran. Y una vez hallado, el Joker y Batman se entregan a un combate mano a mano. Entretanto los cruceros deciden por separado no hacerse volar por los aires. Finalmente, Batman derriba al Joker y lo arrestan, pero el enemigo tiene un as en la manga: Dos Caras. Este nuevo criminal se ceba con la familia de Gordon debido a que considera al Comisario como culpable de la muerte de Rachel. Los ataca y antes de que mate al hijo de éste, Batman se lanza sobre él y lo mata.

Con la muerte de Harvey Dent, se abre un debate entre Gordon y Batman. Ante la desgraciada muerte de Dent, deciden que Batman cargue con las víctimas de Dos Caras, de tal forma que el fiscal quede como el héroe que Gotham necesita.

Una vez que hemos contado la historia, se antoja necesario a ir desgranándolo paso a paso las formas y personajes para poder ver así cómo se ha codificado el mensaje dentro del filme. Ante todo ello, precisamos la ayuda del otro documento audiovisual: Fahrenheit 9/11 de Michael Moore. Gracias a este documental podremos comprobar que los hechos que son confabulados por Nolan en su obra no obedecen sino a la transmisión de un mensaje construido. La justificación de la invasión de Afganistán e Irak por parte de EE.UU.

Y para comenzar, analizaremos de nuevo a sus tres protagonistas. En primer lugar, está Batman, el protagonista. Un personaje al que ya le hemos colocado la etiqueta de vengador fascista que pretende acabar con las corruptelas de su ciudad, a través de métodos nada democráticos. En esta ocasión, el Batman presente en los fotogramas de Nolan espera sobre todo que la política poco a poco haga uso de sus métodos de tal manera que no tenga que volver a enfundarse el traje de murciélago. En este caso y siguiendo las formas con el documental de Moore, tanto Batman como Bruce Wayne es la representación ficticia del empresario norteamericano. La razón principal es la visión que ofrece Wayne del playboy como un despreocupado benefactor de buenas causas y ajeno supuestamente de la realidad que lo rodea. Una fachada que esconde al vengador enmascarado que simboliza los métodos desleales con los que actúan las empresas de todo el mundo.

En segundo lugar, y no menos importante, está Harvey Dent. Dent es un joven y arrogante fiscal que ayuda a Batman en su encrucijada contra el crimen desde la órbita de la legalidad. Una ayuda no exenta, como ya hemos indicado, de una ambición: la  de conseguir formar parte del círculo de la clase alta a la que pertenece, entre otros, Bruce Wayne. A su vez, Dent muestra las cualidades  de un hipócrita con dos caras. Una cara donde admite al público desaprobar las acciones de Batman, a la vez, que con la otra, mucho más íntima, se dedica a aprobar leyes más duras para ayudar al encapuchado a capturar a los criminales. Es por ello, que Dent no es más que la divertida alegoría del presidente George W. Bush. Un hombre sin mucho carácter, pero de gran ambición. Con tanta, que sus acciones se rigen por los dictados de sus representados, los empresarios norteamericanos.

Y por último, nos encontramos al Joker. Un ser caótico y pérfido que actúa instintivamente en pos de lograr el caos. Un objetivo que pasa por la demolición de la figura del cambio que ofrece Harvey Dent. Con esta premisa, este Joker  bien podría representar a numerosas personas y movimientos sociales. Sin embargo y teniendo en cuenta el contexto en el que el personaje se gestó, la figura hace alusión a Bin Laden, el enemigo del mundo civilizado de aquella época. Un fundamentalista islámico destinado a destruir el mundo occidental a cualquier precio. Un enemigo que como ya hemos indicado no es más que la excusa perfecta para llevar a cabo los planes de Bush y sus representados.

Con las reminiscencias reales de los tres personajes principales vistas, vamos a pasar a analizar las acciones de cada uno. Comenzaremos con Batman. Nuevamente el vengador vuelve a saltarse las leyes para conseguir sus objetivos. Netamente cargado de un mensaje reaccionario en sus formas, vemos a un Batman que no duda ni un momento en machacar al Joker durante su interrogatorio en la comisaría de policía. Es algo necesario, nos plantea la película. Hay vidas en juego y él no es más que un malvado. Sin embargo, esto nos lleva a preguntarnos ¿y si fuese un inocente; se le haría lo mismo? Una pregunta que a día de día muy pocos se atreverían a contestarnos; pero que quizá los prisioneros de Guantánamo tengan la repuesta.

Por otro lado, vemos casi al final del filme a Batman haciendo uso de un sistema de rastreo mediante la intercepción de los sonidos de alta frecuencia que emiten todos los teléfonos móviles de los ciudadanos de Gotham para encontrar al Joker durante la escena de los barcos. No sería nada descabellado, que esta locura física que nos hacen ver durante la película pueda remitir a ciertas prácticas del FBI como la de interceptar los teléfonos de supuestos sospechosos. Una aberración que vulnera totalmente el derecho a la intimidad de los afectados, que fue puesta en marcha durante la Guerra Fría y que el señor Bush decidió sacar del cajón de los recuerdos tras los incidentes del 11-S.

Eso lo que respecta a Batman. Con Harvey Dent, el George Bush de la película, vemos en sus quehaceres otra apología hacia las políticas de la Administración Bush. Para ello nos atenemos a una escena concreta de la película. En esta escena, Harvey Dent, Rachel Dawes, Wayne y una chica están cenando en un restaurante. Durante la cena se inicia una conversación donde el tema principal es Batman. En ella, Harvey Dent habla de la actitud heroica de Batman, a la vez, que señala  con toda seguridad que las acciones del enmascarado cesarían en el momento en que desde la política se actuara en contra de la corrupción reinante en Gotham. O lo que es lo mismo, Dent justifica las labores de Batman como algo necesario para la regeneración democrática. Lo cual nos lleva a cuestionarnos hasta qué punto la democracia en la que vivimos está tan en peligro como para precisar la protección de alguien fuera de la ley. ¿Es que acaso nadie se ha dado cuenta de que tal democracia deja de existir en el momento en que abandona las libertades en pos de su protección? Será que a lo mejor no existe tal democracia.

Y siguiendo con las andanzas de Dent, vamos a centrarnos en otra de sus maneras. Antes de recurrir a la ayuda del Joker, los miembros de la mafia tuvieron que dejar su dinero en manos de empresario chino para que lo sacara del país. No obstante, Batman viaja hasta China y logra capturarlo, amén de todo el dinero de la mafia. Ello provoca que rápidamente Harvey Dent ordene la detención de todos los capos en un tiempo récord. De este modo contemplamos su modelo de democracia. Por un lado, deja que Batman sobrepase las leyes capturando al empresario chino, mientras que por el otro su amistad con el alcalde y varios vacíos legales le permiten juzgar y encerrar a todos los detenidos. O sea, que el fin justifica los medios.

Sin embargo, el pobre y heroico Harvey Dent sufre un revés de tantas operaciones a gran escala. La que iba a ser su esposa muere en una trágica explosión y él queda gravemente herido tanto física como psicológicamente. Un hecho que provoca dos cosas: que el Joker lo empuje vilmente al mal y que sus actos se sobresalgan de las normas democráticas. Actos que trasladados a la realidad reciente, bien podrían interpretarse como las razones que empujaron a George W. Bush a iniciar una guerra con el mundo árabe. Con ello queda más que justificados dichos conflictos. No es que Bush y Dent fueran malos, sino es que Bin Laden y el Joker los empujaron a cometer crímenes atroces. De tal forma, que todo se queda en una venganza razonable, nada más ni nada menos.

Por último, está el Joker quien en este filme es la fiel representación del Bin Laden supuesto autor intelectual del 11-S. Ambos dos símbolos inequívocos del mal tanto en la película como en la realidad construida. Lo cual nos lleva a la siguiente pregunta: ¿qué razones posee una persona para hacer el mal a otros? La respuesta es complicada, pero no tiene unos matices absolutos tal y como quieren imponernos desde los medios. Y para ello sólo sirve el ponerse en la piel de alguien de etnia árabe que milita en Al-Qaeda. Es ese hombre pobre que vive en un ambiente degradante dominado por la religión y donde la mayor parte de la riqueza está en manos de unos títeres interpuestos por los americanos, que por otro lado están explotando sus recursos. Una situación delicada ante la que decide rebelarse actuando con la fuerza y matando a inocentes si es preciso. Eso es lo que representa Bin Laden para este hombre, la fuerza capaz de frenar esa masacre por parte de las explotaciones americanas. Con métodos equivocados y con razones injustificadas sí. Pero la única mano a la que aferrarse ante esa situación de miseria extrema. Eso también lo representa claramente el Joker, sin embargo, en esta ocasión se le arrebata la justificación y se le dan matices de psicópata enfrentado al mundo. Lo justo para que Batman lleve las de ganar.

Continuando con este Joker es preciso remarcar ciertas acciones que no desmerecen al personaje, pero que al cargar con el peso de ser el antagonista le resta sus posibilidades. Cojamos su primer movimiento para matar a Batman, el adalid de la justicia en la película. El Joker pide desde un video que Batman se entregue a las autoridades para pagar por todos sus crímenes. Es una idea totalmente respetable el que alguien dijera que un hombre disfrazado de murciélago que impone su justicia a los maleantes es algo antidemocrático. El problema fundamental que tiene esa idea es la justificación que nos propone Nolan. Nos cuenta que el Joker lo ha hecho por dinero y porque está loco. Algo a lo que ayuda sus atentados contra “personas respetables” como el de la jueza que encerró a todos los arrestados tras la acción de Batman en China. Una mujer que según el fiscal Dent compartía su ideal de justicia. Y por supuesto, está el más impactante de sus atentados la muerte por envenenamiento del Comisario Loeb. Una muerte que bien podría señalar como veraz la interrelación entre las epidemias de ántrax del 2001 en EE.UU. y Al-Qaeda. Un hombre entre cuyas acciones está el consentir que Batman actuara a sus anchas por la ciudad de Gotham, a la vez que permitía la ayuda del justiciero tanto en las acciones policiales como en los casos de investigación. Actos que le valen el calificativo de terrorista. Una palabra que usa el propio Harvey Dent justo antes de iniciar la trampa al Joker y, que vuelva a usar un personaje de la calle como es el mayordomo de Wayne, Alfred. Vocablo usado hoy en día en los EE.UU. para identificar a todo grupo armado que no apoye la democratización norteamericana de un territorio.

No obstante, el Joker vuelve a ser protagonista en dos nuevas escenas más. Durante la tortura, Batman y él mantienen una conversación, durante la cual habla de sus utilidades y las de Batman. En ella, se hace hincapié en que la existencia de Batman y de su forma de ver las cosas sólo sobrevivirá con la presencia del Joker y sus acciones. O lo que es lo mismo, la idea del maniqueísmo que nos presenta Nolan en el filme es que siempre habrá un Joker/Bin Laden acechándonos y que Batman estará ahí para protegernos. Una justificación de que la democracia no vivirá más allá del justiciero. Aunque, el Joker también en esta parte nos propone una idea bastante interesante. Si nos centramos en una visión totalmente marxista, Batman responde a la idea que tenían las clases altas de lo que era el fascismo a principios de los años veinte: el protector de éstas frente al peligro de la revolución obrera. Cuando el peligro pasó o encontraron formas más diáfanas de acabar con la amenaza real o imaginaria, el fascismo dejó de ser necesario y fue perseguido como ocurrió en Alemania. Es por ello, que el Joker cuestiona la utilidad de Batman en una democracia que encuentre la forma de no necesitar de sus servicios y de la persecución a la que se verá sometido. Pero, la película por supuesto va por otros derroteros ya señalados. Y en la siguiente, se nos presenta al Joker disfrazado de enfermera visitando al hospital a un Harvey Dent dolorido tras la muerte de Rachel Dawes. Allí el Joker le jura que no tuvo nada que ver con la muerte de su novia, a la vez que deja algunas perlas. Como la idea de que el orden establecido puede llevar a acontecimientos terribles, a la vez, que señala que frente al orden, el caos ofrece la justicia verdadera. Lo que en la película se transforma en una idea terrible propia de un ser tan degenerado como el Joker.

Después de examinar a los personajes, es preciso analizar la historia que en realidad nos están contando. Y es aquí donde vamos a precisar la ayuda de Moore y de su documental. En Fahrenheit 9/11, Moore cuenta la historia de un presidente sin carisma que pretendía hacer valer su nombre creando una guerra. George siempre fue un político y un empresario mediocre, pero fueron sus enlaces industriales lo que le permitió sacar adelante su candidatura. Era el precio que había que pagar para dejar de ser el hijo de un ex presidente a ser una figura importante dentro del alto mundo. Sin embargo, le faltaba una acción que despejase todas las dudas sobre su figura y que a su vez le reportase enormes beneficios a todos aquéllos que le habían apoyado. La mejor forma fue la de siempre, crear una guerra. Y el 11-S le dio la coartada perfecta. Mientras, en El Caballero Oscuro nos cuentan la historia de una forma distinta. Harvey Dent, la imagen de George W. Bush en el filme, es un fiscal que desea cambiar su ciudad y para ello hace equipo con Batman, el empresario norteamericano medio, para llevar a cabo una guerra contra los criminales. El filme no menciona nunca la ambición de Dent por ser alguien reconocido, a la vez, que menosprecia las acciones de Batman, quien a su vez ve a Dent como su sucesor en la legalidad. La misma alianza de intereses que se produce entre las empresas y Bush, pero suavizadas y legitimadas de tal forma que cale bien en el espectador.

Sin embargo, la cosa no queda ahí. La guerra además de servir a los intereses de Bush y a sus allegados también sirvió para neutralizar la crisis y el descontento que se vivía en ese momento en los EE.UU. uniendo a todos en contra de un enemigo común inventado y en torno al cual se imponía un temor a sus posibles acciones. En este caso, Moore habla de invención ya que  por un lado, Bin Laden es una creación de la CIA  como  un método que se usó para combatir a los soviéticos en Afganistán, a la vez, que señala la eliminación total de los datos del mismo para hacer parecer sus acciones injustificadas. Amén de intentar ocultar a la opinión pública las relaciones comerciales entre la familia Bush y los Bin Laden. Estratagemas cuyo único cometido es hacer olvidar que es el propio Bush ese enemigo tan terrible. Pero, eso no es lo que Nolan nos cuenta. Aquí el Joker aparece de repente y lo hace  sin ningún motivo entendible. Y eso no es todo. El personaje no ni tiene identidad civil ni huellas dactilares que ayuden a las autoridades a su detención. Datos que lo hacen mucho más misterioso y por qué no, peligroso. En el filme es mostrado como una amenaza tan real como es de ilusoria la de Al-Qaeda en la actualidad Y sus acciones torpedean las actividades del dúo Batman-Dent, los adalides de la justicia, hasta tal punto que el mismo Dent se convierte en un criminal. El asesinato de Dawes es la razón de ser de este nuevo Harvey, quien se ensaña con inocentes como lo son la familia del Comisario Gordon, además de asesinar a todos los que estuvieron implicados en el secuestro de su novia. Entre los que se encuentran un policía corrupto y el capo de la mafia, Maroni. Todos ellos malvados, como lo eran los talibanes en Afganistán que dieron cobijo a Bin Laden. De modo que, Nolan nos presenta una trama no menos compleja con la que pretende primero quitar el peso de las acciones de Dent/Bush y segundo, hacer insistencia en que sus motivos eran nobles, pero que la radicalidad mostrada por el Joker/Bin Laden le obligó a actuar de forma tan violenta y que llegó incluso a amenazar a inocentes. Inocentes que Bush y la OTAN sí asesinaron a sangre fría. Y así, todo queda justificado y empaquetado para que los espectadores lo consuman y lo asuman.

Asimismo, Nolan se olvida de hacernos ver la pobreza que existe en la ciudad de Gotham. Una pobreza que nos es mostrada en Batman Begins como un subproducto de la corrupción y que a  menudo está subyugada al crimen. Recuérdese el caso de la muerte de los padres de Wayne, que fueron asesinados por un ladrón de poca monta. Sin embargo, Nolan incide en el hecho de que los multimillonarios señores Wayne, en calidad de altruistas, estuvieron hasta ese mismo instante invirtiendo su fortuna en los más desfavorecidos. Sin lugar a dudas, un ajuste de cuentas al más puro estilo de la lucha de clases. Y la respuesta de Batman es limpiar la calle de criminales, entre los cuales se encuentran numerosas personas sin recursos, mientras Dent hace lo propio con las administraciones públicas. Todo en pos de erradicar la “corrupción”; pero al final todo se mantiene igual. O sea, que los ricos siguen siendo ricos, esta vez sin robos, y los pobres siguen estando igual que antes o peor, ya que les han quitado el sustento que les proporcionaba el crimen. Suponemos que esto es lo que entienden los habitantes de los EE.UU. por el “Sueño Americano”.

 CONCLUSIONES

Una vez que hemos reunido todas las piezas del puzle, vamos a presentar nuestras conclusiones en torno al mensaje que nos muestra la obra de Nolan:

–          La primera y más fundamental es que el cine es un medio de propagación y de mantenimiento de discursos ya creados.

–          La segunda es que también el mundo del cómic hace hincapié en ello. Sólo hay que ver el origen y la evolución de Batman, Harvey Dent y el Joker. Todos ellos son arquetipos elitistas del mundo real.

–          Existe una necesidad imperiosa desde el poder de crear ídolos ante los cuales los ciudadanos sientan respeto. Y eso es lo que representa Batman en el mundo de los superhéroes.

–          Conforme observamos el desarrollo del filme, se hace más palpable la necesidad de vendernos una especie de democracia tutelada donde personas magníficas como Batman la guarden en caso de peligros.

–          A su vez, podemos ver la tergiversación de la realidad de unos hechos a través de una historia aparentemente “apolítica”, con todo lo que ello implica. De tal modo, que al final acaba siendo consumida y asumida.

–          Dent y Bush son dos prototipos de personas que  buscan de “Sueño Americano” y lo consiguen. El primero logra ser fiscal de Gotham, tras años en la sombra investigando las corruptelas de la Policía. Mientras que el segundo, un fracasado que ha estado viviendo a la sombra de su padre durante bastante tiempo consigue ser elegido presidente de los EE.UU. De nuevo, el “Sueño Americano” vuelve a ser elogiado en una película y ante los medios. Un Sueño que se logra teniendo una base importante como es el caso de Bush. Mientras que en el caso de Dent se hace gracias a la constancia.

–          Los personajes exteriores a este sistema son considerados villanos. Véase el caso de El Joker y de Bin Laden. Sus intenciones es socavar nuestro régimen social establecido. Sus razones son desconocidas o tienen un precedente de locura.

–          Ante su amenaza lo mejor es usar la fuerza, parece inculcarnos Nolan. Y si se invaden países o se tortura a gente mejor que mejor. Sin olvidar, inculcar el miedo ante la amenaza a la población porque nadie sabe cuando actuará o quien será la víctima siguiente.

–          Las empresas actúan en pos del beneficio y por eso copan el poder. Véase el caso de Bush y las empresas petrolíferas o el de Wayne ofreciéndole ayuda económica a Dent.

–          En el tratamiento de la corrupción, ésta no afecta a quienes tienen más recursos, pero sí a los estamentos sociales más bajos. Los cuales nunca son tratados de forma objetiva en las dos películas de Nolan.

–          Y finalmente, que en toda obra norteamericana que se precie debe llevar consigo la categórica defensa a ir armado.

BIBLIOGRAFÍA

  • Burton, Tim. Batman. Warner Bros Pictures, 1989.
  • Schumacher, Joel. Batman y Robin. Warner Bros Pictures, 1997.
  • Nolan, Christopher. Batman Begins. Warner Bros Pictures, 2005.
  • Nolan, Christopher. Batman, El Caballero Oscuro. Warner Bros Pictures, 2008.
  • Alarcón, Tonio L. Superhéroes: Del cómic al cine. Calamar, 2001.
  • Carter, Mac. Origen secreto: la historia de DC Comics. DC. Entertainment, 2010.
  • Moore, Michael. Fahrenheit 9/11. Miramax Films, 2004.
  • Web: http://www.comicdigital.com/
  • Web: Wikipedia.
  • Miller, Frank. El retorno del Caballero Oscuro. Norma Editorial, 2003.
  • Morrison, Grant; McKean, Dave. Asilo Arkham: Una casa seria en una tierra seria. Editorial Vid, 1989.
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AVISO

A los alumnos matriculados en el curso de libre configuración «Las claves de lo que pasa…»
Iniciamos el curso el próximo miércoles 3 de octubre a las 18,30 en el aula 3.9 de la Facultad de Comunicación (tercera planta).

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Nueva edición del curso «Las claves de lo que pasa»

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Los Simpson

Por: María del Rocío García Rodríguez

Los Simpson es una serie de dibujos animados estadounidense. Se basa en la vida de una familia bastante peculiar. En su día a día, podemos ver a cada miembro pasar por los actuales problemas de la sociedad. Nada ni nadie pasa desapercibido para sus guionistas. Tratan temas de muy diferente índole, desde el tema de la homosexualidad, hasta el medio ambiente, pasando por la corrupción y la religión. Además, en sus capítulos podemos ver continuos cameos de personajes famosos, así como referencias a películas, series, documentales, …

Los Simpson son una creación de Matt Groening, y producción de James L. Brooks. En su país natal, Estados Unidos, se emite por la cadena Fox Broadcasting Company (la cual no se ha escapado tampoco de las críticas de los personajes de la serie).

A pesar de su satírica crítica y su ácido mensaje, ha tenido la acogida de todos. Y su éxito a traspasado fronteras, quizás porque los problemas que atañe a la sociedad estadounidense son muy similares a los que se dan en el resto de países.

Análisis del capítulo de Los Simpson titulado “Fraudcast News”

 El capítulo que he elegido es el 335, que corresponde a la decimoquinta temporada. Este tiene una crítica muy acorde con las estructuras de poder. A escala reducida, en este caso el pueblo de Springfield, también se pueden  ver las estructuras de poder sobre las que se conforman las sociedades. En ‘Fraudcast News‘ vemos como quien tiene el poder económico, puede tener cualquier otro. Así como que el periodismo no responde al ‘Cuarto poder’ como se le bautizó en sus inicios, más bien, está al servicio del resto de poderes, en este caso al económico.

“Fraudcast News” comienza con todos los vecinos del pueblo esperando que se nombre a una roca con forma de cara, como Parque Nacional. Como resultado de una intervención de Homer, la roca se desquebraja y cae sobre los visitantes. Todos salen ilesos excepto el Sr. Burns, que queda atrapado, por lo que todos le dan por muerto.

Lisa, una de las hijas de Los Simpson, había escrito un poema a la roca, el cual ya nadie lo escucharía o leería. Por lo que su madre, la incita a que escriba su propio periódico para que todos puedan disfrutar de él. Así crea el periódico “The Red Dress Press” (El Vestido Rojo).

Al cabo de unos días, el señor Burns reaparece, y se da cuenta de que ni los medios de comunicación ni los vecinos de Springfield han sentido su muerte. Esto le lleva a la compra de todos los medios de comunicación del pueblo, a excepción del periódico de Lisa. Burns crea un único discurso, que se basa en la exaltación de su figura y en la de su empresa, la central nuclear. El único medio que ofrece un mensaje diferente es el “Vestido Rojo”, ya que Lisa se niega a venderse.

Tras varios intentos fallidos de compra, Burns cae en el chantaje y en el juego sucio: compra a sus colaboradores, le deja sin luz, droga a su padre para que le cuente sus secretos inconfesables, … Así es como consigue su objetivo, Lisa cierra su diario.

No obstante, Homer crea otro periódico para que el pueblo reflexione y se de cuenta de que deben pensar por sí mismos y no creer en el único mensaje que le ofrecen los medios del señor Burns.

Es resto de vecinos decide publicar sus propios diarios, haciendo imposible que el señor Burns se adueñe de todos. Por lo que se rinde y abandona su plan de hacerse con la totalidad de medios de comunicación.

Ahora comparemos cada detalle y cada personaje con la realidad.

· El Señor Burns y la estructura de poder.

 El Señor Burns es un anciano multimillonario. Desde pequeño ha pertenecido a la clase alta de la sociedad estadounidense. En la actualidad es propietario de una central nuclear, y sus actividades empresariales siempre están empañadas por la corrupción, además de ser poco éticas. Por lo que no tiene una imagen social buena. En este caso, el señor Burns pretende limpiar su imagen a través de los medios de comunicación. Para ello, compra todos los medios del pueblo. Así, podrá ofrecer a la audiencia un único mensaje, afín a su persona, claro. Toda la programación gira en torno a él, lavando su imagen. Aunque este mensaje unitario no se queda ahí, también hace llegar otro a favor de la energía nuclear. Hace creer que la energía nuclear es buena, que no tiene repercusiones medioambientales. Y, además, como él es afín al Partido Republicano (Conservador), también ofrece mensajes a favor del Partido.

Esto lo podemos ver en los mensajes que recibimos de los distintos medios a diario. Puesto que todos los medios pertenecen o tienen relaciones con los seis grandes conglomerados de la comunicación, el mensaje que nos llega es homogéneo e incompleto.

Es la consecuencia del intrusismo que se ha llevado a cabo en el sector de la comunicación. Empresas que no tienen nada que ver con la comunicación son grandes accionistas de los conglomerados y, como ellos ponen el dinero, la actividad periodística ha de estar al servicio de ellas. Por ello, los mensajes que recibimos de los distintos medios son homogéneos, unidireccionales e incompletos. Se omite información relevante para no dañar a las empresas accionistas.

Así, toda voz contraria ha de ser acallada. En este caso, el diario independiente de Lisa Simpson, que a pesar de ser un medio pequeño y de menor repercusión, pone en peligro el mensaje único.

· Lisa Simpson, el medio independiente, la figura herética.

Lisa es una niña de 8 años que se caracteriza por ser independiente, crítica, luchadora por los derechos humanos e inconformista. Su punto débil es la edad y la inexperiencia, demasiado pequeña para los objetivos que se marca.

Aún así, frente al monopolio mediático que pretende hacer el Señor Burns, ella se muestra firme y no se deja vender. Pese a que su diario, “The Red Dress Press”, es un periódico pequeño, es la única capaz de ofrecer un discurso distinto. Un discurso periodístico que no se deja influenciar por el poder económico, que rechaza en varias ocasiones. Así su mensaje se muestra independiente, alternativo al de monopolio creado por el poder económico.

Se establece así como una herética. Es una persona que se rebela en contra de la estructura de poder establecida, en este caso del conglomerado del que es dueño el Señor Burns. A través de su pequeño periódico, Lisa quiere hacer llegar un mensaje veraz, de relevancia pública, distinto al que se ofrece en el gran conglomerado. Esta lucha no se hace por ir en contra de la estructura establecida, sino para dar a conocer lo que piensa la niña. Esto es, que cada uno piense por sí mismo, que no se crean lo que les hacen llegar los medios sin más.

Pero ir en contra de la estructura de poder tiene un precio, y también podemos verlo en este capítulo. En un primer momento, el Señor Burns quiere comprar su diario, para que este sea partícipe del mensaje que se da en el resto de medios. Al ver que Lisa se opone a venderse, comienzan los ataques. Chantajea y agrede a sus colaboradores, dejándola sola. Pero Lisa no se rinde y continúa con su edición. Corta el suministro eléctrico de su casa, imposibilitando que se impriman los ejemplares del diario, pero Lisa encuentra una solución con una impresora manual. Como todos los planes por silenciar al “Vestido Rojo” fracasan, el Señor Burns recurre a su padre para que le cuente los trapos sucios de Lisa, para desvirtuar su imagen. Así es como consigue que Lisa abandone su actividad periodística.

· Homer.

El padre de la familia Simpson se caracteriza por ser poco inteligente, dejándose llevar por la opinión pública sin cuestionarse nada. En un primer momento, es el ‘chivato’, ya que cuenta las intimidades de su hija al Señor Burns. Siendo esta la principal razón por la que Lisa abandona su actividad periodística.

No obstante, una vez cerrado el diario, Homer se da cuenta de la valiosa acción que desempeñaba su hija.  Su misión era dar un mensaje plural, que sus lectores no se quedaran sólo con el mensaje ofrecido por los ‘grandes medios’. Invitando a que cada uno pensara por sí mismo, cuestionando cada una de las noticias que aparecían en el resto de medios, y en suyo propio, por supuesto. Esto es, enseñar a los demás a ser críticos.

Y así lo hace ver Homer. Crea otro periódico para hacer llegar estas conclusiones a sus vecinos, el “Times de Homer”. Esto desencadena que todos los ciudadanos de Springfield creen sus propias publicaciones, cada una con su visión propia, dando lugar a la pluralidad de mensajes.

Dado que las voces contrarias al mensaje ofrecido por el Señor Burns son demasiadas, éste decide abandonar su monopolio.

· Paralelismos con la realidad.

Cuando el Señor Burns decide abandonar su actividad periodística, hace referencia al ejecutivo de la Fox, Rupert Murdoch. De él dice que sólo Murdoch es capaz de controlar todos los medios de comunicación.

En cuanto al diario de Lisa, “El Vestido Rojo”, al escucharlo se me viene a la cabeza la secuencia de “Jezabel”. En esta, la joven Jezabel también se rebela en contra de las estructuras de poder establecidas, en este caso de las sociales. Jezabel tiene un baile de gala, en el que todas las muchachas tienen que ir vestidas de blanco, pero ella, atentando en contra de los valores establecidos en la sociedad, decide ir de rojo. Esta secuencia es conocida como ‘El Vestido Rojo’. Por lo que quizás, sus guionistas quisieron relacionar este diario herético, digamos, con la secuencia de “Jezabel”.

Al contrario de lo que nos quieren hacer llegar, de que existe pluralidad en cuanto a los mensajes que nos ofrecen cada medio, aquí se ofrece en clave de humor la realidad. Se concibe este capítulo como una excelente crítica a la estructura de poder vigente.

El poder económico es el que está al mando del resto de poderes. Así, el periodismo no conforma el cuarto poder como se confeccionó en un principio. El periodismo ha dejado de ser la voz del pueblo, han dejado de denunciar los problemas de real relevancia pública.

El periodismo se ha convertido en un títere del poder económico. Sólo se hacen eco de las noticias que convienen de alguna manera o que no perjudiquen a las empresas accionistas. Es decir, en los medios no van a aparecer noticias que vayan en contra de las empresas que los financian. Los periodistas que pretendan hacerlo, serán acallados, despedidos, de inmediato.

Se trata de un acuerdo entre empresas y medios. Este acuerdo comenzó a mediados del siglo XIX, cuando tras la II Guerra Mundial. El capital proveniente de sectores ajenos a la comunicación comenzaron a introducirse en estos medios. Además, estas empresas de la comunicación ya habían comenzado a unirse en grandes conglomerados.

Esto dio resultado a los seis grandes conglomerados que tenemos en la actualidad. Pero en estos grandes conglomerados no solo tenemos los grandes medios. Desde cualquier gran conglomerado podemos llegar a un medio nacional, local, que a priori, no tiene ninguna relación con estos.

Así encontramos un mismo mensaje en todos los medios. Una única visión financiada por unas mismas empresas. Porque, además, las empresas accionistas de un conglomerado también las podemos encontrar en otros.

Quizás podemos encontrar medios más afines a una ideología que a otra, y viceversa, pero, al fin y al cabo, son visiones superficiales. Todos tienen un mismo fin, maquillar la realidad para mantener contentos a los que tienen el dinero.

El caso de la crisis económica que estamos viviendo desde hace unos años, es un claro ejemplo de este mensaje único. Los medios se empeñan en culpar a los ‘mercados’, pero sin profundizar. No nos dicen quién o qué hay detrás de esos mercados. Además, según de la afinidad política que tenga cada medio, podemos personificar estas crisis, superficialmente siempre. Los medios afines a la derecha española, por ejemplo, se dedicaron a culpar a Zapatero, que era el presidente del gobierno que se encontraba en ese momento en el poder.

Pero debemos recordar que la estructura de poder actual tiene una base, y esta no se corresponde  con el poder político, sino con el económico. Por lo que todos los demás, están al servicio del económico. Y ahí está el periodismo.

Análisis del capítulo de Los Simpson titulado “The old man and Lisa”

El segundo capítulo elegido es el 174, que corresponde a la octava temporada. En este episodio, el Señor Burns y Lisa vuelven a ser los protagonistas. El reciclaje, el medio ambiente, y la ética son los asuntos que se tratan y critican.

Tras una visita del Señor Burns al colegio de primaria de Springfield, y una charla entre él y la pequeña Lisa, el multimillonario se da cuenta de que no lo es tanto como creía. Mientras hace planes para volver a conseguir el dinero que ha perdido, termina en bancarrota y pierde la central nuclear y su mansión.

Para salir de la crisis, el Señor Burns, decide recurrir a Lisa. Esta acepta ayudar al Señor Burns con la condición de que deje de ser malo. Comienzan a ganar dinero con el reciclaje. Así, él se obsesiona, y recicla todo lo que ve a su paso. Cuando tiene el dinero suficiente, abre una planta de reciclaje. Para ‘agradecerselo’, el Señor Burns convierte a Lisa en la imagen corporativa de su planta.

En la visita que hace Lisa a la planta, descubre que la actividad empresarial que se desarrolla en la planta de reciclaje no son beneficiosas para el medio ambiente. En una escena anterior, mientras Lisa dice como reciclar al Señor Burns, le explica que las anillas de plástico de las latas dejan atrapados a los peces, haciendo que estos mueran. Así, la principal actividad que desempeña la planta es recoger peces y plantas del mar, con una gran malla de anillas de plástico. Estos producen “La pasta de la pequeña Lisa”, que es un producto químico industrial.

Así, Lisa se da cuenta de que el Señor Burns no ha cambiado, que solamente ha utilizado el reciclaje para volver a sus andadas, enriquecerse a base de dañar al medio ambiente.

Una vez que Burns vuelve a enriquecerse, vende la planta y ofrece el 10% de los beneficios a Lisa, ya que, fue quien la ayudó a salir de la crisis. No obstante, Lisa, desde la integridad y fiel a sus principios, rechaza el dinero, ya que ha sido conseguido de una forma inmoral.

· El Señor Burns.

Este vuelve a ser la personificación del poder económico. Se nos ofrece una visión de la peor cara del mundo empresarial. Cómo muchos se enriquecen dañando al medio ambiente y aprovechándose de los más débiles.

Hace creer que cambia tras la crisis que le lleva a la banca rota. Pero una vez que vuelve a tener ese poder económico, se olvida de los demás. Su único objetivo es enriquecerse, el beneficio propio.
 · Lisa, ecologista y voz de los débiles.

Lisa, como ya dijimos en el primer capítulo, es una niña independiente, crítica y, además, ecologista. En este episodio, desde la inocencia se ofrece a ayudar a un desvalido Señor Burns. Le ofrece su confianza, sus conocimientos, su trabajo, a cambio de que abandone las actividades perjudiciales para la naturaleza y para las personas.

A pesar de esta condición, Burns la decepciona, y utiliza sus conocimientos para su beneficio.

En esta caso, la crítica reside en las actividades inmorales, perjudiciales que muchos empresarios realizan, aprovechándose de los demás.

Cómo una buena idea, se vuelve contraria a sus principios beneficiarios. Ejemplo de ello puede ser el caso de los bancos. Las entidades financieras ofrecían grandes beneficios a sus clientes. El banco ofrece un crédito a sus clientes para que se devuelva en cómodos plazos. Hasta aquí todos son beneficios. Pero esto se ha convertido en la causa de muchas crisis, personales, en este caso. Estos plazos no eran tan ‘cómodos’. La totalidad de los plazos suman más del crédito otorgado. Los plazos cada vez mayores que, si a eso se suma la bajada de salarios o, en muchos casos, la desaparición de estos, los clientes no tienen para pagar estos plazos.

Si esto ocurre, los bancos se apropian de los bienes inmuebles de sus clientes. Esto es, aunque le quede un sólo plazo por pagar, los bienes pasan a formar parte del patrimonio del banco. Y no contentos con ello, los clientes tienen que seguir pagando las hipotecas.

Otros ejemplos de la falta de ética empresarial, pueden ser las grandes empresas que se van a países tercermundistas o en  vías de desarrollo, buscando un coste de producción menor. Quizás sus nuevos ‘empleados’ vean estas posibilidades como positivas. Y no obstante, si las condiciones laborales fueran idénticas a las que se tenían en sus países de origen, sí que serían beneficiosas para ellos. Pero en estos casos, si se da un cambio de ubicación en las empresas, sólo se busca el beneficio de la empresa, o sea, el beneficio económico.

Como podemos comprobar,  la serie de dibujos animados de Los Simpson, es un espejo, un claro reflejo de la sociedad actual.  No se muerden la lengua con ningún tema, para todo hay una posible crítica.

 

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El individuo en medio de la sociedad. El Show de Truman, Antz y Hormigaz

Por: Miguel Ángel del Pino Gómez

 

Nosotros vamos a tratar en este trabajo dos películas que se contraponen pero que también tiene elementos comunes. Por lo que vamos a recorrer las dos películas viendo en que se asemejan y en que se distancian, poniendo en conjunción el tema principal que tratará sobre el individuo en el sistema. Así las películas de las que hablamos son “El Show de Truman” y “Antz, Hormigaz”. De esta manera, vamos a asentar unas bases, unas ideas que las intentaremos poner en relación con el curso. Así veremos la idea principal, el individuo en la sociedad en un ámbito más genérico sin entrar en concreciones, dentro de este tema veremos otras cuestiones relacionadas como el cambio en la sociedad, la libertad y el individuo, el lado positivo de la alienación y cómo el hombre no vale nada sin la sociedad, sin la ciudad. También nos interesa resaltar la importancia del discurso y sus intenciones educativas. Por supuesto veremos el comportamiento humano y lo influyente de éste en su entorno.

Tras estas ideas generales pasaremos a analizar las películas, en primer lugar veremos “el Show de Truman” mostrando un pequeño resumen y relacionándolo con los temas del curos para después ver la segunda película “Antz, Hormigaz” que se planteará en los mismos términos, comentándola y relacionándola con lo ya dicho en la temática general. Finalmente las compararemos, viendo en que se separan y en que se parecen.

EL INDIVIDUO EN LA SOCIEDAD: LIBERTAD, DOCTRINA Y PLACER.

Cómo ya hemos dicho en la introducción, el tema principal gira alrededor del individuo en medio de la sociedad, en el Estado o en el sistema que hoy tenemos llamado Globalización. Por tanto, dentro de este tema podemos encontrar otros tantos como la libertad dentro de la política y la economía, donde podríamos preguntarnos: ¿Existe la libertad? ¿Somos libres? ¿Podemos ser libres en la sociedad? ¿Dónde acaba nuestra libertad? Todas estas ingentes preguntas entran dentro de ese primer tema genérico, el sujeto dentro de nuestra sociedad; todo esto lo hemos ido viendo a lo largo de las clases del curso al tratar de la comunicación como un medio que cuarta nuestra información y por ello nos limita, o cuando hablamos del adoctrinamiento de la masa a través de la televisión, su influencia, etc. Estos temas están enormemente relacionados con la libertad en el individuo, sus capacidades e incluso sus intenciones.

También podríamos definir un poco al hombre, es decir, ver que es lo que le mueve, y por ello si realmente tiene intereses en los demás, si todo lo que hace lo hace por ansiar poder, dignidad o simplemente porque tiene interés, le produce placer o tiene una maldad tal en su naturaleza que no le deja obrar de otra manera. Justamente eso lo hemos visto en todas las clases, hemos hablado del egoísmo humano, de su naturaleza, si ella es mala o buena, etc. Otras tantas preguntas sobre qué es el ser humano, preguntas verdaderamente importantes para entendernos  y para entender todo lo que nos rodea. Sobre estos temas vemos la crisis actual donde podemos entrar en otras nuevas cuestiones que ya nos hemos preguntado en clase: ¿Somos capaces de llevar algún sistema de gobierno? ¿Por qué fallamos en esos aspectos? Alrededor de esto podemos hablar de los distintos regímenes totalitarios o de nuestro sistema actual.

Por lo tanto nuestro objetivo será defender estas cuestiones e ir viendo cómo se relacionan con el temario y con las películas que hemos elegido. Así que para empezar vamos a tratar ese tema genérico para después ir descendiendo sobre los distintos aspectos o ramificaciones de nuestro tema. De esta manera podemos comenzar con uno de los objetivos de nuestras clases, la crisis que nos compete a todos, esta crisis que está llegando a su etapa más desesperada ya que parecemos haber caído en un pozo sin fondo, no encontramos solución y cuando parece que nos hemos “recuperado” volvemos a llevarnos otro mazazo, otra decepción, y es que una de las especies más rutinarias se somete todos los días a un auténtico devenir de los mercados, a un vaivén donde parece que es el dinero el que baila de mano en mano. Pero que como ya vaticinó un hombre, ese cambio es pura apariencia, es decir, el mundo cada día cambia de dueño pero lo que parece que olvidamos es que este cambio no es esencial. Esto precisamente se dijo ya en la Antigua Grecia, Heráclito que con su célebre frase “no te bañarás dos veces en un mismo río” nos anticipaba que el cambio era lo único que permanecía, pero como bien sabemos ese cambio era pura apariencia porque no era un cambio esencia, es decir, las aguas del río fluían o cambiaban mientras que el propio rio seguía siendo el mismo. Este problema que parece ser realmente anticuado, lo hemos podido observar en una de las mejores series de la televisión creada por David Simon llamada “The Wire” que nos mostraba a lo largo de toda su serie esta misma filosofía donde sus personajes protagonistas, un cuerpo de policía de la ciudad de Baltimore, intentaban cambiar las cosas pero los resultados no eran nada favorables y es que el cambio se daba pero no esencialmente, esto los podemos ver en el último capítulo de la serie llamado “30” donde parece cerrarse el círculo, ya que personajes más recientes acaban ocupando el rol social de antiguos personajes que mueren o se marchan, pero esto precisamente no hacen que las cosas cambien sino que exista un cierto equilibrio, todo sigue siendo igual pero con gente nueva, nuevas generaciones. De tal modo, esa serie nos muestra que los políticos cambian pero todo sigue igual, los delincuentes cambian pero otros heredan sus puestos y así con todos. Y en definitiva es eso lo que nos podemos encontrar en nuestro mundo actual, políticas optimistas que se esfuman como uno de los protagonistas de esa serie llamado Carcetti cuyas aspiraciones eran esperanzadoras pero que se quedan en nada, para acabar fijándose más en sus propios intereses que en los de la propia ciudad, convirtiéndose en un tirano.

Y nos preguntaremos ¿qué tiene que ver todo esto que hemos hablado con el tema del individuo? Pues están tremendamente relacionados, un mundo donde todo cambio es aparente, donde todo está ya establecido deja al individuo en un mal lugar ya que esté se convierte en un monigote, en una masa que se deja llevar, un ser pasivo ante lo que sucede. Pero la masa ya no es un individuo, bien porque no le den libertad o bien porque no quiere tener esa libertad. Eso lo podemos ver perfectamente en dos obras literarias: “El extranjero” de Albert Camus y “la metamorfosis” de Franz Kafka, cada uno, a su manera representa esas dos formas de sometimiento. El primero de ellos sería propio de un sujeto que parece no querer tener libertad, vemos en esta obra que una de las cosas que evita este personaje es la sensación de culpabilidad, no quiere ser responsable con lo que sucede y esto es porque no cree que pueda tomar el timón de su vida; y es que una de las puertas que nos abre la libertad es la posibilidad de sentirse responsable o culpable de lo sucedido, en un pensamiento puramente determinista el hombre no tiene ética, no  puede sentirse culpable por lo acontecido ya que todo lo que sucede es por un orden superior a él, superior a cada sujeto, es un todo. Pues esto mismo le pasa a Meursault no quiere ser individuo, no quiere ser libre ni responsable. Por otro lado tenemos a Gregorio Samsa, aquel pobre hombre que no puede ser libre ya que se encuentra encadenado a su familia, aquélla que tiene que mantener, él lo da todo por ellos aunque que más tarde no se apiadarán de él. Nuestro protagonista representa  a un ser sometido, un ser al servicio de la sociedad y que después es rechazado por ser un extraño, otro diferente que no encaja. Es importante darse cuenta que no es él quien rechaza la sociedad sino que es la sociedad o su familia quién lo rechaza.

Precisamente estos dos personajes podrían contraponerse totalmente a nuestro protagonistas, tanto Truman como Z son conscientes de su individualidad, de su libertad e intentan utilizarla para salir de su entorno del cuál no se sienten tan cómodos. Así que sólo podemos hablar de individuos cuando hablamos de libertad, sólo podemos recriminar responsabilidad si creemos en la libertad. Un ejemplo contrario lo vemos en Spinoza ya que piensa que el hombre no puede ser libre porque todo está determinado, todo se encuentra ya escrito en la naturaleza. En este sentido, hasta ahora hemos estado jugando en dos extremos entre la libertad y la determinación, entre el individuo y el Todo, pero yo soy partidario de buscan un punto intermedio, es decir, creo que no somos totalmente libres pero tampoco creo en la determinación. Por tanto, esto debemos encajarlo en la sociedad, es que por mucho que queramos sentirnos individuos es cierto que formamos parte de un todo, nos encontramos inmersos en una masa, en un conjunto que forma nuestra sociedad. No podríamos vivir sin ella, y para ver esto tenemos a Nietzsche que en un texto llamado <<la visión dionisíaca del mundo>> nos dice: “Dos poderes sobre todo son los que al ingenuo hombre natural lo elevan hasta el olvido de sí que es propio de la embriaguez, el instinto primaveral y la bebida narcótica. Sus efectos están simbolizados en la figura de Dioniso. En ambos estado el principio de individuación queda roto, lo subjetivo desaparece totalmente ante la eruptiva violencia de lo general-humano, más aún, de lo universal-natural.” Es decir, en la masa, en la alienación de la fiesta el ser humano tiende al todo, a la verdad; lo subjetivo, la individualidad desaparecen. Más adelante dice: “Todas las delimitaciones de casta que la necesidad y la arbitrariedad han establecido entre los seres humanos desaparece: el esclavo es hombre libre, el noble y el humilde cuna se unen para formar los mismos coros báquicos. En muchedumbres cada vez mayores va rodando de un lugar a otro el evangelio de la <<armonía de los mundos>>.” Estas palabras que se separan un poco de lo que hasta ahora estábamos diciendo, nos demuestran que también existe una unión, un hermanamiento entre los hombres y que se da en la alienación de la fiesta, ya sea en un partido de futbol o en un carnaval, ahí los roles desaparecen. Esto nos ha hecho que ver que el individuo no vale nada sin un todo, sin esa conjunción entre sociedad y ser humano ambos lados se encuentran perdidos.

Con respecto a esto, los medio de comunicación tiene una importancia enorme ya que van dirigido a una masa, ya piense o no. Por lo tanto, creo que el problema no lo tienen sólo los medios de comunicación, sino que es un conjunto entre los cuales se encuentran. Así debemos suponer que en cuanto a la educación o dicho más brutalmente: adoctrinamiento, los medios de comunicación han fracasado ya que han dirigido mal su influencia, es decir, no se adoctrina para pensar sino para amansar. Pero por otro lado ¿debemos presuponer una buena intención en los discursos de los medios? A mi modo de ver no, es decir, todo discurso intenta convencer y eso implica someter a los demás, implica adoctrinar. Y no sólo hablamos de adoctrinar a la masa para pensar en cuestiones puramente superficiales como tener una chalet o ser el más guapo del mundo, sino que también se le puede llamar adoctrinar a todo lo contrario, es decir, aleccionar que es mejor pensar por ti mismo o inducir a la masa que debe pensar. Con respecto a esto debemos aplicar la crítica a la moral cristiana de “piensa en el prójimo” pero el prójimo podría reclamarte que él quiere seguir cómo esta, qué no pienses en él. Con respecto a esto existe una escena de la película “La vida de Brian” donde aparece pidiendo un ex-leproso y éste se queja de una manera un tanto cómica diciendo que él se ganaba una vida pidiendo como leproso pero que Cristo llegó y el curó sin más, sin pedirle permiso ni nada y que eso lo había arruinado. Esta idea, que se encuentra muy bien representada en esa escena, también aparece en una pequeña obra de Sloterdijk llama “Normas para el parque humano” donde se ve claramente lo que hemos estado hablando, lo podemos ver ahí: «el humanismo, tanto en el fondo como en la forma, tiene siempre un <<contra qué>>, pues supone el compromiso de rescatar a los hombres de la barbarie. Es fácil comprender que justamente aquellas épocas cuyas experiencias determinantes han tenido que ver con el potencial de barbarie que se libera en las interacciones humanas violentas suelan coincidir con los tiempos en que más alta y apremiante es la voz reclamando humanismo. Quién hoy pregunta por el futuro de la humanidad y de los medios de humanización, lo que en el fondo quiere saber es si sigue habiendo esperanzas de tomar bajo control las actuales tendencias asilvestradoras del hombre.» Esto por supuesto es otra postura extrema pero interesante para conjugar con lo que hemos visto en las clases, de hecho él aclamara la dimensión más inhumana del hombre y dirá: “Respecto a las influencias embrutecedoras, los romanos, con su anfiteatros, sus peleas de animales, sus juegos de lucha a muerte y sus espectáculos de ejecución, tenían montada la red de medios para el entretenimiento de masas más exitosa del mundo antiguo. En los rugientes estadios de toda el área mediterránea, el desinhibido Homo inhumanus lo pasaba tan a lo grande como prácticamente jamás antes y raras veces después.”

No se confunda el discurso, ya que no queremos defender por completo la postura de Sloterdijk sino presentarla como contrapunto poniéndolo en conjunción con nuestras películas cuando entremos a analizarlas. Por lo tanto, nos adentramos de lleno en el comportamiento humano; de hecho, ya hemos sacado el tema de una manera un tanto esbozada y es que en el hombre no existe maldad y tampoco bondad, su manera de comportarse debe de estar fuera de toda ética tradicional, de toda ética kantiana. Existe una cita de Nietzsche hablando de Schopenhauer que expresa muy bien el pensamiento de este último: “Eso que nosotros llamamos <<sentimiento>>, la filosofía que camina por las sendas de Schopenhauer enseña a concebirlo como un complejo de representaciones y estados volitivos inconscientes. Las aspiraciones de la voluntad se expresan, sin embargo, en forma de placer o displacer, y en esto muestran una diversidad sólo cuantitativa. No hay especies distintas de placer, pero sí grados del mismo, y un sinnúmero de representaciones concomitantes. Por placer hemos de entender la satisfacción de la voluntad única, por displacer, su no-satisfacción.” Lo que nos guía en el fondo, no es la razón sino el propio placer/displacer, que nos inclinemos por una cosa y no otra es porque nos resulta placentero y lo que asqueamos es porque no nos satisface. Por lo tanto, existe una irracionalidad en los hombres, una animalidad en la que los humanos, en caso de necesidad extrema, tienden a perpetuarse a sí mismo dejando de lado a los demás, y con respecto a esto podemos habla del “Señor de las Moscas” de William Golding donde se presenta esa búsqueda del placer más primitivo que es superior al propio pensamiento, que la propia doctrina. Aunque no debemos de pensar que esta naturaleza humana es malvada sino más bien, debemos tomarla como neutra, sin categorías éticas. El ser humano encuentra en su naturaleza esta búsqueda por el placer. Esto mismo lo hemos visto a lo largo de todas las clases, hablando de nuestra propia intención, de nuestro rol en la sociedad, del problema humano ante el poder. Y hemos comentado que esta actitud natural dificultad nuestras relaciones con el poder y que por ello necesitamos una objetividad, un estar fuera de nuestros impulsos para tener unos gobernantes capacitados o para tener unos medios de comunicación limpios de ideologías.

EL SHOW DE TRUMAN Y ANTZ, HORMIGAZ: LA LUCHA POR LA INDIVIDUALIDAD.

Ahora adentrándonos en las películas, vamos a intentar poner en relación todo lo que hemos dicho hasta ahora, así las películas nos va a ayudar a concretizar más el discurso y hacerlo más específico.

Por lo tanto nos encontramos en primer lugar con “el Show de Truman” que es una película estadounidense del año 1998 y dirigida por Peter Weir  que cuenta la historia de Truman Burbank que tiene una vida un tanto monótona pero que sin saberlo es protagonista de un programa de televisión, poco a poco y a raíz de unos acontecimientos, él va dándose cuenta en donde está metido, hasta que finalmente descubre toda la conspiración.

Esta película ha sido elegida porque la trama me parecía acorde con la temática del curso, de hecho que todo fuera un programa de televisión ya la hacía verdaderamente interesante para analizar en este trabajo. Y es que una de los temas que plantea la película es la capacidad que tenemos para vender cualquier producto. Cómo de una desgracia se puede ganar grandes cantidades de dinero. Además, otra de las cosas que hemos hablado es la facilidad que tienen este tipo de programas para vender, cómo el morbo, la discusiones y la búsqueda de los trauma del protagonista hace de ese programa sea el mejor de todos; es más, si el programa se centrará solamente en la vida de ese personaje sin que a éste no le pasara nada, sin que existiera ningún tipo de sentimentalismo parecería un programa un tanto aburrido. Todo esto lo podemos ver en varias ocasiones pero una de ellas es bastante clara, el cómo se crea en el personaje una fobia al agua, al mar. Así a través de ese trauma Truman sufre delante de las cámaras sin saber que es grabado, el director del programa Christof dice al inicio del films que este es el mejor de todos los actores ya que no interpreta, lo vive. Es más, Truman es el primer niño adoptado por una corporación, es decir, es enteramente un producto para vender. Esto mismo lo podemos ver en toda una gran cantidad de programas de televisión, concretamente los pertenecientes a la presa del corazón e incluso estos programas  rozan las horas de programación del programa de Truman que era veinticuatro horas.

Esta misma temática la podemos engarzar con dos asuntos centrales en nuestro trabajo, la condición humana y el individuo en la sociedad. En la primera de ellas podemos ver que Christof no se guía pensando en los sentimientos de Truman sino en los suyos, en lo que verdaderamente le importa al director. De hecho cuando Truman se escapa al final, éste hace lo posible para buscar al protagonista y cuando lo encuentra hace lo impensable para hacer que regrese, provocándole una tormenta que casi lo mata. Vemos como el directos se deja guiar por su propio placer, por lo que en ese momento sentía y quería; él no piensa en la voluntad de los otros sino en sí mismo.

Por otro lado, también vemos esa relación de dependencia entre el sujeto y su entorno, y es que la película termina con Truman saliendo por una puerta. Esto es verdaderamente interesante ya que Truman no tiene vida más allá de ese plató de televisión, es decir, que la relación entre Truman y el resto del programa es una relación de dependencia (esta idea la veremos mucho mejor en la otra película, ya que al final de Antz todos vuelven a la colonia porque que no son nada sin ella), es decir, Truman no es nadie sin el programa y el programa no es nadie sin Truman. Esto lo vimos más arriba al hablar de la necesidad del individuo con su entorno, él se siente diferente pero  a la vez depende de su entorno social, es una conjunción y jamás debe verse como una separación, porque sino caeríamos en el estado de naturaleza donde verdaderamente el hombre es un depredador para sí mismo.

Otros de los asuntos interesantes y que aparecen muy bien en la película es la idea del mundo prototipo y lleno de felicidad que se pretende vender. Se promueve en ese programa una cierta cordialidad, un mundo lleno de luz y de verdad que se encuentra precisamente en tener una casa, una mujer guapa, unos hijos y un trabajo donde se gane dinero. Esta idea que se presenta incontablemente en el mundo de la publicidad y en los medios de comunicación es verdaderamente un tema del que hemos hablado en clase y que se ha presentado en este trabajo, y es que en todos los sentidos se intenta aglutinar, agolpar a la masa, a un masa que no quiero pensar o que nunca le han enseñado a pensar. Bueno pues Truman se encuentra en ese mundo, en el mundo donde todo florece, él es un hombre alienado y que además interesa que se encuentre alienado ya que es el protagonista del programa; esto mismo lo podemos ver sobre todo al inicio del films donde las casas con jardín, la sonrisa de los personajes, las familias unidas y los tenderos agradables hacen de ese entorno un mundo perfecto para Truman para que se convierta en objeto de deseo de todos los telespectadores.

Lo interesante del tema lo podemos ver en relación con un discurso que siempre intenta convencer y por ello, intenta alienar. Yo con este escrito también intento convencer, intento resaltar unos aspectos sobre otros, unos aspectos que tratan de resaltar mi forma de pensar, mi interpretación del mundo. Esto lo podemos ver en todos los lugares de la vida, en la política, la televisión, la universidad, etc. En todos los ámbitos institucionales nos intentan vender que eso es mejor que lo otro, como si fuera un producto de la teletienda y es que las ideas también se venden y ¿cómo se hace? A través del discurso, la clases en la universidad, etc. Por su puesto, esto lo vemos en la película en dos grandes dimensiones: esa que hemos visto, en la que el personaje encarna el tipo ideal de hombre, con ello le dice a los espectadores cómo deben ser. Pero también existe otra dimensión mucho más oscura, y es que en la película se induce al protagonista a tener una serie de ideas, o de dejar de tener otras, esto lo vemos en el colegio cuando Truman decide ser explorador y la profesora le dice que eso es una tontería, que está todo inventado, en otra ocasión cuando él piensa irse la familia saca las fotos de recuerdo para inducirlo a quedarse en casa y que no se marche, y en la agencia de viajes cuando ve el posters con el rayo cruzando al avión. Todo esto que se encuentra implícito y que incita a no ir más allá es la política del miedo que se encuentra en muchas dimensiones de nuestra vida y que nos induce a creer cosas.

También es verdad que Truman no cae ante esas mentiras, él como sujeto que piensa por sí mismo no necesita de ese tipo de estrategia, pueden que en un principio lo mermen un poco pero finalmente acaba tomando el rumbo de su vida y decidir marcharse. Él no cae en el embrujo, en ese estado de ensoñación y pretende salir de ese mundo superficial y aparente. Truman se impone a la sociedad que le han dado, a todo lo que ha heredado y decide salir de ella. Por tanto, aquí podemos ver que sólo aquellos que no se conciben como hombres libres, como individuos no son capaces de enfrentarse con la sociedad, es decir, la masa cae bajo esos embrujos, mientras que Truman no. Él deja de ser masa para convenirse en un ser que piensa por sí mismo. Por tanto, sabiendo que todo discurso tiende a convencer o a aleccionar, debemos tener en cuenta que sólo aquellos capaces de configurar una interpretación del mundo son los únicos que no caen en esa alienación, sólo aquellos capaces de pensar por sí mismos son los que no caen bajo los engaños; la masa, en cambio, al requerir ideas para apropiarse de ellas caen en las mentiras. Yo personalmente pienso que en ciertas dimensiones de nuestra vida nos gusta estar alienados y que no es malo ser guiado, el problema lo encontramos en un exceso alienamiento, que por otra parte no creo que exista. En cualquier caso, no creo que todos podamos interesarnos por las mismas cosas y tampoco creo que todos debamos pensarlo todo. Así, al caer en la manipulación que está implícita en todos los discursos, estamos pidiendo que se nos informe sobre esa parcela que desconocemos. Esto no solo pasa en política, también pasa en el ámbito de la ciencia donde debemos confiar en los científicos y sus investigaciones, debemos creer que ellos no nos engañan.

Poco a poco, a lo largo de la película nos vamos dando cuenta que realmente la vida que vive el propio Truman está llena de sufrimiento, de dolor, de traumas. Aquí podemos ver como eso hace al personaje más personal todavía, lo hace único e irrepetible. Truman, al ser distinto al resto se convierte en un hombre que ansia investigar el mundo, que ansia conocimiento y eso implica salir de allí. Esta idea es tremendamente importante para la concepción de libertad y es que el individuo no se siente atado a nada, es diferente, se siente único. Así el placer propio de Truman, que es el viajar y buscar a Sylvia, un antiguo amor desaprobado por los directores del programa, lo llevan a romper con todo, con un universo muy bien atado, a romper con un mundo aparente y controlado. Esa visión hace de Truman un hombre verdaderamente egoísta que solo piensa en sí mismo, pero ¿quién dijo que las revoluciones se hacía pensando en los demás?

En segundo lugar hablaremos de la otra película llamada “Antz, Hormigaz”  del año 1998, estadounidense y dirigida por Eric Darnell y Tim Johnson. Esta es una película animada que cuenta la historia de una hormiga llamada Z, la cual no se encuentra nada cómoda dentro de la colmena, tiene ansias de irse porque ve que no encaja nada bien en ese lugar que piensa en global. Por una tremenda confusión Z se convierte en un héroe para la colmena, iniciando así una revolución que terminará con el triunfo de la clase obrera.

El tema principal del que se hace crítica en la película son los sistemas totalitarios, sistemas que someten a los individuos, los esclavizan y los manipulan para creer que eso es lo mejor que pueden hacer. Así en la primera escena de la película vemos al protagonista incómodo bajo la idea de globalización, idea que hace que se le olvide a él como sujeto único, es una hormiga trastornada porque no encaja en los cánones de su sociedad. Esto ya lo hablamos en anteriores ocasiones, el individuo que se siente único, es diferente y rechaza a la sociedad tal como es. Esto mismo es un estado de distinción importante, ya que lo separa del resto, no sigue la vida prototípica de las hormigas en la colmena; Z no se siente cómodo con el trabajo que tiene y es que se encuentra en una sociedad determinista, donde todo se decide antes de nacer, esto lo vemos cuando van apareciendo crías y por puro azar se va decidiendo en qué trabajarán.

Otra cuestión es la contraposición que hace la película entre los individuos y el llamado superorganismo, nuestro protagonista cree que esa idea hace olvidar al individuo. Esto lo vemos muy representativamente cuando van a formar entre todas las hormigas obreras una bola enorme para destruir las piedras que uno solo no puede destruir. Ante esto Z se siente desmotivado, y es que ante tal alienación él se siente inservible, inútil. Este concepto de la unificación o de la unión ya la hemos visto citando a Nietzsche, y es que también es importante esa relación entre todos los sujetos formando un todo capaz de llevarlo todo por delante. En cambio, en la película la postura individualista se exagera un poco, no nos damos cuenta que sin sociedad el individuo libre no podría existir. Otra cuestión de la película que se relacionado es cuando bailan en el bar, Z rompe con la el baile establecido e improvisa para ser él mismo, ser más verdadero y no un ser oprimido.

Esta última idea también presenta su lado más negativo en la guerra. La idea de que los individuos no valen nada, la muerte de uno no importa con respecto a toda la colonia, lo que importa es el bien del conjunto. Esto se muestra en la guerra ya que los envían en forma de representación de todas las hormigas, y son solo unas cuentas las que se arriesgan por las demás, de tal modo que si mueren la vida de esos no vale nada, sólo importa que la colonia sigua adelante. Así cada uno forma una pieza importante aunque no se cuenta los individualismo sino el resultado, el conjunto. Esto mismo tiene dos consecuencias negativas, la primera de ellas es que se creen clases sociales que además, acaben odiándose, los obreros odian a los militares y al revés, aunque los dos son importantes. Y este odio suscita a que los que tiene el poder rebajen a los que no lo tienen, es decir, que los obreros acaben muy mal parados, dominados por la milicia creyéndose, ésta una clase superior. De hecho el General Mandible representa claramente la figura de un dictador, un tirano que hace lo que quiere con los demás, oprime a los trabajadores. Esto mismo representa la idea donde los gobernantes intentan adoctrinar e intentar oprimir tanto a los militares como a la clase obrera. Mandible intenta adoctrina y controlarlo todo, quiere ansiar todo el poder.

Así que vuelve aparecer la misma temática que estábamos viendo en Truman, el personaje quiere salir de la colmena y por casualidad lo consigue buscando el paraíso en un lugar hipotético pero que realmente existe. Aquí vemos como Z se encuentra fuera de las órdenes manipuladoras, pero eso lo hace simplemente porque es lo que siente, es lo que le produce más placer. Z no tiene el más mínimo interés de hacer una revolución, sus intenciones son meramente individuales, no globales, muy personales. Z sólo piensa en él pero sin querer iniciar una revolución. La masa se moviliza aceptando una nueva interpretación del mundo, adoptando otra ideología. En ningún momento la masa piensa por sí misma, comenta, se intenta sublevar con respecto al movimiento ideológico que inicio un líder, pero ella no inicia el movimiento, actúa pero no piensa demasiado. No puede haber mejor ejemplo que cuando la clase obrera empieza a organizarse y a relevarse contra el general Mandible, pero en ese momento el político usa sus armas cautivadoras y convence a la masa que se adhiere a aquel que le da un mejor discurso.

TRUMAN Y Z: LÍDERES POR CASUALIDAD.

Una vez visto las películas de manera individual vamos a empezar a comparar los matices y relaciones que se nos presentan. Así que comenzaremos hablando de los protagonistas de ambos films, Truman y Z son unos personajes un tanto parecidos. Ambos se sienten incómodos en una sociedad que parece tomar por evidente lo que ellos aborrecen, lo que ellos asquean. Son diferentes, ya se lo dijo la princesa Bala a Z. y también se evidenciaba en un Truman que se presentaba para sus amigos y familiares como un loco trastornado. Y es que bajo los ojos de aquellos que se encuentran inmersos en un sistema que los cohíbe, los somete y los adoctrina, Z y Truman son personajes raros, ¿para qué atormentarse si podemos ser felices consumiendo? Está claro que lo que ansían los dos protagonistas es ser libres, son conscientes de que pueden serlo, no quieren estar atados a los convencionalismo sociales; cuando Truman piensa en irse y se lo comenta a su mujer ésta le recuerda que quiere tener niños, una forma implícita pero verdadera para hablar del sometimiento a la sociedad, a lo que se vende ¿Por qué tenemos que casarnos, tener hijos y comprarnos una casa? ¿Es porque no lo venden o porque realmente lo deseamos? Yo creo que un poco de todo, pero volvemos al tema, creo que lo que finalmente nos hace decidir es la que nos provoque un placer mayor.

Otro aspecto importante en relación con las dos películas es el entorno en que se mueven los personajes, en entornos claramente cerrados, herméticos. Uno porque se encuentra dentro de un programa de televisión que no le permite conocer nada exterior y otro porque viven en el interior de la colonia donde la vida fuera de ella puede resultar peligrosa, se encuentra sometido bajo las decisiones del director Christof o del general Mandible. En definitiva, se encuentran en una sociedad determinada, sin libertad. Así precisamente lo que ellos ansían es lo que menos tienen, de lo que carecen. Ambos proyectan esa libertad en un paraíso conocido, Truman en las Isla Fiji y Z en Insectopía. También coinciden en su relación con el amor, parece que eso le da vitalidad a ambos, el amor verdadero en ambas películas no somete sino que te hace sentir libre.

Por supuesto también aparece una contraposición estética, y es que la colonia se presenta verdaderamente contrapuesta a Insectopía, la luz cambia por completo, la colmena se presenta al igual que la marcha a la guerra, oscura mientras que Insectopía es colorida. En Truman se ve esa contraposición pero al contrario, y es que el mundo prototipo se presenta lleno de color, con casas bonitas y gente agradable, mientras que cuando Truman piensa en marcharse o cuando recuerda todos sus dolores del pasado (la muerte de su padre o la noche con Sylvia) se produce en la oscuridad, es de noche en todas las ocasiones. Hasta que en esa película todo da un vuelco, en ambas películas y la relación entre luminosidad se empieza a mezclar, el mundo de felicidad de Truman se rompe y comienza la revolución en la colonia.

Otro tema tremendamente interesante es el interés de los protagonistas. Como hemos dicho en numerable ocasiones, el hombre se mueve con respecto a lo que le produce más o menos placer. Así al igual que Alex, el chico de “La naranja mecánica” no podía dejar de hacer maldades hasta que le sometieron a una terapia especial, nuestros personajes también se mueve en ese mundo. De esta manera, la necesidad que presenta el protagonista de “La naranja mecánica” es la misma que la presente en nuestros héroes. Ellos no tienen la más mínima intención de perjudicar o favorecer a nadie, ellos sólo hacen y buscan lo que les da placer, en este caso a ambos le hastía estar encerrado, estar sometidos pero otros no desean lo mismo. Ambos son proclamados líderes sin quererlo; sin desearlo, Z comienza una revolución y Truman contenta a sus telespectadores. Ambos no son conscientes de estar provocando un movimiento, para ellos lo que hacen es lo natural, es lo que debería hacer todo el mundo.

Los dos films presentan a dirigentes verdaderamente controladores, dos opresores como son el director Christof y el general Mandible, los dos constituyen un pensamiento totalitario y promueven la política del miedo. El director induciendo a no hacer cosas y el general a meterles miedo con las termitas, aquí vemos el afán humano de controlar. Ellos son los que someten a la masa, ellos son los que cuartan a todos los demás; el director lo hace promoviendo un prototipo de vida, un tipo de vida ideal, perfecta y sin fallos. Mientras que el general promueve un estado de perfección entre los obreros para después traicionarlos. Además, en este último se ve más claramente la capacidad retórica del dirigente, su ansia de gobernar y de engañar ya que alaba a los militares aunque los envíe a la guerra y a la muerte, o aunque sermonee a las hormigas obreras prometiéndole un futuro mejor, cuando realmente los está guiando a la destrucción.

Volviendo a los dos protagonistas tenemos una última relación que me parece realmente importante y es que ambos inician una lucha interior, ellos primero deben conocerse a sí mismos para poder tener unas ideas claras. Esto lo vemos más lucidamente en Truman  ya que la película se basa en su lucha personal, en su debate interno por lo correcto, lo que debe hacer para poder actuar más tarde. En este sentido me parece que Antz es una continuación de Show de Truman, ya que Truman realiza el debate interior consigo mismo hasta que decide que es lo mejor y consigue salir, y Z ya sabe lo que quiere, está dispuesto a irse lejos de donde no encaja, de tal manera que la película de Antz termina haciendo la revolución y convirtiendo la colonia en el mundo donde Z si quería vivir, en una sociedad libre. Pero siempre sin olvidar que ambos personajes tienen una construcción personal, son diferentes porque ellos tienen una visión del mundo, son individuos que han construido sus propias ideas.

Por lo tanto, aclarando mis intenciones debo decir que mi misión en este trabajo era mediar la visión del curso poniendo tanto mi opinión y contraponiéndola a cuestiones que se presentaban en las clases. Así a modo de crítica me interesaba resaltar la dimensión olvidada del todo-sociedad, de la alienación como parte interesante de la sociedad como un conjunto de seres. Y el presentar al individuo, al humano más interesado en sí mismo que en los demás.  Guiado por su propio placer y no por un interés humanizante. También me interesaba presentar como primera opción en los protagonistas su debate interno, su lucha interior y la soledad de ambos, además de resaltar que no debemos fiarnos de ningún discurso, todos intentan convencer, intentan persuadir y por ello no me extraña que la política, la comunicación y otras instituciones lo hagan ya que ellas quieren intentar perpetuarse.

 

 

 

 

 

BIBLIOGRAFÍA Y FILMOGRAFÍA:

  • “El Show de Truman” de Peter Weir.
  • “Antz, Hormigaz” de Eric Darnell y Tim Johnson.
  • “The Wire” de David Simon.
  • “la doctrina del Shock”  de Michael Winterbottom y Mat Whitecross, basado en un libro de Naomi Klein. http://www.youtube.com/watch?v=KLu7aAPhxAk
  • “La naranja mecánica” de Stanley Kubrick
  • Monty Python’s The Life of Briande Terry Jones
  • “The Wall”  de Alan Parker
  • “El nacimiento de la tragedia” de Friedrich Nietzsche
  • “El extranjero” de Albert Camus
  • “La metamorfosis” de Franz Kafka
  • “Ética” de B. Spinoza
  • “Normas para el parque humano” de P. Sloterdijk
  • “El señor de las moscas” de William Golding

“Filosofía y política” de Hannah Arendt

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Las claves de lo que pasa

Por: Valeria Reyes

Esta podría ser la pregunta que nos impulsa a buscar la respuesta, al igual que Matrix es la pregunta para Neo. El comienzo de esta película siembra las mismas dudas en el espectador que intentar saber lo que ocurre hoy en día nos causa a nosotros. Uno de los primeros diálogos contiene una reflexión que resume perfectamente  la inquietud de la sociedad contemporánea por intentar comprender qué está pasando. “Le buscas a él, lo sé porque  una vez estuve buscando lo mismo, y cuando él me encontró me dijo que en realidad no le buscaba a él, lo que buscaba era una respuesta. Es la pregunta la que nos impulsa Neo, es la pregunta la que te ha traído aquí. Conoces la pregunta igual que yo, ¿qué  es matrix? La respuesta la encontrarás por ahí, te está buscando y te encontrará siempre que le desees”

La pregunta ha sido la base de esta asignatura, una serie de planteamientos que nos llevan a pensar sobre la situación actual. Pero, ¿Por qué? ¿Qué le pasa a esta sociedad para que nos tengamos que plantear continuamente qué es lo que pasa? ¿Qué cosa ocurre para que nos sintamos con una sensación de desasosiego y de incertidumbre continua? ¿Qué clave parece escaparse a nuestro entendimiento cada vez que intentamos acercarnos.

A veces pienso que el mundo actual es demasiado complejo, que la amalgama de nuestra historia cada vez hace más difícil conocer los pasos s que nos han traído hasta aquí y que el exceso de causas interrelacionadas aumenta la dificultad de nuestro nivel de compresión. Pero, ¿Esta incertidumbre es nueva o ha estado presente a lo largo de nuestra historia? En este punto, se me viene a la cabeza la acertada parodia de Woody Allen y su Midnight in Paris de “cualquier tiempo pasado fue mejor”. Ya lo dijo también Jorge Manrique hace seis siglos; la añoranza crónica de los tiempos pasados nos puede hacer pensar que el punto dónde nos encontramos es peor que los anteriores.

Es por ello que quiero realizar una visión lo más crítica posible de si realmente es cuestionable la situación actual y por qué, y me pregunto si las anteriores sociedades entendían lo que pasaba en su época y si alguna vez se entenderá.

En todas las épocas se ha sentido un afán de evolucionar, de pensar nuevas ideas y de desarrollar nuevos proyectos, sino, no es lógica la evolución de la especie humana en estos miles de años. Se considere positiva o negativa, evolución ha existido en todos los ámbitos de la vida, y no se puede entender el desarrollo sin la necesidad que lleva a uno a cambiar las cosas. Heráclito y su panta rei  ya supo ver que la vida es un devenir, una evolución, un cambiar constantemente. Ahora, seguimos queriendo cambiar.

Por tanto, evolución y cambio son dos palabras inherentes a las personas. Al igual que nuestra naturaleza cambia, nuestro cuerpo se hace joven y luego envejece, nuestros sentimientos nacen y luego maduran y perviven o se mueren y nuestras ideas se complementan con otras, también como especie queremos cambiar, sentimos la necesidad de mejorar lo existente hacia algo, en principio, mejor. La emoción que lleva a grupos de personas a aunarse en torno a un ideal es la ilusión que supone el hecho de madurar.

Así que, como principio básico partiré de la idea de que el cambio es algo necesario y natural, y que durante todos los periodos históricos se ha intentado rescatar lo mejor de lo anterior para construir nuevas bases, que el presente se compone de retales de pasado con imágenes en blanco esperando a ser rellenadas por el futuro.

Matrix es una película escrita y dirigida por Larry y Andy Wachowski y protagonizada por Keanu Reeves, Laurence Fishburne, Carrie-Anne Moss y Hugo Weaving. Fue estrenada en Estados Unidos en el año 1999. El argumento de Matrix se basa en la existencia de un mundo dual en el que el mundo que se conoce como real no es más que una simulación que a los humanos les hacen conocer por medio de sistemas virtuales. Se sitúa en un tiempo indeterminado, en un futuro distópico ahora para nosotros. El origen se remonta al desarrollo de la inteligencia artificial por parte de las personas; esta inteligencia (máquinas híper desarrolladas), acabaron teniendo más poder que el género humano mismo, causando  una guerra entre ambas que culminó con la victoria de las máquinas, y éstas se apropiaron de la tierra y de las personas, haciendo de ellas un red enorme de energía con la que poder alimentarse.

Para poder hacer esto mantienen a los humanos dormidos, conectados por medio de unos cables a una realidad imaginaria que ellos piensan, es la vida. Tan sólo un selecto grupo liderado por el personaje de Morfeo es consciente de que existen dos mundos: uno es el ficticio, una proyección virtual en que las personas creen vivir, un mundo mecánico y programado controlado por una fuerza superior que domina sus vidas y que se llama Matrix; el otro es el real, un mundo del cual sólo tienen certeza muy pocos y que está esperando al “elegido”, (el personaje de Neo), que será el único que pueda combatir contra el mundo imaginario.

Neo vive en Matrix pero tiene dudas porque cree intuir que hay algo más, una persona inquieta y ávida de saber que tiene una fuerza que le impulsa a querer ver qué es lo que pasa, conocer la parte del mundo que en su juicio falla. Tiene una doble vida, por la mañana es un programador informático y por la noche se convierte en hacker. En la primera escena de la película en la que aparece Neo se ve cómo el mundo real intenta ponerse en contacto con él, mandándole mensajes que aparecen en su ordenador y que anuncian “The Matrix has you”. Es así como el protagonista principal empieza a verse sumergido en esta doble realidad y promovido por la curiosidad accede a tener un encuentro con Morfeo, líder del grupo. Cuenta con la ayuda de Trinity, el cargo más alto del grupo después de Morfeo y que será también una pieza fundamental en la evolución de Neo, de su transformación de humano programado a ser el elegido, el único motor capaz de vencer la resistencia de Matrix.

Es una cinta que a su vez es dual, mezcla de una simbiosis perfecta entre una trama de una profundidad complejísima existencial y a la vez llena de efectos especiales y de nuevas técnicas como el bullet time, consistente en aparentar que se congela la acción mientras la cámara sigue moviéndose alrededor del espacio. La puesta en escena contiene elementos que nos introducen en el futurismo de las máquinas, mundos virtuales, colores oscuros, mucho verde eléctrico, píxeles, ordenadores, cables, armas.

Las oficinas que aparecen siguen la tipología arquitectónica racionalista llevada a sus límites, decenas de cajones que introducen al trabajador en un espacio cerrado a cualquier estímulo, que lo aísla para que toda su energía esté centrada en una única cosa.

Todo a su vez es muy realista, personas de carne y hueso, diálogos lleno de pura filosofía que abordan la mayoría de temas trascendentales para la humanidad.  Se trata de una película vanguardista que a finales de la década de los 90 propuso una realidad virtual que doce años después se ha desarrollado a pasos agigantados.

La historia tiene una vinculación clara con la filosofía de Platón. La teoría de las ideas y el mito de la caverna subyacen en la esencia de la película y tiene referencias directas con ésta. Por una parte la teoría de las ideas, que en la historia de occidente ha supuesto un punto de partida enorme en la filosofía, su esencia se ve reflejada en otros muchos filósofos, desde Plotino, fundador del neoplatonismo, a Ibn Arabi de Murcia, teórico principal del neoplatonismo aplicado al mundo islámico y pasando por supuesto por el cristianismo. Matrix se basa, al igual que el mundo de las ideas platónico, en la existencia de dos mundos, el uno real y el otro material, que es una imagen del real. El real se halla en una especie de sustrato superior, en una dimensión a la cual no se puede acceder a través de los sentidos ni del mundo tangible, tan sólo el intelecto puede llegar a la comprensión del mundo de las ideas. Las cosas que percibimos como reales no son más que copias imperfectas de las ideas.

Por otra parte, Platón explica a través del mito de la caverna cómo los humanos están encadenados a la supuesta realidad sin poder mover su columna vertebral, sin poder girarse y poner en funcionamiento su capacidad de reflexión. El filósofo griego usó esta alegoría de manera perfecta; en ella los humanos están encadenados desde que nacen, metidos en un territorio cavernoso en el cual están dispuestos mirando a la pared. Detrás de ellos se encuentra el fuego, con la luz como símbolo de conocimiento, pero estando justo detrás de ellos, los humanos no pueden más que observar las sombras que ésta proyecta en el muro. Cuando un hombre libre intenta liberarlos y hacerles ver la luz ellos se burlan y llegan a matarlo, siguiendo prisioneros de las sombras que veían.

En Matrix ocurre lo mismo pero con otro contexto y personajes distintos, pero exactamente con la misma esencia que Platón describiera en el siglo V a.c. En este mundo los humanos están conectados por medio de unos cables –las cadenas- a la superflua realidad que les enseñan a ver. Matrix es la caverna, Neo el hombre que pretende liberar a los que se encuentran en la caverna, el fuego y la luz es la verdad que en la cinta se identifica con Morfeo y su grupo y el último reducto salvado de las máquinas, Sión.

Los autores de la películas debieron tener muy presente estas teorías para poder realizarla, dando una visión actualizada de la filosofía griega a finales del siglo XX.

Esto me lleva a pensar que en cierto modo la sociedad, a pesar de la fuerte evolución industrial y tecnológica que ha tenido, sigue en realidad teniendo los mismos problemas que hace miles de años. En este aspecto enlazo con mi idea anterior de considerar que la sociedad se encuentra en un punto eterno de desencanto en cuanto al conocimiento, ya que en la historia que llevamos escrita es una constante que se repite.

Matrix se va contando con el personaje de Neo y su despertar, su salida de la caverna. Una vez que Morfeo y Neo se conocen le pregunta si quiere realmente enfrentarse a la realidad, advirtiéndole de que ésta puede ser dolorosa. Con una pastilla azul seguirá siendo un ciudadano ignorante en el mundo de Matrix y con la roja se le abrirán las puertas de la episteme. Neo escoge el camino rojo y la escena que se usa para narrar este renacimiento al mundo real está llena de angustia, de tensión, de ansiedad. Se recorren caminos desconocidos, cae por abismos que van mermando al personaje y llenándole de sufrimiento y de verdad. Cuando consigue despertar de esta transición dice Neo “¿Por qué me duelen los ojos?, porque jamás los habías usado”, responde Morfeo. Ojos que se  han visto cegados por el paso de la luz.

Una vez que Neo asume la realidad se le dota de las enormes cualidades físicas que los humanos supervivientes han desarrollado, al igual también que las máquinas y sus representantes.

Aquí se hace uso del futuro distópico para recurrir a lo que ahora mismo sigue siendo ciencia ficción, unas habilidades y destreza del cuerpo humano capaz de moverse a mucha más velocidad, con unos reflejos capaces de esquivar balas y con una capacidad mental mucho mayor, pudiendo usar la concentración y la fuerza psíquica para saltar grandes distancias o usar el cuerpo con una fuerza capaz de realizar movimientos invertidos. El entrenamiento exige voluntad y sobre todo creencia en uno mismo, por lo que Morfeo va colmando de seguridad a Neo, haciéndole saber que él es el elegido por el oráculo para salvar a la humanidad.

Es también por medio de una red virtual que pueden conectarse a Matrix. Sus cuerpos se doblegan y mientras que la idea de si mismos permanece en la nave dónde viven, sus mentes, sus imágenes, viajan al mundo de matrix, dónde sí pueden ser atacados por las máquinas y morir. En uno de estos viajes es cuando se produce el momento crucial para que pueda ponerse a prueba a Neo y saber realmente si es el elegido o no.

Uno de los integrantes del grupo de Morfeo está desencantado con la vida real y quiere volver a matrix, por lo que llega a un pacto con los otros para poder olvidarse del camino rojo y volver a una vida en azul en la que la mentira inunde su bienestar, explica mientras saborea un filete lentamente y se detiene en el placer sensitivo que le produce. Para tener esta vida feliz y tranquila tiene que entregar a Morfeo, único poseedor de la clave para entra en Sión, así que traiciona al grupo tendiéndoles una trampa pactada con el mundo de las máquinas. La vida del líder se ve en peligro y es aquí dónde Neo decide salvar su vida, enfrentándose a las máquinas y poniéndose en evidencia que sí se trata del elegido, con unas capacidades aún mucho mayores, capaz de congelar el tiempo y hacerlo suyo.

Es así como la película transcurre por dos horas y diez minutos cargados de mensajes y reflexiones, de imágenes con fuerza y momentos de tensión y emoción en los que realmente creemos tocar por un momento la verdad.

“¿Sabia que la primera matrix fue diseñada para ser un perfecto mundo humano dónde nadie sufriera, dónde todos consiguieran ser felices? Fue un desastre, nadie aceptó ese programa. Yo creo que como especie los seres humanos definen su realidad con el sufrimiento y la tristeza así que el mundo perfecto era un sueño dónde sus primitivos cerebros querían constantemente despertar. Por ese motivo matrix fue rediseñada así en el apogeo de su civilización”.

Este diálogo me parece muy significativo para comenzar mi análisis de la relación entre la película y las claves de lo que pasa, sobre todo en el mundo occidental, aunque la globalización haya permitido en los últimos años hablar en términos mundiales. Según este fragmento, el mundo de hoy en día se encontraría en una fase de apogeo, marcada por el sufrimiento y la tristeza,  características de nuestro estado natural: tendencia a la autodestrucción y a sentirnos incompletos. Tengo que decir que, lejos de querer ser pesimista con la situación actual y con la condición del ser humano, veo grandes dosis de verdad en esta afirmación. La evolución de la especie habría que dividirla en dos partes, por una parte la científica- tecnológica y por otra la intelectual-espiritual. Mientras que la primera parece ser realmente evolutiva y nunca tiene retroceso, la segunda es evolutiva pero también cíclica; para poner un ejemplo, la primera línea de evolución sería como el paso del tiempo, que nunca retrocede, siempre se van sumando horas, días y años. La evolución intelectual por su parte sería como el cambio de las estaciones, van sucediéndose pero siempre vuelven, el verano tiene algo de otoño y el invierno algo de primavera.

La primera crisis de la que quiero hablar es la crisis de valores que esconde tras de sí la crisis económica y política, planteándome en qué lugar se encuentra el sistema de valores y en qué fase de madurez nos encontramos, y sobre todo, si la humanidad algún día podrá alcanzar el estadio superior de conocimiento y honestidad. Los valores en la actualidad parecen converger en dos sentidos contradictorios: por una parte recibimos más educación que nunca, el colegio y la universidad están totalmente democratizados y el acceso a la información nos permite leer sobre cualquier tipo de cosas, en principio, sin censura.

Pero por otra parte hay varios factores que nos llevan a una situación de nihilismo que creo, puede ser de las más grandes de la historia. A lo largo de muchos años la gente se ha posicionado, de manera pasiva o activa, con algún ideal que lo representase; las religiones y las creencias políticas han sido los dos motores que más han movido el mundo, que han marcado la historia y que han cambiado las cosas, con sus muchísimas consecuencias positivas y negativas. Pero ahora, se da una circunstancia muy peculiar en la que la gente no siente la necesidad de tener apego hacia ideales fuertes, es más, no nos planteamos con convicción los valores que más se acercan a nuestra forma de pensar, o si los pensamos, no tenemos fuerza o valor suficiente para tener opiniones serias y formadas, ¿cómo es posible que esto pase en una época en la que podríamos tener las herramientas suficientes para pensar  con coherencia?

En cierto modo considero que la crisis tanto de valores como económica es un arma de doble filo, causa y consecuencia. Es tal el bombardeo de información que tenemos todos los días que es justo lo que nos pierde, la manipulación de los medios y la cantidad de información tergiversada no permite que filtremos con claridad la  verdad de lo que pasa. Los medios venden información superflua, innecesaria y lo realmente importante no se trata desde un punto de vista crítico, no al menos en medios más influyentes.  En el periodismo más tradicional como los periódicos El País, El mundo, o los telediarios de TVE se persigue una objetividad que lejos de dar veracidad lo que hace es reducir al absurdo cuestiones fundamentales y repetir una y otra vez las mismas noticias, salvando algunos casos, por supuesto.

Realmente creo que nuestra mente aún no ha asimilado la facilidad con la que el mundo contemporáneo se mueve y se relaciona. Los medios de comunicación, el mercado, la globalización y las más avanzadas tecnologías podrían ser los pilares de una época en la que el materialismo y el consumismo tomaron el relevo del anterior sistema.

Como he dicho, el aspecto que más me preocupa detrás de todo desasosiego actual son los problemas éticos y morales que  son el transfondo del desequilibrio en cualquier época histórica. La ética y la moral están adquiriendo connotaciones negativas, la gente relaciona estas palabras con la religión y con la moral en el sentido judeo-cristiano, y parece que hablar de valores tiene un sentido casi romántico. La educación es algo de lo que somos conscientes pero a la vez tenemos como utopía. En este momento actual creo que nos estamos equivocando en dos cosas: ni la revolución tecnológica es tan mala ni los sistemas conservadores tienen toda la culpa. Me explico: se están dando dos corrientes -a grosso modo– que ven que la causa de la crisis de valores tiene su origen en la globalización y en el capitalismo. Por otra parte, una gran masa de gente considera absurdo todo lo que suene a espiritual en el siglo XXI y principios relacionados con la religión que independientemente de ésta son justos, son rechazados directamente por parecer anticuados o conservadores. Ser de izquierdas o de derechas parece un pack con todas sus ideas etiquetadas y definidas.

El consumismo en principio no es algo negativo, pero sí se convierte en perjudicial cuando nuestras ansias nunca se ven colmadas, cuando la estética –disciplina de la filosofía tan trascendente y bella-, se ve infravalorada por la moda cambiante del día a día que algunos se atreven a llamar estética, cuando la puesta en escena de nosotros mismos se convierte en un ritual, en una autopromoción constante de nuestra imagen, cuando la felicidad se tiene que encontrar por medio de objetos, ocio fácil o cambios en nuestro cuerpo que nos dan una felicidad tan efímera como irrisoria.

Explico todo esto porque creo que tanto es el esfuerzo y el tiempo que invertimos en satisfacer lo material, que aún estando inmersos en el mayor sistema educativo de la historia, nuestra mente ha olvidado pensar, conversar, replantearnos valores. Estas ansias por tener un poco de todo que nos ha generado el sistema y nuestra predisposición, ha permitido que los que ahora juzgamos como los grandes responsables de la crisis, la banca y los políticos, hayan podido manejarnos tranquilamente manteniéndonos distraídos con un poco de pan y circo.

Es por esto que Matrix resulta un perfecto ejemplo de cómo unos pocos pueden manejar a unos muchos, esto ha pasado siempre y pasará siempre a no ser que el cambio de valores del que hablaba antes se de con rotundidad en una gran parte de la población.

Así que, por una parte nos encontramos con mentes adormecidas y por otra con mentes oportunistas, resultando de la mezcla de ambas lo que pasa hoy en día. Aún así, no creo que realmente la solución esté en la búsqueda de la verdad constante, ya que ésta se nos va a escurrir siempre entre los dedos y además las personas no somos iguales. La razón es un instrumento más, quizá sobrevalorado, y es quizá demasiado prepotente por parte del ser humano pretender que todo el mundo quiera aspirar a la verdad, ser personas con una inteligencia crítica y abierta. Esto es una utopía en la cabeza de muchos, incluso de mí misma, pero intuyo que me equivoco si pienso que la intelectualidad puede cambiar las cosas. A menudo nos olvidamos de los sentimientos y los instintos, esa fuente de poder realmente natural en el ser humano que es la que mueve pasiones y la que en Matrix salva a Neo con un beso.

La espiritualidad va de la mano de los instintos y la razón de la lógica, y el camino correcto quizá no se alcance ni con una vía ni con otra. No quiero andarme con medias tintas y decir que en el punto medio está la solución –en el fondo los puntos medios indefinidos terminan por ser tan abstractos que acaban en un todo vale-, pero sí creo en la idea de equilibrio y armonía entre ambos para poder profundizar en valores que, insisto, son la base de toda crisis. Los instintos en los humanos no pueden ser animales porque ahí está la razón para diferenciarnos de un ratón, pero parece que a veces pecamos de dejarlos sin riendas, justificando todos nuestros impulsos por el deseo que nos lleva a ser egoístas, posesivos y perversos. Del otro lado, otros atan a los sentimientos y privan a lo espiritual calculando todo como si de máquinas nos tratásemos, por lo que de nuevo, acabamos siendo seres despreciables.

 

Confío, porque en el fondo quiero ser optimista, que el ser humano además de ser malo por naturaleza y un lobo para el hombre, también es bueno, -quizá en este punto debería explicar qué es ser bueno y qué es ser malo, abrir un nuevo debate para plantear ambos conceptos-, pero me atendré a que para mí lo bueno es lo que mis sentimientos me dicen que es bueno. Puede ser típico e incluso algo infantil, pero cuando queremos y ayudamos a alguien, nos sentimos bien, y eso creo que pasa en cualquier parte del mundo, de cualquier raza o condición. Cuando una persona disfruta con el daño y el mal, no considero que tenga sus facultades psicológicas y fisiológicas en su estado natural.

Volviendo a la película, ésta dice: “algo no funciona en el mundo, la astilla te está enloqueciendo” “todos esperamos que algún día descubramos qué es matrix”.

En nuestro mundo existe un matrix, o el propio mundo es matrix, pero la libertad del ser humano nos permite escapar, aunque sea levemente, de esta caverna que nosotros mimos hemos construido.

“Moriré aquí. Cada centímetro de mí perecerá, cada centímetro, salvo uno. Un centímetro, algo pequeño y frágil y lo único que merece la pena conservar en el mundo, nunca debemos perderlo o entregarlo, nunca debemos dejar que nos lo arrebaten… si salvaguardamos ese centímetro, somos libres.»

V de Vendetta

Por último, quería concluir este ensayo intentando vislumbrar algunas posibilidades de cambio. Comprendo que esto es muy difícil y que precisamente es la respuesta que estamos buscando, pero no quiero que todo se quede en crítica sin ningún intento de dar soluciones. Para empezar, es obvio que los gobiernos actuales:

–          Intentan controlarnos sobre todo a base de derechos civiles, de recortar libertades y de vendernos un estado de teórica protección.

–          -Se une a que tenemos a dirigentes de una evolución espiritual, en muchos casos, pobre.

–          Se respaldan entre ellos porque forman una clase unitaria y compacta, grupos de pensamientos cerrados sin personas críticas en su interior.

–          No hacen juicio de valores, sino de libertades.

–          Se respaldan siempre en la ley y en la constitución, como si éstas fuesen depositarias de una especie de ley divina. Se anclan en reglas creadas por nosotros mismos sin permitir la evolución necesaria para un buen desarrollo de la sociedad.

–          Los bancos cometen robos legales y alteran sus normas sin ningún control. Se aprovechan de miles de ciudadanos en tiempos de crisis, haciendo de sus políticas algo totalmente lamentable e injusto.

–          La policía como instrumento de protección ciudadana queda totalmente inválido cuando cometen actos como los vistos en el 15-M y nadie del gobierno lo denuncia, es más, lo defienden.

–          Los medio de comunicación son presos de los dirigentes de éstos, teniendo que guardar las opiniones y debates  para los apartados de las columnas. No dan titulares que realmente cambien la versión oficial, como afirmar por ejemplo que en las elecciones pasadas, más que una victoria de la derecha clara, hay una abstención enorme que habrá que plantearse por qué y otra gran mayoría que votó a otras opciones.

Como alternativas propongo que:

– La libertad del individuo frente al sistema tiene que verse ampliada, no pueden existir tantas leyes que controlen nuestra conducta ya que creo, se ha demostrado que éstas no han podido solucionar los problemas realmente importantes y en cambio han permitido que la especulación y la corrupción haya inundado a esta sociedad.

–          La oposición no es un buen medio para ejercer presión, precisamente su nombre indica por qué. Algo que se opone es algo contrario, y aunque la búsqueda de contrarios conduzcan a la armonía, ésta se produce si están juntos, no si hay una barrera que los incite a tener casi de manera sistemática una opinión contraria. Por ello, debería ser parte integrante, las distintas ideologías deberían estar aunadas en un mismo partido, que mano a mano tuvieran que llegar a acuerdos, siendo voces críticas los unos para los otros.

–          El referéndum debería ser un medio mucho más usado. Ahora que Internet nos brinda una conexión eficaz y rápida, éste se podría usar para convocar cuestiones expuestas a votación popular. Deberían apoyarse más las ideas y no los partidos, ya que es muy difícil que los ciudadanos nos identifiquemos con un partido en su conjunto.

–          El gobierno debería integrarse por políticos de diversas especialidades, desde empresarios a enfermeros pasando por historiadores o periodistas.

Debería de ser gente eficaz y responsable pero a la vez heterogénea y muy diversa, y sobre todo gente llana. Líderes con los que nos identifiquemos y que no ostenten el cargo de manera individual, sino que hubiese una serie de líderes de diversas orientaciones que intercambiasen el poder para que este no se corrompa.

–   Los sueldos deberían de igualarse  a los de cualquier trabajador, para que realmente no se hablase de la clase política, sino de la ciudadanía política.

–          Ya es hora de que los medios de comunicación se lleguen a liberar y dejen de engañarnos con la sensación de falsa libertad que da ver un debate entre Rajoy-Rubalcaba. Realmente perdemos la dignidad cuando nos hablan desde la autoridad para decir mentiras y además pretenden que nos la creamos.

–          La policía debería de ser un órgano mucho más flexible, que más que miedo inculcasen respeto, que se integrase por gente con más capacidad de mediación y que dejase de ser, en gran parte, un recurso para gente que no supiese qué hacer con sus vidas.

Con todo esto, pretendo haber visto un poco de luz, he intentado mover mi columna vertebral ayudada por la literatura de Huxley y el cine de Matrix para establecer lazos de unión entre el arte, la lógica, el sentido común y las claves de lo que pasa.

 

 

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¿Por qué se encuentra el Mundo en crisis desde el año 2008?

Por: Daniel Refolio Palma

Si hablamos en términos económicos, la mala gestión de los bancos norteamericanos, la especulación excesiva y descontrolada, y la falta de capacidad de los Estados para parar los pies a las empresas, unido al problema causado por las hipotecas subprime, podrían formar un esbozo de la situación.

Sin embargo, en este trabajo trataremos de evitar caer en la desesperación que experimenta el ciudadano medio cuando contempla en el telediario noticias mal explicadas adrede, tratadas con un vocabulario complejo, con términos que parecen aparecer de la nada, y creando informaciones cuyo mensaje subliminal viene a ser “tú de esto no entiendes, así que deja a los que saben”.  Puesto que es cierto que el conocimiento general sobre economía es escaso (aunque la crisis está haciendo a la gente entender mucho más sobre el funcionamiento del mercado), vamos a centrarnos en el aspecto humano de toda esta historia de abusos, impunidad y víctimas inocentes, ya que, al fin y al cabo, y como trataremos de demostrar con ayuda de los documentos audiovisuales analizados, es la propia historia del ser humano.

Partimos de la premisa de que la crisis mundial es la consecuencia lógica de la suma de dos factores. En primer lugar,  la insaciable ambición del hombre que, si bien es cierto que puede presentar caras positivas, también puede arrasar con todo lo que encuentre por delante. Y en segundo lugar la falta de límites, de reglas que pongan freno a quien se encuentra en una posición de poder, desde la que puede obtener un enorme beneficio pero también puede arruinar muchas vidas. Asimismo, creemos que la manera de actuar de los implicados en la creación de la crisis encuentra muchos precedentes a lo largo de la Historia.

La primera película que vamos a analizar con profundidad se titula También la lluvia. Es del año 2010 y está dirigida por la española Icíar Bollaín, autora de otras obras como  Hola, ¿estás sola?, Flores de otro mundo o Te doy mis ojos,  y producida por Morena films, una empresa nacional.

En la cinta se pone de manifiesto la escasa evolución moral del ser humano a la hora de afrontar una situación en la que se puede lograr un gran beneficio propio a pesar del sufrimiento ajeno, realizando un paralelismo entre la conquista del Nuevo Mundo por parte de los españoles, y la situación, 500 años después, de la población indígena frente a los intereses económicos empresariales y extranjeros.

Icíar Bollaín consigue explicar esta similitud mediante la narración de las vivencias de un equipo de rodaje español en Cochabamba, Bolivia. Los cineastas pretenden rodar una película sobra la llegada de Colón a América, desde una visión crítica con el papel de los conquistadores, tratando de despojar al descubridor del continente de ese aura de personaje clave para la Historia y presentándolo como una persona ambiciosa que aceptó el uso de la violencia y el engaño a la población nativa para lograr sus fines. En este contexto, el de la película dentro de la película, es decir, la que pretende rodar el grupo de españoles (aunque en realidad no lo son todos sus componentes,como por ejemplo el director Sebastián – Gael García Bernal-), busca rescatar las figuras de Fray Bartolomé de las Casas y Fray Montesinos, los primeros hombres que denunciaron los abusos que se estaban cometiendo en nombre de la ‘civilización’ del nuevo continente. Asimismo, aparece el cacique Hatuey, considerado el primer rebelde de América, simbolizando la siempre heroica resistencia activa frente a la invasión ilegítima y las capacidades destructivas de un enemigo claramente superior.

Cuando el equipo llega a Cochabamba, está a punto de estallar una batalla en la ciudad a causa de la privatización del sistema de aguas en la ciudad. Se pretende obligar a los ciudadanos a pagar un servicio de abastecimiento con un precio casi imposible de asumir, y la tensión va creciendo. Los españoles se debaten entre terminar la película o abandonar el lugar y ponerse a salvo.

Mezclando estas dos situaciones, la directora de la película presenta unos paralelismos entre personajes que tratan de explicar lo poco que, en esencia, ha cambiado la manera de actuar de las personas en situaciones extremas.

En primer lugar, y de manera evidente, ya que están representados por la misma persona –Juan Carlos Aduviri-, encontramos la relación entre el cacique Hatuey y Daniel, actor que lo interpreta en la película, elegido para el papel de entre los lugareños por el equipo de rodaje y que, curiosamente, lidera la revuelta popular en contra de los dirigentes políticos y la multinacional que va a pasar a gestionar el agua. Los personajes de Daniel y Hatuey representan el romanticismo y la creencia en unas ideas puras, básicas, como es la defensa de los intereses de la familia, siempre como reacción frente a los abusos externos. Son la resistencia, el que no se deja pisar sin, al menos, luchar. Pero ambos son parte del lado que, casi siempre, va a salir perdedor.

Por otro lado, tenemos a los conquistadores de la película, cuyo comportamiento aparece ligado al de los dirigentes políticos de Cochabamba y quienes podrían recordarnos a los magnates económicos actuales y causantes de la crisis global. Representan la ambición desmedida, la que crea las desigualdades tan brutales que existen en el planeta, la que antepone el beneficio económico propio a la paz, la seguridad o las vidas ajenas.

En este punto habría que mencionar otra película reciente, del año 2009,  y de sobra conocida, Avatar, escrita, dirigida y producida por James Cameron, autor de obras como Titanic, Alien o Terminator. En realidad, la complejidad de la historia narrada por la cinta es muy escasa, pero sí tiene un planteamiento que resulta muy significativo por lógico.

En Avatar, los habitantes de la Tierra hemos localizado un planeta, Pandora, que contiene en grandes cantidades un mineral capaz de solucionar muchos problemas de abastecimiento para nuestro mundo. Es decir, lo mismo que sucedió con el oro de América, lo que sucede con el coltán en África, con el petróleo en Arabia o con el uranio del desierto de Australia en la película alemana Donde sueñan las verdes hormigas, el interés económico afila los colmillos de los poderosos, que se disponen a morder sin reparar en el daño que puedan hacer a las personas o la naturaleza.

Ante esta situación, ¿cómo actúa el ser humano siempre? ¿Qué es lo tristemente lógico en estos casos? Pues tomar lo que interesa por la fuerza. Es lo que a todos nos parece más verosímil, porque es lo que desde siempre ha sucedido.

No es sorprendente encontrar a ciudadanos perjudicados por la ambición y el egoísmo de políticos corruptos, que sin embargo justifican la actuación de los mismos aludiendo a las debilidades propias del ser humano. “¿Quién no haría lo mismo? ¿Quién no aprovecharía? Si no lo haces tú, lo va a hacer el siguiente”. Nos parece normal abusar de la posición de privilegio, y parece ser que, en el fondo de la crisis, está latente esa realidad.

De hecho, es muy probable que quien tiene la capacidad de decidir asuntos importantes ha perdido la sensibilidad de las personas ‘normales’, o la que tenía él mismo cuando montó una empresa, entró en política o comenzó su carrera. Tal vez, como sucede en Apocalypse Now cuando el Capitán Willard viaja a través del río para encontrar al Coronel Kurz y al recorrer el mismo camino que hizo él  termina comprendiendo, si no su forma de actuar, el por qué de su locura, nosotros entenderíamos mejor a políticos corruptos, economistas temerarios o empresarios excesivamente ambiciosos si viviésemos lo que ellos han vivido.

Un buen ejemplo de esta evolución de la persona cuando trata de alcanzar un puesto de importancia y en el que estará maniatado por diversos intereses es el que se muestra en la tercera, cuarta y quinta temporada de la serie norteamericana The Wire. Esta producción de la cadena HBO, dirigida por David Simon, comenzó a emitirse en el año 2002, y está considerada por la crítica televisiva como una de las mejores series que se han hecho.

The Wire narra la realidad sobre el tráfico de drogas en la ciudad estadounidense de  Baltimore, Maryland, tratando con el mismo interés a los policías que patrullan las calles, los altos cargos de la ley y la justicia, los grandes traficantes de la zona o los pequeños camellos que trabajan para ellos.

Sin embargo, hasta la tercera temporada no aparece el personaje de Thomas  Carcetti. En principio, Carcetti aparece como un concejal combativo, que aprieta a las fuerzas del orden para que mejoren sus estadísticas, ya que la ciudad tiene un grave problema con el número de asesinatos que se producen a lo largo del año. Sin embargo, harto de que el alcalde le ignore y de ver que poco o nada de lo que hace es productivo, decide presentarse para alcalde, pese a la dificultad que representa el hecho de ser un candidato blanco en una ciudad con mayoría negra.

A lo largo de la campaña electoral, la serie muestra a una persona que está convencida de que puede cambiarlo todo, dar un giro a la ciudad y traer paz y seguridad para todos. Hay reflexiones en la más estricta intimidad, en la cama junto a su mujer, en las que se muestra como un soñador que cree en la política como camino para mejorar las cosas. El espectador, que alterna estas imágenes con las de un alcalde corrupto, rodeado de empresarios y senadores con más capacidad de decisión que él mismo, siente que Carcetti merece ganar las elecciones para que la situación de la ciudad evolucione.

Sin embargo, en la carrera hacia la alcaldía, Carcetti se ve obligado a pactar, ceder o dejarse ayudar, adquiriendo compromisos para el futuro, con personas que sólo buscan su beneficio propio. Unas veces es por conseguir el visto bueno de la ‘comunidad negra’ de la ciudad, otras por dinero, otras por intrigas internas de su propio partido (el sueño final de Carcetti es ser Gobernador).

En resumen, cuando al fin logra llegar a la alcaldía se da cuenta de que no puede hacer nada. Cambia al jefe de policía y le ofrece todo su apoyo en la lucha contra el crimen, pero cuando esa lucha se traduce en dinero para horas extras, vehículos o unidades especiales, todo se derrumba.

El personaje que, incluso siendo ya parte de la política, soñaba con una forma mejor de dirigirlo todo, ha dado paso a un alcalde tan apoltronado, tan pendiente de su propia carrera y tan mentiroso como el anterior.

La comparativa con Obama es recurrente, tanto por el tema racial (un presidente negro en un país, o más bien una política, de blancos y un alcalde blanco en una ciudad de mayoría negra) como por la ilusión que despertaron sus discursos mientras ascendían hasta la cima y la tremenda decepción ante lo que ambos hacen una vez conseguido el puesto. Thomas Carcetti es el ejemplo perfecto de que los políticos son ‘moldeados’ por el sistema antes de que lleguen a tener responsabilidad, una manera perfecta de asegurar que no traten de cambiarlo todo cuando se hacen con el poder.

Pero volvamos al siguiente paralelismo que encontramos en También la lluvia, entre el equipo de rodaje, más concretamente el director, Sebastián, y los frailes dominicos, De las Casas y Montesinos. Cada uno en su respectiva época, son hombres comprometidos, conscientes de la realidad negativa que les rodea, e incluso críticos con los poderes y con una voz importante (la de la religión y la del arte) para divulgar su palabra.

Pero por otro lado, todas sus reivindicaciones, observaciones y actuaciones dignas de elogio pierden fuerza por culpa del contexto en que se hayan, por pertenecer a un primer mundo cómodo, fácil. Una existencia idílica que requiere de la participación de sólo unos pocos de los humanos para su prolongación. Es decir, no puede haber todoterrenos e Ipods para todos.  No puede señalar la falta de humanidad con los nativos un fraile que vive y viaja a las Américas representando a una Iglesia que, ya por entonces, torturaba a personas en la Inquisición; y no puede recriminar a los dirigentes políticos bolivianos falta de sensibilidad con la situación económica del pueblo un director de cine que viaja hasta allí buscando la máxima rentabilidad en los sueldos de los extras, como queda reflejado en la escena que comentaremos a continuación.

El problema es que son parte del problema. La situación de estos personajes se puede asemejar a la de la mayoría de los ciudadanos de los países del primer mundo con una conciencia crítica, pero conscientes de que disfrutan de unos privilegios que no tienen parangón en muchos lugares del planeta. Clamamos por un poco de solidaridad con los desfavorecidos y nos escandalizamos por las desigualdades que existen en el mundo pero, analizando la realidad, entendemos que llevamos un tren de vida imposible de mantener sin la colaboración de aquellos a los que tanto culpamos.

Es una posición muy compleja, porque la crítica sentida y justa bordea la hipocresía, ya que siempre existe la posibilidad de ‘liarse la manta a la cabeza’ y que Sebastián se quede en Cochabamba luchando con Daniel (algo que casi ocurre con el personaje del productor, Costa – Luis Tosar-, quien se involucra mucho más partiendo de una posición inicial menos sensible con los bolivianos que la de Sebastián) o de que Bartolomé de las Casas abandonase la Iglesia si tanto le escandalizaba contemplar las torturas y vejaciones que estaban bendiciendo, tanto en América como en Europa.

Por otro lado, y desde otro punto de vista, puede argumentarse que resultaría absurdo renunciar a posiciones de poder sólo por limpiar la conciencia. Desde luego, Bartolomé de las Casas hizo más por el bien de los nativos que Hatuey.

Una escena que quisiera rescatar de También la lluvia por contener todos los elementos de lo anteriormente expuesto es la siguiente:

El grupo de rodaje tiene una recepción con el alcalde de Cochabamba en un Ayuntamiento asediado por los manifestantes, con Daniel a la cabeza. Él es el autor de la reflexión que titula la película, ya que las autoridades no les permiten tener pozos propios con los que abastecerse, y se plantea de dónde puede surgir la legitimidad para sentirse dueño de los derechos del agua de lluvia. En el interior de un lujoso salón, con el ruido de las protestas de fondo, el alcalde y los cineastas debaten abiertamente sobre el problema del suministro de agua. El político comienza por justificarse aludiendo a la desconfianza de los indígenas por tantos años de explotación, culpándolos de la situación. Sin embargo, el director, Sebastián, se pone de parte de los ciudadanos, afirmando que les parece justo lo que piden, ya que una persona que cobra 2 dólares al día no puede afrontar una subida del 300 por ciento en el precio del agua. Tranquilo, el alcalde le responde que precisamente esos 2 dólares al día es lo que a él le han dicho que ofrece la productora a sus extras.

Al trasladar las reflexiones de También la lluvia al panorama de la crisis actual, encontramos que unos nuevos exploradores, los especuladores, descubrieron el Nuevo Mundo de las hipotecas subprime, de la compraventa de paquetes de hipotecas con un valor falseado por las agencias de calificación o de cualquiera de los mil y un trucos que existen para cobrar suculentas comisiones por realizar movimientos que pueden tener consecuencias graves para la economía mundial (pero no para ellos), e hicieron lo mismo que los españoles en el siglo XV.

Y es que en ambas situaciones hay un claro elemento común: la falta de límites. A los conquistadores se les permitió tratar a los nativos como a animales y poseerlos, sacrificarlos o denigrarlos según les viniera en gana, nadie ponía orden y nadie impartía justicia entre unos y otros. A los especuladores, se les ha permitido jugar con el dinero de todos, asegurándose una parte jugosa para sus bolsillos y, a sabiendas de que lo que hacían podía traer la desgracia para muchas personas, continuaron su labor. Entre otras razones, esto fue posible porque tanto exploradores como especuladores trabajaban para los dueños del mundo, los países Europeos en la Edad Moderna y las empresas de Wall Street en la actualidad. Es decir, tenían inmunidad, o actuaban con impunidad.

Aunque resulte un alarde de falta de originalidad, resultaría extraño tratar de explicar los motivos de la crisis basándonos en audiovisuales sin citar Inside Job, el documental, rodado en 2010 por Charles Ferguson, que explica el origen de la crisis aportando las razones financieras oportunas.

Tras ver el documental, que cuenta con entrevistas a cargos de las finanzas tan grandes como el ex director del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Khan o su sustituta, Christine Lagarde, la impotencia se apodera del público. Cuando tantas personas bien informadas aseguran que la tragedia se veía venir (el “tsunami”, dice Lagarde) y nadie tiene respuestas lógicas para excusar la falta de investigación consistente, se pierde la fe en la justicia, en la política, en las leyes y hasta en la humanidad.

La sensación que queda al espectador es la de que los trabajadores de la fábrica de dinero no tienen controles de seguridad a la entrada o a la salida de sus puestos de trabajo. Pueden llenarse los bolsillos tanto como quieran. Parece que pueden incluso robar papel y plantillas e imprimir el dinero en su garaje. Siempre con la colaboración de los legisladores, que miran para otro lado y prefieren cebarse (dentro de lo que se pueden cebar las leyes con un multimillonario) con cabezas de turco como Madoff, para  proyectar una imagen de justicia que realmente no existe.

Porque todo esto, claro está, no les hubiese sido posible lograrlo sin la complicidad de los Medios de Comunicación de Masas. Una complicidad que es evidente si dedicamos un instante a comprobar quiénes son los dueños de las cadenas de televisión y periódicos principales de cada país, y cuáles son sus intereses económicos. De hecho, en el sector de los medios de comunicación, la desregularización también ha hecho mella, y son muchos los medios en manos de muy pocos.

Los M.C.M tienen muy claro cómo debe ser su modelo informativo para evitar que la población se subleve contra lo que es a todas luces injusto. Y el método, al contrario de lo que pudiera parecer en un principio, no se basa en ocultar la información. Es realmente sencillo informar sobre las causas de la crisis económica consiguiendo que la mayoría de la audiencia no se entere de nada, e introducir a continuación, por ejemplo, a un político nacional culpando a otro de la situación, ofreciendo una respuesta fácil a los ‘por qué’ de la gente.

Pero informar mal o de manera tendenciosa no es el único modo de ayudar al poder establecido por parte de los medios. Si analizamos la programación de la televisión al completo, es evidente que la intención de formar al ciudadano, de educar o hacer pensar es inexistente. Se busca el entretenimiento por encima de todo, ya sea mediante los espectáculos deportivos, los shows morbosos o las películas y series. Incluso cuando aparece un programa de debate político bienintencionado, los tertulianos se pierden analizando banalidades como quién será el candidato del PSOE a unas elecciones, mientras gran parte del pueblo lamenta que votar a cualquiera de los dos partidos principales supone, salvo matices, elegir lo mismo. O sea, no elegir.

Pero lo realmente grave aparece al realizar un análisis de los contenidos de los informativos, por definición, espacios televisivos dedicados a la divulgación de los acontecimientos más sobresalientes e interesantes para los espectadores.

En cuanto a los contenidos, es evidente cómo cada vez hay menos espacio para la política y más para los deportes, el corazón, los sucesos, la cultura (la producida o colaborada por el propio medio) y una nueva categoría que podría denominarse ‘la celebración de la banalidad’, con noticias como la protagonizada por un oso que se escapa de un zoo en Australia, sin consecuencias, la promoción de una marca que organiza cualquier evento en la calle o en algún escaparate, el anticipo de anuncios con modelos, actores o deportistas famosos, etc. Es decir, pérdidas de tiempo mayores aún que las que se pueden observar en el resto de la programación.

Además, junto a esta labor de ‘idiotización’ desarrollada por los medios masivos, encontramos, especialmente en los telediarios, el reflejo de una necesidad de los poderosos para mantener el status: la propagación del miedo.

Bowling for Columbine es un documental firmado por Michael Moore, en el año 2002, en el que se trata de averiguar las circunstancias que rodearon la matanza que cometieron en el instituto de Columbine un par de estudiantes. En la cinta, premiada con el Oscar al mejor documental, Moore analiza cómo es posible que unos chicos de 17 y 18 años cometiesen tan tremendo crimen contra sus propios compañeros.

Además de tratar las motivaciones e influencias de los asesinos, el director se centra en analizar cómo es posible que en Estados Unidos haya tanta gente armada. Moore rechaza las justificaciones que se propagaron por los medios tras la masacre de Columbine, como el pasado violento del país en la conquista del Oeste (Alemania tiene un pasado más violento aún), la influencia del cine o los videojuegos violentos, puesto que en todos los países tienen muchos seguidores, y los hogares rotos o la pobreza, ya que son problemas comunes en todos los lugares. A continuación, se exponen las cifras de muertes por arma de fuego al año en países como Francia, Alemania, Gran Bretaña o Canadá, para demostrar que la diferencia entre las cifras del resto de países y la de los Estados Unidos es abismal.

Y Moore trata de justificar la necesidad de tener un arma de los norteamericanos con el miedo, lo que parece ser lo más convincente. El autor incluye una motivación racial que puede ser más o menos compartida, pero lo que sí es evidente es la ayuda de los medios de comunicación para divulgar el terror.

No sólo por dar relevancia a los asesinatos más cruentos y espectaculares, o hacer de un sospechoso un culpable sin necesidad de juicio, sólo por la apariencia, sino por fomentar la preocupación hasta límites insospechados.

En Bowling for Columbine se citan el caso del temido ‘efecto 2000’ que nunca tuvo lugar y una presunta migración de abejas asesinas al sur de los Estados Unidos, pero es muy fácil hacer retrospectiva y encontrar más casos en los que la televisión ha encendido alarmas que nunca debieron ser activadas con casos como los de las gripes aviar o porcina.

El miedo paraliza a los ciudadanos y les hace más dóciles y obedientes. Mientras la crisis se instalaba en nuestro país, los telediarios y, por extensión, los ciudadanos, vivimos aterrorizados, pendientes de la pantalla del Ibex 35 y de la prima de riesgo, deseando que todo suba y todo mejore, porque si no…

Los mismos que crearon la crisis o no supieron evitarla nos exigen paciencia, apoyo y confianza  para dejarles que nos saquen, con sus medidas, por supuesto, de la situación, porque si las cosas no siguen como estaban…

Grecia es la amenaza, el motivo con el cual pueden chantajearnos hasta donde quieran, con el que son capaces de hacernos rezar para que los bancos, que han mostrado su peor cara (de todas las malas que tienen) durante estos últimos años, prosperen y todo ‘vuelva a la normalidad’.

Pero parece ser que la normalidad nunca llegará. Y si vuelve, estará de nuevo amenazada por negros, terroristas, gripes, catástrofes tecnológicas o cualquier otro motivo. Cualquiera menos la codicia sin límites de los hombres en general, y los hombres poderosos en particular.

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“Band of Brothers”: La incidencia de la Guerra en el cine y su repercusión social

Por: Jesús Albarrán Ligero

Licenciatura en Periodismo

“Band of Brothers”: La incidencia de la Guerra en el cine y su repercusión social.    

                                 “Todos los chicos de América necesitan entender lo que estos hombres sufrieron en la Segunda Guerra Mundial”

Sthepen E. Ambross, investigador y escritor estadounidense

 

Un amigo mío me contó una vez una experiencia que no he podido olvidar hasta el día de hoy. Recuerdo que hablábamos de cine y surgió el tema de las películas de Steven Spielberg. Ese gran mago sinónimo de aventuras, ciencia ficción y efectos especiales, estandarte de Hollywood incuestionable que hizo las delicias de nuestra infancia con sagas como Indiana Jones y cintas que marcaron época como E.T (1982), Hook (1991) o  Encuentros en la tercera fase (1977). Hablamos hasta que llegamos a un punto de no retorno: la película Salvar al soldado Ryan (1998). “No me hables de esa peli” me dijo mi amigo. “¿Por qué no? A mí me parece que tiene una dirección mejor que buena”. “No es problema de eso, es sólo que recuerdo cuando era pequeño el día en que la pasaron por la tele por primera vez. Recuerdo que sólo vi el desembarco de Normandía y me encerré en mi cuarto. El problema eran las caras”. “¿Las caras?” “Sí, me encerré en mi cuarto al ver las caras de terror de los soldados”.

La guerra se ha representado de muchas maneras a lo largo de la historia creando un imaginario único que sólo se entiende dentro de un marco interpretativo que contextualice los hechos, los valores y las emociones, algo que les dé un sentido colectivo y los justifique, los justifique hasta la victoria. La guerra se ha nutrido de los medios de comunicación en la misma medida que los medios de comunicación se han nutrido de la guerra en los años posteriores a los acontecimientos bélicos. Quizá porque es algo extremo, salvaje, emotivo (porque la guerra y lo sigo afirmando después de haber visionado la serie, es algo que no escapa a la sensibilidad, como todo lo que hace el hombre, es un acto sensible, un cóctel de emociones y miedos a punto de desparramarse y estallar) y a veces incomprensible, es un tema con una morbosidad macabra que plantea diversas cuestiones ¿Cómo se vivió aquello? ¿Por qué se lucha? ¿Cómo se vive cuando tienes el recuerdo grabado en la piel, en una pierna mutilada? Pretendemos ahondar en modelos muy distintos de representarla y su incidencia en la sociedad (esto es, como es reconocida, cómo se muestra lo que se quiere decir con lo que nos hacen creer que existe y con lo que nos hacen creer que no existe), ahondar en la guerra tomando como estructura principal la serie Bands of Brothers, pero también apoyándonos en otros discursos (El señor de la guerra principalmente de manera más autónoma , aunque también existen anotaciones a La delgada Línea Roja) estableciendo livianas comparaciones  como un objeto colectivo de análisis.

Band of Brother: esto sí que es Guerra, guerra de calidad

Tras el éxito de Salvar al Soldado Ryan en 1998, Steven Spielberg y Tom Hanks comenzaron a trabajar como productores ejecutivos en otro proyecto audiovisual de gran envergadura sobre la Segunda Guerra Mundial: se llamaría Band of Brothers  (2001) (Hermanos de sangre en España) del mismo tono y cortada por el mismo patrón que la película protagonizada por Hanks tres años atrás. Pero la mayor diferencia entre la galardonada película de Spielberg y la recién nacida criatura era la audiencia: como espectador, no tenías la obligación de coger el coche, ir a un centro comercial y pagar una entrada de cine para disfrutar de un film de 170 minutos de duración sobre la Segunda Guerra Mundial, sino que la HBO (canal estadounidense por cable) te llevaba a casa 50 minutos de guerra cada semana sin más molestia que encender tu televisor y disfrutar de este imponente homenaje a los caídos estadounidenses. El proyecto se trataba de una miniserie de 10 episodios que también recogieron  The History Channel, la BBC en Inglaterra, se visionó en Panamericana televisión y en España estuvo varias semanas en Telecinco y ETB2. El hecho de que se distribuya en este formato por sí solo es significativo.

La audiencia ya no demanda una película sobre la Segunda Guerra Mundial sino que se le ofrece una serie insertada dentro de una parrilla, no es algo extraordinario (dentro de lo extraordinario que pueda considerarse pagar por una televisión por cable), se encuentra dentro de unos límites sociales, de razonamientos sobre los soldados de nuestra tierra que lucharon, sufrieron y murieron por nosotros y la libertad, costumbres y valores comunes que comparten todos los usuarios (o al menos los directivos) de la HBO. Si esto es así ¿Qué impide que estos valores y consideraciones no sean extensibles y aprehendidos, sino totalmente con bastante facilidad, por todo aquel que acceda al visionado de la serie solo por asistir a la creación de un contexto común de emociones humanas y deliberaciones aparentemente emocionales sobre la guerra? Vamos a descubrir cómo HBO consigue que el homenaje a esos soldados se asocie a un sentimiento de comunión y sufrimiento (que se contagia al espectador) y nos llega a calar hasta entender que la guerra es cruel, sucia pero que a pesar de eso, el orgullo, el honor y la amistad prevalecen y se hacen más fuertes en la adversidad, nos muestran (o nos quieren mostrar) que a pesar de todo eso nuestros soldados estuvieron ahí. Y sobrevivieron por nosotros.

La 101 Aerotransportada

Regimiento 506 de la División 101 de la unidad Aerotransportada de Estados Unidos (paracaidistas), conocida como Compañía Easy. La serie se centra en todo el recorrido bélico de esta compañía durante la Segunda Guerra Mundial y está basada en el libro homónimo del investigador y escritor estadounidense Stephen E. Ambros (el señor de la cita que abre el documento), que  recoge la hazaña de la compañía Easy. La obra audiovisual extrañamente no suele caer en el tópico de mostrar escenas patrióticas ensalzadas con una banda sonora de tintes militares (que también las hay), sino que lo que más caracteriza a BOB es también lo que más desconcierta de su metraje: el énfasis humano. Si algo quiere mostrar BOB es una historia humana, un camino que el espectador recorre justo al lado de los protagonistas, tras las trincheras, en una marcha en medio de un tiroteo (de ahí la utilización recurrente del plano secuencia) se salpica con sus historias y llega a confraternizar con los chicos de la compañía. Es una historia tan humana, que a veces llega a desesperar, porque muestra el estrés agobiante del apremio por sobrevivir, la angustia asfixiante del deshonor y la presión enfermiza de lo que se espera de ti en el ejército.

Pero sobretodo, muestra algo esencial en la serie: la muerte fortuita que está por todas partes, la espontaneidad ridícula y macabra de la guerra: ese miedo desprevenido de un soldado al que acaba de despertar un compañero suyo y cree que este es un soldado alemán clavándole su propia bayoneta, el disparo de otro estadounidense a un suboficial por error en la niebla,  la pistola que se acciona enfundada en la pierna y acaba con la muerte de un soldado…, sin reglas, ni instrucciones, al final solo queda el soldado, su fusil y lo incierto. Es inevitable que se creen vínculos rápidamente entre la audiencia y los protagonistas que están tan expuestos a los acontecimientos como ellos mismos. Tan abandonados a su suerte como los soldados de la compañía 101 aerotransportada Easy.

 La realidad de la guerra

Se podría decir que BOB se encuentra a medio camino entre la narración pretendidamente neutra, limpia (esto se cumple estrictamente incluso en el uso de la fotografía) por lo que pretende alcanzar cotas altísimas de realismo y la exposición emocional, subjetiva y humana de la guerra. Uno de los elementos que contribuyen, consciente o inconscientemente, a que los hechos narrados en el metraje sean tomados con una veracidad difícilmente discutible, son las entrevistas a los auténticos veteranos de la compañía Easy al comienzo de cada episodio. Son muy breves, pero en muchos casos demoledoras. Con estas declaraciones de por medio nuestro inconsciente se pregunta ¿Hasta qué punto el libro de Stephen E. Ambros y las palabras de los veteranos han contribuido a recrear los acontecimientos? Esos hombres existieron y lucharon pero… ¿hasta qué punto es real lo que vemos en la pantalla? Y normalmente se responde a si mismo de manera muy convincente: “hasta un punto muy alto, porque no hay nada que indique lo contrario”. Los 120 millones de presupuesto, los tres años de producción del rodaje y los decorados de 440 hectáreas destinados a crear a la perfección una ambientación bélica cuidada al detalle hacen el resto: estás viviendo una recreación cercana de los acontecimientos que ocurrieron en la guerra. Pero lo cierto es que son muchos los errores e incoherencias históricas tanto de la serie como del libro que identificaron veteranos de la división 101 y fueron publicados en diferentes sitios web (sobre todo en Trigger Time 101 s Airborne WW2,  pagina web no oficial creada por el historiador especialista en la segunda Guerra Mundial Mark Bando y donde se dedica un apartado especial solo para hablar del metraje). En el apéndice 1 adjunto a este documento se recogen las más señaladas, para mayor curiosidad del lector. Donde es impecable BOB sin duda es en su producción. La fotografía descolorida para simular la época de los años 40 se recrudece en las escenas de guerra,  los contrastes se acentúan y las escalas de grises toman protagonismo para escenificar los horrores de la guerra. La épica banda sonora suscita la pérdida y el absurdo (necesario) de la guerra.

“ID”

Lo primero que piensas al ver la segunda escena del primer capítulo de Band of Brother es que te encantaría matar al capitán Sobel. Y el objetivo de los productores es ese por una sola razón: porque a la Compañía Easy también le encantaría hacerlo. El capitán Sobel (interpretado por David Swhimmer) es el encargado de instrucción y entrenamiento de la compañía durante el primer episodio (Currahe) y no tiene ningún reparo en hacer la vida imposible a los reclutas de una manera que raya el absurdo. La aparición del capitán es crucial para la toma de contacto de los soldados con la audiencia y explota, aún más si cabe, una de las imágenes populares más utilizadas en el cine bélico de Hollywood: el superior intransigente, el Señor imprevisible y fácil a la cólera, el choque directo entre el soldado raso y las “putadas” impasibles de su mandatario. Este jugoso conflicto, que se sirve caliente desde la segunda escena del capítulo primero, marca un contexto común entre la compañía y el espectador. Cuando te enfrentas al primer episodio de Band of Brother no te descubres bruscamente entre las filas de paracaidistas experimentados en la guerra que ya cuentan con unos códigos sociales de comportamiento entre sí, que se han forjado anteriormente en la amistad.  El  espectador se expone a un proceso de integración progresivo durante todo el capitulo con la tropa, en el que el conflicto con el teniente Sobel resulta ser un punto crucial de referencia. Y no es que el conflicto signifique un choque frontal con el público, de hecho la audiencia suele sentirse bastante cómoda con este modelo de referencia, donde a veces se sorprende a sí misma con una mórbida curiosidad por ver cuál es la siguiente jugada del capitán a los reclutas y cómo se desenvuelve el pulso entre las dos partes.

Cuesta creer que los personajes de la serie existieran tal y como son tras el objetivo de la cámara. En muchas ocasiones se desvelan como personajes estereotípicos que cumplen un rol determinado dentro del film, pero en muchos de ellos se atisba la misma personalidad de sus propias declaraciones, quizá la realidad supere a la ficción. Tras la primera parte donde se presenta vagamente a la tropa y a los miembros que más va a seguir de cerca BOB, la serie va a alternar el protagonismo de los personajes mientras se suceden los acontecimientos bélicos que comprende: Desembarco de Normandía, la toma de Carentan, Operación Market Gardeen, Bastogna y la batalla de las Ardenas y finalmente la conquista del Nido del Aguila.

Pero si existe un protagonista (y esto lo digo porque buena parte del discurso narrativo se organiza en torno a él y sus acciones) con el que el público pueda sentirse identificado en Band of Brothers ese es el alférez y más tarde Mayor, Dick Winters. El soldado americano por excelencia (o al menos la visión del soldado americano modelo que han querido mostrar en la serie), el líder comprensivo íntimamente ligado a sus soldados, un hombre con visión militar y humana capaz de llevar a sus hombres a la victoria porque es, lo que se supone debía hacerse, era su deber (una de las frases más reiterantes durante las entrevistas a los veteranos, por cierto) y a la vez llorar o sentir remordimientos por los caídos bajo su mando. La definición de Winters la encontramos de sus propios labios coronando el final del segundo episodio D Day, cuando la primera noche después del traumático y agotador salto en Normandia  y de haber tomado con 12 hombres de la Compañía Easy cinco ametralladoras en poder de 50 alemanes, observa consternado tras quitarse el casco, el fuego en una localidad cercana y se apoya en un jeep, dejando ver curiosamente la bandera de Estados Unidos en el flanco superior derecho de la pantalla. Una voz en off nos aclara:

Aquel día di gracias a Dios por haber sobrevivido a ese trágico día y recé para que me sacara vivo del día siguiente. Y si alguna vez conseguía volver a casa, juré ante Dios y ante mi mismo que buscaría un trozo de tierra tranquilo en cualquier lugar donde morar en paz el resto de mi vida”.

Este es el personaje prototípico por el que Steven Spielberg, Tom Hanks (que por cierto dirige el primer capítulo centrado en Winters la parte 5 La encrucijada)  y la HBO apuestan: un hombre humilde atrapado en una guerra brutal que afronta con entereza y decisión, que consigue que nos abrumemos ante tal horror que es la guerra aunque no creamos en su Dios, pertenezcamos a otra época y seamos miembros de la asociación Nacional del Rifle. Y lo consigue.

Miedo ante el horror

Ese miedo y esa capacidad de supervivencia de la que habla Winters, son los que impregnan cada uno de los diez capítulos de BOB. Todo está dispuesto para que el espectador sienta el miedo ante lo imprevisible, lo que impulsa una de las reflexiones principales que está presente durante toda la serie y uno de los argumentos más válidos para condecorar mentalmente a estos hombres como verdaderos héroes nacionales: conseguir doblegar y afrontar el miedo y hacer lo que es necesario que se haga. En la tercera parte (Carentan), en la víspera de una batalla, Albert Blite, un soldado raso de la Compañía Easy que sufrió ceguera histérica transitoria se sincera con Speirs, un teniente callado y esquivo que ni siquiera es de su unidad (quizá por eso lo hace) y del que se rumorea que mató a unos 20 prisioneros alemanes a sangre fría. Le cuenta con tono entrecortado como en el día D cuando saltó de su avión cayó en un agujero y se quedó dormido, pero después de eso no salió de allí. No hizo nada. Ni siquiera intentó buscar a su pelotón. A lo que Speirs con talante serio contesta:

“¿Sabe por qué se escondió allí, soldado?” -“Estaba asustado” responde Blite “Todos lo estamos. Se ocultó allí porque aún cree que hay esperanza. Pero Blite, la única esperanza que le queda es aceptar el hecho de que ya es un cadáver y cuanto antes lo acepte antes actuará como debe actuar un soldado paracaidista. Sin merced. Sin compasión. Sin remordimientos. Toda la campaña depende de eso”.

A la mañana siguiente, durante la batalla, Albert Blite estuvo tapándose los oídos ante el estruendo de la guerra y gritando: ¡NO, NO, NO! hasta que apareció Winters y entre el sonido de tiroteos y morteros se escuchaba repetidamente: “¡Adelante soldado, coja su fusil!¡Deles una lección Blite!¡Deles una lección a esos malditos alemanes!” Blite, cogió el fusil torpemente y comenzó a disparar animado por Winters, el soldado artífice de aquel discurso sobre el horror de la guerra en el segundo episodio. Esto hace que la audiencia pueda caer fácilmente en una asociación positivo-negativo con Winters, quien intenta ayudar a Blite a hacer lo que debe, su trabajo, el trabajo de un soldado pero también muestra la brutalidad de afán por la victoria, la muerte de soldados de otro país o de los hombres de Winters. Este choque de emociones provoca momentos en los que la serie respira tanto como para permitirnos ir un poco a nuestro libre albedrío en el significado de lo que nos muestran y la manera en la que nos lo muestran, esta escena es uno de esos momentos. En esta ocasión la escena permite a la audiencia alejarse del contexto interpretativo y referencial no ya de Blite (en este caso), sino de lo que sería la propia guerra, convirtiendo a la escena con Blite disparando repetidamente y Winters animándole a hacerlo en poco menos que grotesca: un ser humano encita a otro a matar cuantos más seres humanos mejor por pertenecer a otro bando. Pero quién negaría que también le está ayudando a hacer su trabajo, el trabajo de un soldado que ama a su país, un soldado paracaidista que seguramente en ese momento, por encima de todo, solo quiere evitar que lo maten.

Este tipo de dualidad enfermiza se presenta durante toda la serie rozando un sentido de  desorientación moral bastante frecuente en cada uno de los episodios, pero es solo eso, un arañón caprichoso al posicionamiento y a la crítica, no llega a plantearse de primera mano cuestiones tan cruciales y de manera tan manifiesta como sí lo hicieron otras producciones bélicas véase La Delgada Línea Roja (1998) , del director estadounidense  Terrence Malick (curiosamente estrenada en el mismo año que la película que inspiró esta serie: Salvar al soldado Ryan). Se puede afirmar, aunque solo nos sirva como nexo comparativo, que Spielberg y Tom Hanks vuelven la vista atrás para ver la guerra con una nostalgia que duele, pero que es nostalgia al fin y al cabo, mientras que los ojos de  Malick la miran de frente con reprobación y asco, denunciando sus horrores y no recordándolos en la penumbra almidonada de una realidad que se quiere mostrar pretendidamente (o pretenciosamente) fiel en todo momento. Se podría decir que la película de Malick se especializa en plantear preguntas, a cual más espiritual e inquietante; y la serie de HBO en dar respuesta física, tosca y verdadera. También es cierto que Band of Brothers no pretende lo contrario y es más que notable en mostrar lo que quiere mostrar y en cómo lo muestra.

Compromiso con la historia

Pero la significación moral y crítica aunque diluida, si que tiene presencia en la serie o han querido “dejar entrever” que tiene cierta presencia en la serie. Y esto lo hace fluctuando en grado entre dos maneras diferentes de organizar lo que se ve: una tan pretendidamente integrada en el discurso que es imposible desgajarla del metraje: esta se mantiene durante todo el telefilm, (en los ángulos de cámara escogidos, en los diálogos de buena parte…) y forman un ambiente propicio de respuesta ética, de vieja moral tradicional y honorable, que establece unos límites no muy bien definidos, pero inamovibles: se espera que ocurra lo que ocurre. Podríamos calificarla de implícita. La otra, mucho más arriesgada y manifiesta, se desmarca del discurso acentuándolo con una exclamación y creando una gran significación en escena que nos advierte de que es importante lo que acabamos de ver: el discurso da la solución al problema, pero no desvela cual es el procedimiento para llegar a ella. A esta última la llamaremos explícita. La escena que protagonizan Blite y Winters resulta ser un punto medio entre ambas. Veamos un ejemplo significativo de las dos:

– Cuando llegan a Indoven, los soldados de la aerotransportada son recibidos por la ciudad como héroes, los hombres los abrazan, las mujeres los besan y todo estalla en euforia  (narración implícita). Pero algo va mal, o mejor dicho no también como debería. Un soldado besa a una holandesa durante el jolgorio general de la ciudad, pero cuando este debe irse por orden de su sargento, dos hombres salen de atrás y la llevan a un circulo donde no hay solo mujeres rapadas y sangrando en el suelo. Durante unos minutos desenfrenados los soldados de la compañía Easy asisten a un espectáculo atroz: el pueblo de Indoven zamarrea violentamente a estas  mujeres, que son tiradas al suelo, y les corta el cabello entre sollozos, vejaciones  y gritos. Como no podía ser de otro modo, un soldado pregunta: “¿Qué han hecho?” Y el jefe de la resistencia de Indoven le contesta “Acostarse con alemanes, confraternizar con el enemigo”. Los soldados de la 101 se plantan delante de ellas y las miran con compasión mientras les cortan el pelo.

Es una imagen grotesca pero de gran significación que se acercaría más al segundo modo de narrar los acontecimientos creando un gran momento simbólico (narración explicita). Ellos no están de acuerdo con este acto, están por encima de este acto. Son soldados estadounidenses, pero también hombres y se apiadan de ellas, aunque solo sea con el rostro. Esto crea un discurso discordante con la imagen del ejército de Estados unidos que se ha mostrado hasta este episodio, los enemigos de la tortura, los arquitectos de la libertad (diría el en el aniversario del dia D, donde se presentó la película) pero más bien se podría reconducir como una autojustificación de otra  muestra de lo dura y lo objetiva que se muestra ésta la guerra y de las consecuencias de los actos que llevas a cabo en la vida. También podría tener otro tipo de lectura mucho más afilada y por ello más inconsciente e improbable (podríamos decir que incluso superficial): esto es lo que  espera a los enemigos de estados unidos, somos fuertes pero piadosos, como se muestra unos minutos más adelante cuando uno de ellos le da un paquete de comida que nadie quiere en la compañía a una mujer rapada con un niño en brazos de camino a la ciudad de Nuenen (narración implícita). Esta última parte pertenece al primer modelo de narrar acontecimientos que citábamos anteriormente, se espera que los estados unidos se muestren compasivos ante tal acto de crueldad, no ya sufriendo con mirada impasible, sino que la audiencia exige que actúen de una manera u otra y salvaguarden (con muchas limitaciones y un gran matiz: de ahí el libre albedrío en la significación) el honor tras haber presenciado la escena de las mujeres en Eindhoven. La música también está cargada de simbolismo, como veremos más adelante: durante esta escena  no existe ningún audio que entorpezca los alaridos de las mujeres y los gritos del pueblo dotando a la escena de un realismo de ceniza y desesperación brutal. Sin embargo un minuto exacto después, Michael Kamen (compositor de la serie), no tiene inconveniente en deslizar unas suaves notas a piano cuando uno de los soldados de la Easy le da de probar un dulce a un niño holandés que no sabe qué es el chocolate.

La pretensión más explícita de una marca ética o una reflexión profunda que se aleje del discurso hasta el punto de ponerlo en cuestión  (esto es el extremo que ejemplifica la narración explicita) se encuentra en el episodio 9 ¿Por qué luchamos? nos sitúa después de la batalla de las Ardenas, en la ciudad alemana de Stulzerberg, cuando los nazis están a punto de declarar su rendición a Europa. Este capítulo plantea un interrogante directo incluido ya en su titulo y se presenta como uno de los episodios más jugosos de BOB, sobre todo por su gran simbolismo. En ¿Por qué luchamos?, preludio del final de la serie, nos encontramos con que el audiovisual necesita desesperadamente justificarse, pero ¿de qué manera? La serie pretende un desvelamiento a la consciencia, una relativización de las razones y motivos por los que lucha, un tímido acercamiento psicológico y emocional a las tropas alemanas (quizá algo forzado llegados a este punto) que se ha mantenido latente, tanteando la superficie durante todo el telefilme y que ahora pretende salir a la superficie, encararse con una realidad con la que hace malabarismos, negocia torpemente para no darse de bruces contra el suelo.  Cuando la audiencia lleva más de la mitad del episodio visto tiene la certeza de que pretende todo eso: el desvelamiento, la relativización y el acercamiento psicológico y emocional a los alemanes, pero cuando acaba el capitulo le asalta otra certeza tan válida como la anterior: pretende todo eso y para nada lo consigue. Vamos a ver el por qué:

El capitulo se abre con un gran plano detalle (de los pocos que hay durante la serie) casi poético de un violín mientras una mano lo hace sonar de manera que le arranca unas notas que desgarran tristeza, es un plano secuencia dinámico y suave que gana en curiosidad y misterio cuando se abre la cámara y se ven a unos alemanes trabajando, llevando escombros y ladrillos de un lado a otro. “Los alemanes limpian bien, solo necesitan un poco de Mozart” dijo un soldado que supervisaba la limpieza desde el altillo de un edificio medio destruido, comentándolo con sus compañeros. “De Beethoven, eso es de Beethoven”, se oye desde el fondo a un capitán. Quien pronuncia estas palabras es Lewis Nixon. Nixon, compañero de armas y fiel amigo de Winters y selecto bebedor, no encuentra una botella de whisky VAT 69 en toda la ciudad, la única bebida alcohólica que su paladar tolera y que busca desesperadamente como única medicina para enfrentarse a una carta que debe escribir advirtiendo a las familias de la muerte de una compañía de soldados en unas maniobras. Pero la cosa no acaba ahí, recibe una carta de su esposa comunicándole que se divorcia de él y se queda con todo, incluido con su perro, hecho por el cual se queja en repetidas ocasiones durante el episodio. “Se queda con el perro, el perro no es de ella ¡el perro es mío! ¡Ella odia a ese perro!”.

Este gesto anodino cobra un gran significado cuando más adelante la compañía comienza a incautar casas alemanas en Stulzerberg y a establecer cuarteles generales o viviendas provisionales para los soldados. En este contexto, Nixon entra en un gran caserón alemán anhelando su VAT 69, cuando reconoce en las fotografías de una encimera a un gran capitán nazi, lo observa un rato y luego deja caer la foto con el marco que se rompe contra el suelo. En ese momento advierte la presencia de una mujer muy bien vestida, una mujer de pinta orgullosa, orgullosa aunque no haya dicho aún ni una palabra. Entonces ocurre algo, hay ocho segundos en los que nadie dice nada y los dos se miran como entablando una conversación en el aire, pero finalmente  Nixón se atribula, se aturde o se confunde (quizás todo a la vez) y sale de la casa a paso ligero, con aire decidido, para comprobar antes de que termine de cerrar la puerta que un pequeño perro Terrier está ladrando en el portal.

El discurso dictamina: fueron en esos segundos, justo frente a esa mujer, donde Nixón se ha visto reflejado en la cara del enemigo, curiosamente cuando por primera vez no lo tiene frente a frente, este es el nexo de unión entre el enemigo y los soldados de la 101: una casa, una mujer, quizá hijos, un perro, una fotografía en la encimera, aficiones como la pesca, la caza… todo esto, todo esto y la guerra. Todo hace indicar en el discurso que Nixon pensaba “esta es mi vida y no quiero afrontarla”. Es un contexto extraordinario donde hombres se conocen para matarse. Las declaraciones del comienzo film recalcan esta idea y nos ponen en situación de una manera que resulta incluso pueril y adoctrinante: “Eran hombres como nosotros, con aficiones como la pesca cortar el césped… muchos de ellos podrían haber sido amigos míos”. En otra escena un soldado lee en el periódico un artículo sobre la guerra, un compañero suyo le pregunta que qué está leyendo “Algo sobre la guerra, habla de por qué combatimos en la guerra dicen que los alemanes son malos, muy malos”, responde ¡Qué los alemanes son malos, dice!, ¿has oído eso Frank? ­­-le comenta a un compañero- “este tipo está leyendo un artículo que dice que los alemanes son maaaaalos, supongo que siempre se aprende algo nuevo”. Esto puede servir de autojustificación en el sentido de que los soldados de la Easy saben que la propaganda es una patraña y se extrae de la conversación que el soldado alemán no es muy diferente del soldado estadounidense: el trabajo de ambos es matar por su país. Pero si hay un culmen simbólico en el episodio donde se demuestre la desgarradora imagen de la comparación es esta: la compañía se encuentra con miles de alemanes que se han rendido y que marchan ordenadamente en dirección contraria al convoy de la Easy (de hecho Winters comenta ante tal espectáculo: “fíjate, incluso en la derrota saben marchar con orgullo”) cuando Webster, uno de los pocos soldados que estudió en la universidad, se levanta y comienza a gritar hacia atrás en lo que parece un reproche por la situación de la guerra a los alemanes:

                                 “¡Eh vosotros!¡ Eh vosotros! ¡Oídme malditos boches cabrones, eso es lo que sois, saludad a la Ford y a la General Motors, estúpidos cerdos nazis. ¡Fijaos bien, vosotros no vais en camión, qué os habíais creído! Arrastrando nuestros tristes culos por medio mundo…¡Para qué! Escoria servil e ignorante…¡Qué coño estamos haciendo aquí!

Lo curioso es que la parte final de este pequeño desquite personal de Webs coincide con un Primer plano del capitán Nixon con semblante impasible, que está justamente en el jeep de atrás. El plano se mantiene unos segundos más en Nixon, lo que crea la asociación cognitiva lógica de que el discurso se lo podría estar dando perfectamente a él y al capitán Winters. El discurso deja unos segundos al aire donde el capitán se estará preguntando: “es cierto,…¿qué estamos haciendo aquí?, somos iguales a ellos aunque vayamos en camión, es más nosotros podríamos estar caminando hacia la derrota como ellos ahora”. Webs sabe hablar alemán perfectamente como se demuestra en el capitulo anterior ¿por qué entonces habla en inglés para dirigirse a las tropas nazis?, seguramente si este discurso se hubiera pronunciado en alemán la asociación de ideas y la comparación entre las dos partes no tendría tanta fuerza o no se entendería de la misma manera como si lo hace en habla inglesa. Todo en el episodio está  hilvanado con este mismo talante, para que el espectador buceé en un túnel de emociones donde se le va guiando, adecuando gradualmente para que comprenda a los alemanes aceptando la identificación de los soldados del Tercer Reich con los de la 101 aerotransportada. A pesar de todo la pretensión del desvelamiento, la relativización y el acercamiento psicológico y emocional a los alemanes no se da. Y no se da por una sola razón sencilla y demoledora: la escena del campo de exterminio judío.

Seguramente la escena más sucia, despreciable, violenta (y violada) de toda la serie es la parte final de este episodio 9, el campo de exterminio judío abandonado cerca de Landsberg. Y es crucial que ésta escena se coloque al final del capítulo, porque concede la respuesta acabada, última y estupefacta a la pregunta que da nombre al episodio: ¿Por qué luchamos? Durante todo el capitulo la audiencia cree que el discurso le acompaña a descubrir los motivos y las razones de los alemanes, pero lo cierto es que la narración tantea el terreno justificando una visión medianamente objetiva que los conduce irremediablemente (no es culpa de la narración que existieran campos de concentración judíos y así lo percibe el espectador) a una conclusión inhumana. Tenemos en común con los alemanes la casa, la familia, el amor, la amistad, las aficiones, el perro, la mujer que nos deja, el honor, el orgullo y la guerra. Pero esto no. Nosotros no podemos entender esto, esta herrumbre humana de alambres que se caen al suelo y mendigan comida en alemán, esta crueldad intolerable de niños y susurros. Por eso luchamos, para arrancar esta atrocidad del mundo, arrancarla de raíz y que este mal absoluto nunca vuelva a brotar de entre las cenizas.

De hecho cuando un equipo de rastreo se topa por casualidad con el campo de concentración de Lansberg, no saben qué es en realidad, no tienen conocimiento de este tipo de prácticas por parte de los alemanes. “Pregúntale por qué están aquí, en esta especie de campamento, cual es la finalidad… ¿para trabajar?” le preguntaría Winters al traductor que servía de enlace entre ellos y un prisionero judío. Con esto se pone sobre la mesa la inocencia vulnerada de las tropas norteamericanas,  su buen corazón (y el de todo ser humano) al ver tal atrocidad. Y así es como se cierra un capítulo donde Spielberg y Tom Hanks pretenden el desvelamiento, la relativización y el acercamiento psicológico y emocional a los alemanes y a la vez se sirven de los argumentos de esto mismo para no mostrar ni desvelamiento, ni la relativización y ni el acercamiento psicológico y emocional a los alemanes (somos iguales sí, pero…). El episodio termina llegando al mismo punto de partida del comienzo, el pueblo de Lansberg recogiendo escombros y ladrillos del campo de concentración y Nixon percatándose con la mirada perdida de que reconoce de entre todos los alemanes a una mujer de porte orgullosa que intenta aparatosamente llevar cuerpos de un sitio a otro y agacha la mirada avergonzada. Ya no hay orgullo en sus ojos. El plano general se acerca cada vez más a uno de los tres violines que tocan hasta llegar a las cuerdas y lo sigue cuando el músico para de tocar lo mete en su funda. Está todo hecho, así es como se justifica una guerra: con emociones, como todo.

Curiosamente esta identificación con el bando enemigo, que se desmorona al final del capítulo nueve, si da casi al término del episodio diez (Puntos), aunque solo se muestre como una pincelada en el lienzo aparentemente objetivo. Curioso episodio, pero no tan simbólico ni representativo como el anterior. La fotografía es más amable, blanda, agradable. Atrás quedaron los contrastes, los tonos grisáceos, la angulación  y el horror característicos de los episodios anteriores, ahora todo es luz blanca, sfumato en el remanso de paz donde habita el césped verde y los lagos de Kehlsteinhaus. La compañía Easy conquista el nido del Aguila, último bastión de la resistencia nazi. El capitulo como no podía ser de otra manera está narrado desde el punto de vista de Winters. Esto es así para acabar de cerrar definitivamente el proceso de identificación de la audiencia con el personaje más sensato, sensible y competente de toda la serie  (el personaje que aspira a alcanzar el mayor target objetivo, el favorito de la audiencia por su inusitada acumulación de valores positivos, algunos de ellos incluso contradictorios) y con la compañía Easy en definitiva. Donde más se deja entrever este acercamiento a los combatientes nazis es curiosamente cuando un oficial alemán da un discurso de rendición delante de sus tropas y frente al ejército estadounidense. Un soldado americano le traduce a Winters:

                        Hemos soportado una larga y penosa guerra. Habéis luchado con valor y bravura por vuestro país. Sois un grupo especial que habéis forjado entre vosotros vínculos que solo se contraen en combate, entre camaradas, hermanados en la trinchera. Os habéis confortado en los peores momentos y habéis afrontado la muerte y sufrido juntos. Me enorgullezco de haber servido con todos vosotros. Os merecéis una larga y feliz vida en paz.

Este mismo discurso, sin cambiar una palabra, podría podía haberlo pronunciado Winters frente a sus tropas si la guerra se hubiera sucedido de manera distinta. Los planos fluctúan entre el rostro del oficial alemán, sus tropas nazis y las caras de los soldados de la compañía Easy  esos soldados con los que el espectador ha compartido más de 10 horas en el frente, lo que crea una lógica de asociación evidente y de reconocimiento a las tropas alemanas que muestra el absurdo del sufrimiento que provoca la guerra. La última parte del texto enlaza con la idea que Winters planteaba al comienzo de la serie, al final del episodio dos: “Y si alguna vez conseguía volver a casa, juré ante Dios y ante mi mismo que buscaría un trozo de tierra tranquilo en cualquier lugar donde morar en paz el resto de mi vida”. Por lo que se crea un contexto común  de emociones y consideraciones vitales que se encaminan hacia la humanidad (aunque  esté empañada por un tradicionalismo a veces católico, a veces sensible y ferviente de la época, que se muestra diluido en toda la serie), una humanidad forjada en la sangre.

La segunda escena significativa del capítulo la encontramos cuando un oficial alemán ha querido rendirse personalmente frente a Winters y le concede su pistola Luger como signo de derrota (escena que queda recogida en el Apéndice 1 como error por muchos motivos, entre ellos que Winters acepta de buen grado la pistola). Winters le responde que la puede conservar, que no es necesario. El oficial alemán se cuadra y le saluda con gesto militar. Hay bastantes palabras que puede suscitar esta imagen: honor, orgullo, respeto, consideración. Y son palabras que han estado presentes durante toda la serie pero aquí, se hace manifiesto al enemigo: el público siente incluso respeto, hermanamiento con ese oficial alemán, un tipo de honor que traspasa la guerra pero que se encuentra irremediablemente atado a ella. Pero…¿qué es el honor? ¿Acaso el honor no significa una absurda pero reconfortante correspondencia íntima (incluso a veces tierna) por compartir una serie de valores, contextos y experiencias comunes? ¿No está fuera de lugar entablar este tipo de relaciones: tras una adornada mesa, en una buena casa, recibiendo regalos de estos monstruos que usan cámaras antigás y matan a inocentes? No, no está fuera de lugar porque Estados Unidos está por encima de eso, nuestros Mayores están por encima de eso: Winters permanece sentado durante toda la conversación mientras que el oficial alemán se mantiene de pie. Es aquí donde se muestra la diplomacia insalvable de la guerra, pero tras de esto, de estas salvajes mutilaciones étnicas, es inevitable que surja el Honor, porque ambos han compartido la mayoría de situaciones en la guerra, sus hombres han muerto y han sufrido por que son un Mayor y un Coronel que se rinde, pero antes que eso son, definitivamente y por muchas calamidades y horrores que haya traído la Segunda Guerra Mundial, humanos. Y así lo muestra la serie aunque se sirva del rancio conservadurismo del honor militar para mostrarlo. La audiencia percibe este contexto de fuerzas y orgullo y le da su lugar en la guerra: la serie es objetiva y consecuente tanto que muestra la parte que no se ve en la guerra, la parte diplomática y pone a dos hombres al mismo nivel dejando a tantos y tantos muertos como ha mostrado la serie en segundo lugar. La audiencia percibiría que la guerra es cruel y en algunos casos innecesaria sino fuera por la escena del campo de concentración del capítulo anterior, así la escena solo muestra lo relativo de la guerra, cuantos hombres han caído en la guerra, para que estos dos se den la mano y se regalen Lugers, pero la diferencia es que todo esto tiene una razón: acabar con el cruel exterminador nazi.

Otro de los aspectos que más veces es pasado por alto tras el visionado de la serie, pero  que es de gran significación, es la ausencia de música o cualquier sonido extraordinario durante las batallas. Durante las batallas, solo se escuchan los alaridos de los soldados, las arengas de los tenientes y suboficiales ¡Avanzad!, los silbidos de las balas, los morteros, el estallido de las bombas alemanas que se precipitan sin previo aviso, las botas corriendo, el barro, el gris, el muro que se desmorona, la granada, la luz, los gritos. Y esto se entiende por una razón sencilla: la banda sonora del espanto, la muerte imprevista, es la mejor opción a la hora de crear el impacto para la buena escena de guerra. Es por eso que no hay ninguna señal de que lo que vemos en pantalla sea ficción, no se emplea un tono narrativo que nos marque una pauta a la que agarrarnos, que nos guíe durante minutos frenéticos, a la intemperie de planos secuencia y cámaras desestabilizadas (y desestabilizadoras) recuperadas del discurso estético de Salvar al Soldado Ryan. La única ocasión en la que se usa BSO durante una contienda, es de hecho en la última acción militar que se lleva a cabo en la serie. Nos encontramos en el capitulo siete (Punto Límite), cuando Speirs atraviesa las líneas alemanas a pie y vuelve para servir de enlace entre la compañía Easy y la Iten que están separadas por una columna germana formada por blindados e infantería. La voz en off del Sargento Segundo Lipton (a quien se le dedica el protagonismo de este episodio describiendo la situación en una especie de diario personal) es quien relata  el acontecimiento que adquiere dimensiones épicas:

                  “Los alemanes no le dispararon, supongo que no podían dar crédito a lo que estaban viendo. Pero eso no fue lo realmente asombroso. Lo asombroso fue que después de conectar con la compañía Iten, él volvió”

Después de ese “volvió” pronunciado por Lipton se desata el tema principal de la serie mientras Speirs corre de nuevo hacia la compañía Easy. Esta podría ser la guinda de otro de los pilares básicos que ha trabajado notablemente la serie y que ya adelantamos cuando hablábamos del primer episodio: la unión fraternal que la serie consigue con la audiencia. Cuando la compañía Easy se enfrenta a una batalla, el espectador no sabe cuál de sus miembros caerá, si lo hará alguno o si lo harán todos. Esto lo acrecienta el conocimiento de que los hechos narrados están basados en acontecimientos reales, por lo que podría morir perfectamente cualquier soldado de la compañía a excepción de Winters  (Spielberg y Hanks no podían permitirse escribir un discurso en torno a la identificación del Deber de un soldado y dejar que muriera sin más. No, la encarnación de todos los valores que quisieron premiar debía vivir, y encontraron en el capitán Dick Winters un veterano ideal para ello). Cuando la Compañía Easy sale del campo de entrenamiento de Toccoa, el espectador sale también con ellos, porque ha compartido las putadas del capitán Sobel, ha aprendido a través de todos  y ha asentido previamente con aprobación ante la nobleza y la cautela de Winters (antes de pasar al segundo episodio siquiera) con quien se identificará más que con ninguno hasta el final de la serie. Cuando le notifican al soldado Guarner que su hermano ha muerto en Italia a manos de los alemanes justo antes de saltar el día D, te pones en su pellejo. Cuando la compañía cree que van retirarlos y a volver a casa y un capitán hace trizas sus esperanzas comunicándoles que regresaran de nuevo a la guerra, te sientes angustiado. Pero sobre todo, cuando el maldito capitán Speirs corre entre los alemanes y por fin el horror descansa en una banda sonora militar y épica te sorprendes aliviado con una sonrisa en los labios, incluso te sientes victorioso. Y eso que no eres americano.

El señor de la guerra: la sátira del horror

En el mundo hay  más de 550 millones de armas de fuego en circulación, un arma de fuego por cada 12 personas que hay en el planeta y digo yo… -Pausa para dar una calada a un puro, suelta el humo- ¿Cómo se arman las otras once?

Es este humor amoral, cinismo relativo, casi caricaturesco lo que muestra la película escrita y dirigida por el norteamericano Andrew Nicco. El señor de la guerra (2005) cuenta la relación simbiótica que establece Yuri Orlov y las armas de fuego en un negocio poco común: traficante de armas. Pero esta relación trasciende el plano personal y llegados a un punto la audiencia llega a visualizar el objetivo del film: las cosas no son lo que parecen, todo es relativo, no hay bondad ni maldad tan solo situaciones y personas, que no hay más razones para una guerra que la supervivencia. La violencia es algo inherente a nosotros. Es un film  muy peculiar dentro del panorama por una  razón, porque intenta mostrar algo que muchas películas no se atreven: aquello que no se ve o al menos aquello que pasamos por alto. Y esto no es tarea fácil.

No podemos definir a El señor de la Guerra como cine bélico, es cierto que habla sobre la guerra, si, pero de manera muy distinta a la serie de HBO, ¿lo hace más honestamente esta película?  La diferencia palpable entre BOB y El señor de la Guerra, no está sólo en su forma. Salta a la vista que Band of Brothers se basa en la exposición de unos hechos bélicos desde un punto de vista cercano a la realidad (y por otra parte bastante común dentro del mundo del cine), pero El señor de la guerra asalta el tema bélico unos pocos años después y desde los bastidores,  no desde el escenario como la serie de Spielberg. Desde los primeros momentos la crítica va al grano: la película abre con un plano secuencia del proceso de fabricación de una bala, que acaba en la cabeza de un niño de color). El ritmo no deja lugar al respiro, utiliza todos los argumentos irónicos y frívolos a su alcance para moverse cómodamente en un mundo cínico donde se confunden las motivaciones, un ambiente donde el símil de utilizar un arma para conseguir un objetivo amoroso y matar a alguien está a la vez tan lejos como cerca de significar lo mismo.

La guerra se muestra desde detrás, formando todo un entresijo de situaciones personales que la audiencia identifica como propias. El uso de la voz en off potencia este efecto del personaje con el espectador. Yuri, siempre se encuentra en otro plano diferente a la guerra, aunque sabe que siempre está a su lado, a un paso detrás del muro, cerca de donde está haciendo una venta (en una escena él y su hermano observan impasibles cómo envían al paredón y fusilan a un grupo de niños cerca del lugar donde acaban de hacer una venta), pero siempre escapa al fantasma del horror escudándose en su moral de vendedor. Él es solo un proveedor de armas para personas que quieren defenderse.

Los personajes principales se desmarcan de la realidad con un cierto punto esperpéntico hasta llegar a un  absurdo que roza la pantomima en algunos casos: un padre que lleva un restaurante y se hace pasar por judío y actúa como tal, una madre católica que choca con la nueva falsa-religión de su esposo…).

La película se desenvuelve en la recreación de Yuri por la belleza de las armas y la emoción enfermiza que le proporciona vender armas de contrabando:

                    “La primera vez que vendes un arma es como la primera vez que haces el amor, no tienes idea de lo que estás haciendo, pero es emocionante y lo quieras o no, toda va demasiado rápido”.

Este empeño por frivolizar con la muerte, jactarse de que está a tu lado y el intento de impregnar de emociones humanas algo tan frio como el acero de un cañón, crea en el público una sensación de desdén que junto con los toques de cinismo absurdo llevan al espectador a una única solución. La audiencia se posiciona desde el primer momento con una sonrisa amarga en los labios: el mundo se está deshumanizando, comprar armas solo lleva al fracaso de la raza humana.

Vitaly, el hermano pequeño de Yuri, es el personaje que intenta arrojar luz, el contrapunto de su hermano, el carácter en el que recae todo el peso del espectador  la voz sensata del el público que se levanta para decirle al protagonista que es una barbaridad, cuando es una barbaridad lo que hace. La primera vía de escape para posicionarse ante el cinismo hiriente de Yuri. Seguramente una de las razones por las que la audiencia vea en Vitaly un reflejo positivo sea porque es moralmente superior a su hermano y duda ante su, como dudaría el que asiste al film. Vitaly duda, como personaje contradictorio duda hasta al final de la película pero al final consigue redimirse al negarse a vender armas que sabe que van a utilizar para matar a inocentes, aunque ello le cuesta la vida. La relación que establece la audiencia con Yuri es diferente. Se identifican con él por ser el vendedor sagaz, incisivo, que siempre va un paso por delante de su objetivo, el ganador ingenioso, el tranquilo filósofo afortunado.

La fotografía es fría, azul metálico, como la personalidad de su protagonista. Hay gran variedad de planos, sobretodo primerísimos primeros planos a la hora de matizar la agudeza mental de Yuri. Y también un uso del tiempo maleable (cámaras lenta y rápida) Todo está en función de la crítica. La película, muestra una gran carga moral en el papel que cumplen los gobiernos en las economía de guerra, crítica que puede hacerse extensible muy fácilmente a toda la política armamentística global y a esa obsesión militar/ patriótica de Estados unidos en particular.  Pero a diferencia de BOB, el tono no es solemne, ni duro, todo lo contrario. Es una sátira de la guerra, si eso es posible. La escena de la feria armas donde estas se venden como utensilios del hogar es cómica, pistolas, cazas último modelo y tanques se confunden entre vistosos carteles de oferta, liquidación y bellas mujeres ligeritas de ropa mientras se oye la cabalgate de las valkirias de Wagner. Yuri aborda a un famoso traficante de armas y le propone un negocio:

“Un amigo común me dijo que hablara con usted-  Usted y yo no nos dedicamos a lo mismo, usted cree que vendo armas pero yo tomo partido. -Pero en la guerra Iran-Irak vendió armas a ambos bandos – ¿Y no podría ser que quisiera que ambos bandos perdieran? La balas cambian más los gobiernos que los votos”.

Es crítica hasta las últimas consecuencias, incluso hasta el punto de desprestigiar  los valores americanos que no trata directamente BOB pero que subyace durante toda la serie (militarización, orgullo, patriotismo), la película habla de cierto contrabando ilegal por parte de militares estadounidense de manera explícita:

“Cuando El ejercito de los estados unidos se van de una zona de guerra no suelen llevarse el armamento, es más caro llevárselo que comprar una nuevo. Los vendemos por kilos. Claro que el ejército de los Estados Unidos se llevaba su tajada. El sueldo de un militar en los años 80 no era mejor que ahora. Y algunos generales necesitaban el dinero pera sus guerras particulares”.

Pero esta actitud radical y desganada que se cristaliza en crítica (o al menos el público la entiende así) a veces se muestra de manera menos pronunciada, más implícita aunque igualmente demoledora, evidenciando una afrenta moral y una afrenta que indica una risotada irónica a espaldas de Estados Unidos. Eso sí, antes de que Estados Unidos se vuelva y la descubra:

                                   “Vendía Ucis fabricadas en Israel a los musulmanes, balas hechas por los comunistas a los fascistas, incluso mandé por barco un cargamento a Afganistán cuando aún luchaban contra mis compatriotas soviético. A Osama bin Laden nunca le vendí nada y no por principios, sino porque por aquella época solían devolverte los cheques”.

Aquí Yuri considera al mismo nivel a Osama bin Laden, a los fascistas, a los comunistas, a los judíos y musulmanes. Esta falta de tacto para son sus compatriotas estadounidenses nombrando al peor enemigo del país solo cuatro años después de los atentados del 11 S, confieren a la película un aura de sinceridad arriesgada, una apuesta por mostrar una verdad desgarrada que a diferencia de la que se haya forjado en las trincheras de 1945, está muy presente en el mundo actual. No es de extrañar que Andrew haya tenido problemas para encontrar inversores americanas en la película y que  esta solo haya recaudado la mitad de su coste en EEUU. “La película no tiene ningún tabú” piensa el espectador y por ello es más probable que nos cuente la verdad de lo que está pasando. Esa es su baza de realidad.

La metáfora impúdica, impasible, sucia. Así podríamos definir al recurso del que se sirve más de una vez  Andrew Niccol para retratar la realidad desde el punto de vista de Yuri. Esta es una de las grandes diferencias con BOB, porque concentra todas las virtudes (o desvirtudes) de ESG, primero porque es humor, humor de guerra que contrasta con el aire de solemnidad que respira la serie de HBO y segundo porque condensa todos los valores de ESG, lo que convierte a este recurso en principal enemigo de Band of Brothers: la sorpresa ante la risa frente al horror,  la ironía, el sarcasmo, el descaro, el abandono a la individualización. Varios ejemplos de esta metáfora o que condensen su mismo tono:

Yuri escucha disparos mientras cuenta el dinero, y se asoma para ver que un niño está disparando una AK47 repetidamente. Todo esto impregnado con una música que desata, que incita a bailar. Él lo observa con una sonrisa y volviendo al niño que dispara, la cámara se centra en el plano detalle del arma que se transforma en lenta: los chasquidos del repetidor ya no suenan como los disparos de un rifle sino como una caja registradora.

Otra escena del mismo calibre (y nunca mejor dicho) es precisamente la presentación del arma AK-47, esta se hace con primerísimos primeros planos del rifle y la elegante música del lago de los cisnes de fondo mientras Yuri hace los honores:

                                “Es el fusil de asalto más popular del mundo, arma que todos los combatientes adoran, una fusión elegantemente simple de acero forjado y contrachapado de cuatro kilos. No se rompe. No se encasquilla, ni se recalienta. Ni recubierto de barro, ni relleno de arena deja de disparar. Es tan fácil de usar que un niño puede hacerlo y lo hace. Los soviéticos los tienen en una moneda, Mozambique en la bandera”.

Pero es cierto que El Señor de la Guerra reflexiona de primera mano sobre los problemas de la globalización de armas, la pobreza y la economía de guerra sumergida y se interna en contextos muy pantanosos para el cineasta como pueden ser el auge del contrabando de armas tras el final de la Guerra Fría. “El final de la guerra fría fue el periodo de más actividad en el tráfico de armas, seguro que no era lo que tenía en mente el camarada Lenin cuando habló de la redistribución de la riqueza, pero yo no era el único que estaba dando un curso intensivo de capitalismo, tenía rivales”.  Las drogas o las guerras en África “el sueño erótico de todo contrabandista, para entonces a occidente le importaba una mierda” y el papel que empeñan los dictadores en el continente negro también entran dentro del imaginario de historias que no interesan mostrar y que a  que la  película dedica buena parte del metraje.

El Señor de la guerra arremete contra el individualismo capitalista, con el afán de riqueza, contra el absurdo de las armas y lo hace desde dentro, pretendiendo mostrar todos los entresijos del telón de fondo de la guerra. Estableciendo un símil personal, Band of Brothers se acercaría a las películas de cine bélico al uso mientras que ESG estaría tutelado por una moral de documental made in Michael Moore. Pero si El Señor de la Guerra tiene un momento donde se ponen todas las cartas sobre la mesa, esto es donde refleja el tono del film y se desarrolla la crítica explícita esa es la escena final. Yuri ha sido finalmente arrestado por Jack Valentine un agente de la Interpol que ha estado persiguiéndole durante todo el film mientras que él ha utilizado todo tipo de artimañas para escapar. Le interroga en una habitación cuando el señor de la guerra le contesta:

                             “Disfruta, -¿De qué? –De esto dime que soy todo lo que desprecias, dime que soy el demonio en persona, dime que soy….¿cómo era? Responsable del desmoronamiento del tejido de la sociedad y del orden mundial. El genocidio hecho carne. Dime ahora todo lo que quieras. Porque no hay mucho tiempo. -¡Creo que no comprendes la gravedad de tu situación!- Mi familia me ha repudiado, mi mujer y mi hijo me han abandonado, mi hermano a muerto Créeme comprende perfectamente la gravedad de mi situación, pero te aseguro que no pasaré un segundo en los tribunales (…) Déjame contarte lo que va a pasar así podrás irte preparando. Pronto llamarán a esa puerta y te dirán que salgas, fuera habrá un hombre que te superará en rango jerárquicamente. Primero te felicitará por lo bien que lo has hecho, te dirá que estás haciendo del mundo un sitio más seguro, que van a concederte una distinción y a ascenderte. Y después te dirá que tienes que soltarme. Tú montarás en cólera, seguramente le amenazarás con dimitir. Pero al final, me soltarán. La razón por la que me soltarán es la misma por la que tú crees que me van a condenar. Yo me codeo con los seres más viles y sádicos que se hacen llamar líderes en la actualidad, pero algunos de esos hombres son los enemigos de tus enemigos. Y como el mayor traficante de armas del mundo es tu jefe, el presidente de los Estados Unidos, que envía más mercancía en un día que yo en un año, a veces es un poco violento que estén sus huellas en las armas. A menudo necesita un freelance como yo para abastecer a fuerzas a las que a él no le pueden ver abasteciendo. Así que, ya puedes decirme que soy un mal, pero por desgracia para ti, un mal necesario”.

En la película todo discurre para desembocar en este momento donde Yuri expresa el tono dramático del film alertando al espectador de que no hay solución. El planteamiento general al que ha virado el rumbo del mundo está enfermo y no existen diablos, ni ángeles, solo intereses individuales. Intereses en el amor (como cuando compró el amor de su propia esposa), intereses imperialistas (cualquier país en los que se mueve la película), intereses irrefrenables (su hermano adicto a la coca), intereses comerciales (su relación con el pez gordo dentro del negocio), intereses familiares (cuando tras la Guerra Fría establece negocios con su tío, un  general ruso con contactos en el ejército), intereses, finalmente. El único personaje que no muestra este tipo de interés es Jack Valentine que ha querido coger a Yuri y parar las matanzas innecesarias, la injusticia, y él mismo acaba tambalear su cosmogonía de fuerzas y poderes, de bien y mal, sus códigos morales, su  ética de mundo justo. Y el del espectador.

Seguramente la audiencia tenga todavía en la cabeza todo eso cuando se percaten de que son las 12:00 y la panadería de debajo de su casa está a punto de cerrar, quizá le estén dando vueltas todavía cuando bajen en el ascensor, cierren el portal y salgan a la calle, puede que incluso ese pensamiento derive en una reflexión crítica sobre qué cojones estamos haciendo, en qué se ha convertido el mundo mientras se confunde con la certeza de que hace mucha claridad para ser ocho de Febrero mientras cruzan la acera y miran a un balcón en concreto del bloque de enfrente. Cuando entren en la tienda y compren el pan, si le han golpeado lo suficiente, se pregunten dónde va a parar ese dinero. Es posible que salgan de la tienda y piensen que tienen que llevar el coche al taller, pero que esto no puede quedar así, que existen muchas cosas que no conocemos y deberíamos conocer. Cruzarán la calle y se preguntarán si habrá llegado su libro a la Fnac, si Rigoberta podrá venir el fin de semana, que tienen que ir al cine al ver la última de Steven Spielberg y ya no habrá sitio para la frivolidad del hermanamiento de sangre, esa representación audiovisual de un mundo sombrío, el escenario donde se representa la guerra.

Porque nos hemos acostumbrado a ese escenario, lo hemos interiorizado en las emociones. El tiempo le ha cedido un sitio al lado de las películas de acción, de aventuras, históricas, incluso románticas. Lo hemos bautizado como “cine o documental bélico” en el imaginario colectivo del entretenimiento: se hacen películas sobre la guerra para ganar dinero, para impresionar, por motivos morales (incluso personales)  o simplemente para ver la muerte de la guerra con ojos de espectador, de asombrado espectador quizá, y el buen espectador  paga por un trabajo bien hecho. Uno paga para ver una buena guerra, una guerra creíble al menos. En la edición de la serie caja metálica BOB los extras te dan la oportunidad de ver   los anuncios con los que la HBO promocionó la serie en televisión, uno de ellos mostraba en unos pocos segundos a las tropas marchando en una playa (por asociación del público Normandía, aunque la playa en la serie no aparece) y justo después en el mismo escenario los soldados desaparecían y aparecían de la nada tres todo terrenos de la marca Jeep. Me pregunto si los hombres de BOB se preguntaban, cuando estaban recibiendo tiros de los alemanes en la guerra, que llegarían algún día a ser imagen publicitaria de Jeep. Pero es cierto, hemos aprendido a consumir guerra, a darle un toque dramático, divertido, irónico, seco, razonablemente objetivo, incluso poético. Es por todo esto, quizá sea esta fascinación enfermiza y excesiva la culpable de que nos acostumbremos plácidamente al escenario, pero al mismo tiempo, sea la responsable de que no nos habituemos jamás a la obra macabra de teatro que se representa.

 

                              “Debemos hacer pasar esta lección. No la olvidéis. Porque aprenderla fue muy dura”

 

Esta declaración del Mayor Winters se pierde entre el gentío, en la aglomeración de la premiere de la serie, en el 57 aniversario del día D en Paris. Esperar olvidar algo que está ocurriendo es una forma de autoengaño. Con  más de una veintena de guerras civiles que están en activo actualmente en todo el planeta lo que porcentualmente parecía absurdo es que la única la imagen que atribulara a mi amigo en su habitación fuera la cara de un soldado americano de la Segunda Guerra Mundial. Mi amigo se equivocaba, el problema no eran las caras, el problema era que esas caras americanas tenían más de 72 años.

“¿Sabéis quién heredará la tierra? Los traficantes de armas, por que el resto están demasiado ocupados matándose entre si. El secreto de la supervivencia es evitar las guerras, sobre todo con uno mismo”.

                                                                                                    Yuri Orlov, traficante de armas.

Fuentes documentales

Peliculas/series:

  • Band of Brothers (2001)
  • Salvar al soldado Ryan (1998)
  • La delgada línea Roja (1998)
  • El señor de la guerra (2005)

Documentales/otros:

  • Documental We Stand Alone Together: The Man Of The Easy Company.
  • Behind The Scenes: The Making Of “Bands Of Brothers”.
  • Video conmemoración del día D, Paris.
  • A Message From Jeep.

Consulta:

 

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